Tal parece que los sagrados y cruciales principios constitucionales que nacieron a consecuencia de la sangre derramada que costó la vida a un millón de mexicanos, cuando la República tenía solamente nueve, han resultado letra muerta para las Señoras Claudia Sheinbaum y Ernestina Godoy.
En primer término ambas pretenden con sus palabras y acciones aplastar con agresividad un acto de elemental Justicia. En fecha reciente el coto de poder de la Primera Fiscal de la Ciudad de México puso a disposición del Poder Judicial de ésta Capital, mediante carpeta de investigación correspondiente a tres mexicanos, delincuentes o nó, acusándolos de un delito previamente fabricado por la inopia de la Titular de la Representación Social, imputación derivada a consecuencia de una indagatoria en la que con métodos gansteriles y de supino desconocimiento en materia de integración y acreditación de responsabilidad, se hicieron constar hechos deleznables, que ahora son calificados como un muy grave atentado para la justicia.
En segundo término: El circo del Estado de Derecho, montado, dirigido y defendido por Ernestina Godoy y su caterva de ignorantes, fue realizado con un desprecio absoluto a nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y a la buena fe que debería prevalecer en los actos, indagaciones, acusaciones e imputaciones que formule la Garante de la Sociedad Capitalina.
Desearía que a mis estimados lectores les quede muy claro el problema planteado, en esa virtud a nombre de los integrantes de la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C., me permito transcribir con las propias palabras publicadas por Claudia Sheinbaum en sus redes sociales lo siguiente: “Es inconcebible, inaudito que un Juez haya dejado en libertad a un delincuente con argumentos menores. La seguridad y la justicia sólo es posible con el compromiso de los tres poderes, por ello es necesario la revisión de éste y otros casos por parte del Poder Judicial de la Ciudad de México”.
Debo y es mi obligación preguntar como abogado, si el Soberano Principio de División de Poderes que quedó consagrado en el espíritu de la Carta Magna del 17 ¿Tiene alguna importancia para la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum?. La respuesta deviene IPSO FACTO y contundente: Ninguna.
La prueba de ello es el hecho cierto y radicalmente criticable, que en los tiempos de ésta Cuarta Transformación de la Nación, resulta ser que a Ernestina Godoy se le ocurrió solicitar el libramiento de una orden de búsqueda, localización, captura y aprehensión en contra de Oscar Andrés Flores Ramírez “el lunares”, Carlos Juan Monroy Fuentes “el santero” y Lenin Canchola Martínez “el Lenin”, por el hecho cierto, según ella, que la Ley señala como delito de secuestro express, en agravio de una víctima de identidad reservada, pero debidamente identificada.
Para fundamentar y tratar de justificar la ignominia e ignorancia de la Fiscalía Capitalina, la señora Ernestina Godoy, según sus conocimientos de cómo se debe procurar justicia tomó en consideración de manera fundamental la entrevista de la víctima de identidad reservada, la cuál fue realizada dentro de las propias instalaciones de su Fiscalía, a través de la cuál, según el parecer de ella, logró establecer que el hecho delictivo tuvo verificativo el día once de septiembre de dos mil diecinueve, aproximadamente a las veinte horas en las Calles de Manuel Doblado de la Colonia Morelos. Entrevista que según su leal saber y entender encontró soporte fundamental con los informes emitidos por una muy brillante, honesta e inteligente Policía de Investigación a través de los cuales se dio cuenta de una denuncia que fabricaba e implicaba a unos inocentes, perdón, corrijo, que involucraba a los imputados como miembros activos de la Unión de Tepito dedicados en cuerpo y alma a actos delictivos en el Barrio Bravo de Peralvillo. Aquí queda perfecta y jurídicamente cimentada la trama de su Circo de tres pistas del Estado de Derecho: Haciendo inspección, según ella, de dicho lugar, así como del sitio en que se ejercitó y ejercita la privación de libertad, aunado a un reconocimiento, ojo con esto, de persona a través de fotografía mediante la cual la victima reconoció a los tres involucrados.
Con todas esas calidades y cantidades de conocimientos Ernestina Godoy, nos pretendió hacer creer a todos los mexicanos, que resultaba ser sin menoscabo alguno, mejor investigadora que el Dignísimo Abraham Polo Uscanga, quizá mejor incluso que el propio Sherlock Holmes.
Lo recientemente acontecido a raíz de la decisión de un Juez probo, digno, valiente, docto, respetuoso de la norma y lo cual ha demostrado con creces al sostener el Estado de Derecho, nadie duda ahora en México, incluyendo a Tepito, Iztapalapa, Tláhuac y Peralvillo que Ernestina nos montó un circo de tres pistas con su ocurrente acusación.
Ahora Ernestina debe una explicación del porqué utilizó a una víctima que no existe para acusar “al lunares”, “al Santero”, y “al Lenin” de un secuestro fabricado por su caterva de agentes del ministerio público, genízaros, polizontes e ignorantes. El Señor Juez Don Joel De Jesús Garduño Venegas, evidenció con su alta capacidad jurídica y resolución que existió un asqueroso montaje, el cuál fue realizado utilizando una víctima inexistente. Primera pista de su circo del Estado de Derecho hecha pedazos.
La manera de actuar descrita con antelación, con independencia de prestarse al desprestigio de la justicia de nuestra gran Capital, nos hace pensar en alguna insolvencia de criterio por parte de la autoridad. Pasemos ahora a la segunda pista de tan aberrante montaje, la cual tampoco podrá jamás perdonarse por la burla sin referentes. “El santero” haciendo uso de su sagrado derecho de ser escuchado en juicio contradijo a Ernestina y dijo el de Peralvillo, ante la Honorable Potestad Jurisdiccional, palabras más, palabras menos : “Yo no me encontraba en México, estaba en Cuba” y solicito ya la que la Ley me lo permite probar ello con el auxilio judicial. La enorme dignidad del Juez Joel De Jesús Garduño Venegas, obsequió ello y requirió a una conocida aerolínea mexicana y al Instituto de Migración, quienes sin ser comparsas o bufones de nadie en aquél circo montado, no sólo informaron sino también probaron que “El santero” decía la verdad. Vaya sorpresa, la justicia derrumbó la segunda pista del circo del Estado de Derecho montado por Ernestina. Su fin está próximo, pero va a dejar una estela de ineptitud y podredumbre jurídica imposible de superar.
Tengo todavía, argumentos más graves que llevaran a determinar el derrumbe de la tercera pista, la principal y los cuales no son cosas menores como afirmó la Señora Claudia. “El lunares” por conducto de su muy experimentado defensor, al cuál saludo, ofertó como prueba demostrativa a favor de su defenso la testimonial de la víctima, que según Godoy, había sido secuestrado, así como la prueba testimonial de una alta funcionaria de la Secretaria de Gobernación adscrita a la Dirección de Información Migratoria y ambas ante la honorabilidad del Juez, bajo protesta de expresar verdad y advertidos que podían quedar presos sino lo hicieren declararon. El primero, el secuestrado (según Godoy), expresó: “yo nunca he presentado denuncia alguna, no reconozco la firma impuesta en la acusación, tengo 16 años trabajando en Televisa” (golpe certero a la cosita menor de Claudia) y la segunda demoledoramente refirió “el santero si estaba en Cuba”, así lo avalan documentos oficiales. Vaya drama el vivido en esa tercera pista del espectáculo montado por Ernestina. El Circo se vino abajo.
Con estos antecedentes, la majestad de la Justicia representada por Don Joel De Jesús Garduño Venegas, determinó: “Ante la falta de veracidad de la acusación formulada y siendo el soporte fundamental de los mandatos de captura, el resto de los datos de prueba resultan insuficientes para acreditar la existencia del hecho que la ley señala como delito”.
Seamos claros. Nuestra Constitución exige a Claudia y Ernestina que apliquen exactamente la ley y eso no son argumentos o “cositas menores”.
Con ello como dice mi amigo Francisco Rodríguez JUZGUE USTED!!!!!!….
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C..