CIUDAD DE MÉXICO.- Desde la curva de enero, la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) advirtió que la carestía se sostendría durante todo el año a causa de la inflación. En febrero el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) confirmó esta proyección al reportar una inflación del 3.7%, la más alta desde la mitad del 2019.
Ahora, al ser decretado como pandemia el coronavirus por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ANPEC prevé que la inflación y la carestía se apuntalarán con mayor fuerza en el país, lo cual complicará la manutención de miles de hogares mexicanos.
En el monitoreo mensual que ANPEC realizó en 8 estados de la República (Ciudad de México, Tlaxcala, Hidalgo, Jalisco, Nuevo León, Guanajuato, Estado de México y Querétaro) se registraron alzas considerables en los precios de productos de primera necesidad de la canasta básica. Entre los alimentos que tuvieron un alza mayor respecto al mes anterior se encuentran: jitomate (81.81%), aguacate (55.55%), limón (44.44%), tomate (35.13%), azúcar (30.76%), sardina en lata (23.07%), huevo (9.77%), frijol (9.09%), arroz (4%), entre otros.
“Todo indica que la carestía de la vida seguirá elevándose, de hecho, va a continuar puesto que la pandemia del coronavirus ha arrastrado ya los precios petroleros y elevado el costo del dólar, que no es otra cosa que la devaluación del peso. Al final del día esto impactará indiscutiblemente en el costo del abasto y suministro de los productos, encareciendo sus precios, ya que muchos de ellos los tenemos que importar para poder satisfacer la demanda de nuestro mercado”, aseguró Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.
Ante la postura tímida del gobierno federal al enfrentar esta amenaza sanitaria con una estrategia de mitigación y no de contención, han surgido grandes reservas al respecto, pues se debería aprovechar este valioso tiempo para diseñar una estrategia integral de contención a la pandemia que abarque todos los ámbitos (social, salud, laboral, educativo, recreativo, financiero y movilidad) e ir sensibilizando a la población sobre esas medidas de emergencia que la contingencia sanitaria eventualmente nos orillará a tomar: horarios laborales escalonados, home office, educación a distancia, suspensión de eventos masivos (espectáculos, deportivos, culturales), protocolos que nos irían llevando a una transición de una cotidianidad con movilidad libre a una cotidianidad con movilidad mínima requerida.
Aunque en México se cuentan pocos casos, es importante hacer hincapié que no es porque no exista la pandemia en el territorio, sino que no se tiene la efectividad sanitaria para detectarla, por lo que puede haber muchos más casos de los que actualmente se contabilizan. Cuando el país se encuentre de frente con esta pandemia, roguemos que no sea demasiado tarde para contenerla. Por ello, ANPEC exhorta al gobierno federal a que prevea el conjunto de medidas necesarias que garanticen, entre otras cosas, el abasto de alimentos de primera necesidad a la población que evite compras de pánico, especulación y desabasto, como lo ocurrido recientemente con el gel antibacterial y los cubrebocas.
Los países europeos que se han puesto a la vanguardia han decidido que la población se quede en casa para ofrecer una mejor contención a la pandemia, promoviendo virtualmente la “autocuarentena”. Por su parte, empresas en México están aplicando protocolos de seguridad sanitaria, cancelando eventos e incluso viajes; un ejemplo más lo encontramos con de Uber y Didi, que han orientado a sus conductores que eviten contacto físico con sus pasajeros y porten gel antibacterial; universidades como el ITESM se han preparado para suspender clases presenciales y darlas a distancia. Todo esto nos da cuenta que la sociedad empieza a rebasar al gobierno, cuya actitud pausada y descontextualizada va en sentido contrario de lo que ocurre en la región y en el mundo, y riñe con el sentido común de la gente al minimizar esta emergencia global sanitaria que se pronostica una propagación acelerada para fines del mes de marzo.
En cuestiones de salud, obvio es que deben ser los doctores quienes tengan la voz cantante, pero en políticas públicas de salud siempre será más recomendable que sobre a que falte. No debemos limitarnos al tomar precauciones.
“El canal de abasto tradicional está preparado para trabajar en condiciones de excepción ante el colapso económico en curso, producto de la emergencia, poniendo por delante el abasto y la satisfacción de las necesidades básicas para evitar compras de pánico que generen desabasto y momentos de especulación. El pequeño comercio ratifica su compromiso de estar al servicio de sus clientes y se declara sensible del momento tan difícil que atraviesa la humanidad. El comercio local estará a la altura de la crisis como lo ha demostrado en muchos momentos, no debe haber duda al respecto. Por último, sobra decir que no es momento de buscar culpables, lo que se exige es encontrar responsables. El gobierno es el responsable de la conducción nacional y por su actuación ante esta contingencia. La historia los juzgará”, concluyó Cuauhtémoc Rivera.
AM.MX/fm
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