• Proteger la vida de los mexicanos
• Pero los AK-47 matando mexicanos
Del dicho al hecho hay un gran trecho:
El dicho: “La política de seguridad del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto está dirigida a disminuir la violencia y a proteger la vida de los mexicanos. Lo acaba de afirmar en Acapulco Roberto Campa Cifrián, subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación.
El hecho: Con huellas de tortura y asesinados con armas AK-47, conocidas como cuerno de chivo, fueron encontrados ayer los cuerpos de cinco personas del sexo masculino sobre la carretera estatal Atoyac-El Paraíso, en el municipio de Atoyac de Álvarez en la costa grande de Guerrero, donde está Acapulco.
El dicho y el hecho tuvieron como escenario el estado de Guerrero, centro de la lujuria acapulqueña y de la miseria de los anfiteatros de la miseria. Encuentro de la búsqueda de la diversión, del placer, que proporcionan al cuerpo y a la mente el sol, la arena y el mar, y de la violencia asesina.
Campa Cifrián aseguró, durante los trabajos del Primer Encuentro Nacional de Comunicadores en Seguridad Pública del país, que “El propósito del Programa es prevenir la violencia y delincuencia en el país, para incidir en la construcción de sociedades y comunidades más cohesionadas, inclusivas y seguras”, apuntó Campa Cifrián”.
Voy a empezar a creer que ese asunto de la violencia todo pareciera simulación perdida en el laberinto de las palabras. La inseguridad pública, la disminución del número de asesinatos que presumen los informes gubernamentales, no pasan de ser producto de la filosofía de la oratoria del ilusionismo, de la fantasía.
Desciende 47 por ciento el índice de criminalidad en los primeros cuatro meses del año, pero nos desayunamos leyendo el periódico con ejecuciones en Guerrero, Michoacán, Chihuahua y el estado de México.
No hay duda de que el secretario Miguel Ángel Osorio Chong, y obviamente Peña Nieto, están poniendo todo en la prevención de la violencia. Ni dudarlo. Pero la realidad rebasa al discurso. Es muy cierto lo que dijo el amigo Víctor Avilés Castro, director de Comunicación Social de la Secretaría de Energía, en el sentido de que “Esta situación mejorará cuando cambien las condiciones sociales y haya más empleos, pero es una solución a largo plazo”. Y yo diría que a muy larguísimo plazo. Prolongadísimo es el término correcto.
Uy. Y ese cambio está, por ahora, en la cola de un venado, como dicen mis paisanos chiapanecos. En la cola de un venado quiere decir “inalcanzable” con la política económica neoliberal que privilegia la acumulación de ganancias de quienes detentan los grandes capitales. Política de la cual el gobierno de Peña Nieto no sólo no quiere desprenderse, sino que la ha adoptado como política económica. Y eso que sus autores están ya abandonando este mundo, como lo hizo recientemente la Dama de Hierro, quien fue testigo en vida del fracaso del neoliberalismo.
Y así cualquier política de seguridad pública, de prevención de la violencia, no tendrá repercusión real mientras se mantenga la misma estrategia política y económica. Desde hace cuatro meses los responsables han cambiado, pero las circunstancias, por desgracia, son iguales, y en esto este escribidor está de acuerdo con el perredista Barbosa, que no por ser perredista no tiene razón.
Ha bajado el perfil mediático de la presencia de las fuerzas de seguridad en las calles. Aparentemente ha habido una retirada de las partidas militares. No se combate la violencia con la violencia, como lo define el secretario Osorio Chong, al estilo del movimiento de resistencia pacífica. Pero la violencia persiste.
Vamos ya descubriendo que por sobre los sicarios de las bandas del crimen organizado y del narcotráfico, hay otros sicarios más sanguinarios como el desempleo, la extrema pobreza, la ignorancia, el hambre.
fgomezmaza@analisisafondo.com
www.analisisafondo.com