Claudia Rodríguez
De gira por Aguascalientes, San Luis Potosí y Zacatecas a principios de este mes de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que con tantos años que le costó a su movimiento llegar a la Presidencia, el poder no los iba a marear, ni a atontar; además de ue cuando no hay ideales el poder atonta a los inteligentes y a los tontos los vuelve locos.
Ante las propias premisas expuestas por el jefe del Ejecutivo federal y los dislates a los que desde esa magistratura hemos estado expuestos los mexicanos, no pocos nos hemos preguntado en la soledad y frente a otros interlocutores: ¿Qué le pasa a López Obrador?
Ideales tiene por montones el actual mandatario de México, quien también los endosa al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) perdido en el control del coto de poder que va disminuyendo con el activo político López Obrador con todo y su promocional conferencia mañanera.
Terminar con la corrupción y la violencia, está muy lejos de lograrse en este sexenio, al grado que no se observa viabilidad para sentar las bases que alcancen a reducir en algún futuro, a expresión mínima los actos corruptos y criminales.
La economía mexicana en tanto, también se encuentra más arruinada que aliviada con las omisiones del actual gobierno y los gurús de la economía hacendaria que nada más atinan a inyectar carretadas de miles de millones a la paridad del peso-dólar, y en tiempos de coronavirus, a intentar parar las urgentes políticas de salubridad que requiere la emergencia sanitaria.
Total, el presidente López Obrador, tendrá uno de los comodines perfectos para endosar a la presencia de los contagios por el Covid19 en México, el fracaso de la economía en este 2020, y entre tanto, seguiremos aguantando sus dislates, disfrazados de inteligencia. ¿Y locura?
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