La cifra de 2 defunciones, 203 contagiados, 606 sospechosos y 1, 111 casos “descartados” (o negativos), no propician la duda, sino la certeza de que estamos frente a una narrativa confeccionada a modo por las propias autoridades.
Redacción NoticiasMX.- Si en países como Estados Unidos e Italia, donde los parámetros del fenómeno han superado abrumadoramente cualquier expectativa, existen ya voces críticas que con toda objetividad dudan de la veracidad de las cifras que vienen desde los gobiernos, en México, con mucha mayor razón la duda se esparce y se multiplica.
Ya es una razón común.
En esos dos países, se contó desde que se vislumbró el problema de dimensiones pandémicas, se estructuró un plan, se diseñaron protocolos para la población amenazada y los sistemas de salud (públicos y privados) y se destinaron recursos públicos para atender el problema.
No obstante lo anterior, se calcula que en ambos casos el conteo oficial, llevado de la mano del propio gobierno, se queda corto frente a la realidad.
No sólo no es exacto; es a decir de los ciudadanos italianos y americanos, groseramente manipulado.
Los mejores indicadores los están dando las propias casas funerarias, no el conteo “modoso” y misteriosamente “diseñado en un mismo logaritmo” de crecimiento.
En funerarias de Lombardía, la región más azotada de Italia por el Covid-19, el nivel de ventas de servicios funerarios creció 600%. Por ejempo, cuando el nivel de muertos en el mismo mes del año anterior fue de 110 en una funeraria promedio de Bérgamo, en el mes equivalente de este 2020, es de 635.
Es sólo un ejemplo, que ha alertado a la población a cuestionar el conteo oficial del gobierno italiano. Que maneja una cifra que puede ser entre 5 y 10 veces más grande.
Y es que los infectados ya no están en los hospitales, que resultaron insufcientes, igual que en Estados Unidos. Los infectados estarán -o estaremos-en nuestras propias casas-, con o sin síntomas.
De ahí la importancia que revistió desde el primer día del problema, “el cercado sanitario” y los protocolos aplicados por países como China y Rusia, por ejemplo.
La crítica en Italia, por ejemplo, ha sido que no hubo en Bérgamo, la ciudad más afectada, por ejemplo, una “zona roja de infección” delimitada en febrero que detonó el problema, lo cual pudo evitar cientos de miles de contagios; que fueron exportados como en el caso de México y otros muchos países.
En China hubo, no sólo en Wuhan, sino en otras ciudades como Tianjin, una estrategia llamada “la muralla azul”, en algunos barrios y conglomerados donde se agudizó el registro de infectados. Reguló el contacto de los infectados y focalizó el problema.
Fue duramente criticado, por nacionales y por extranjeros, al compararse con un amarallamiento de la edad media o del antiguo Impero Chino, que construyó la muralla que los distingue en la historia universal.
No obstante los resultados ahí están; les funcionó la muralla azul.
En Rusia ni se diga. El gobierno de inspiración militar de la Federación Rusa, desde el inicio de la epidemia cerró sus fronteras y supo poner “cercos sanitarios”. No se anduvo por las ramas Putin. Hoy no tiene fallecidos, hasta donde se sabe y el problema lo tiene controlado.
En México, ya detonó el brote. Empieza la pendiente de la curva de crecimiento en el número de contagiados.
2 defunciones, 203 contagiados, 606 sospechosos y 1,111 casos “descartados” (o negativos) de contagio, a este corte del 20 de marzo, partiendo del día 27 de febrero en que se registró “oficialmente” el primer contagiado en México, realmente no dice nada del problema.
No dice nada de lo que está pasando en el terreno, afuera de hospitales y al margen del conteo modoso que hace el subsecretario López-Gatell todas las mañanas, durante conferencia presidencial matutina.
Muy pronto, los infectados, que seremos alrededor del 70% según reconoció el propio subsecretario de Salud, estaremos en casa, confinados como ya lo estamos.
Ahí será donde se libren las verdaderas batallas. No tenemos siquiera las 10 mil 850 camas ni los 10 mil 850 ventiladores para respiración inducida, que supone López-Gatell en sus cálculos “alegres” se necesitarán para hospitalizar a ese 4% de contagiados graves que habrán en un lapso que originalmente dijo sería de 12 semanas y que este viernes amplió hasta el mes de octubre.
Y si se quisieran comprar -ahora sí- como lo anunció este viernes por la tarde el presidente en su gira por la provincia… ya no habrá ninguna empresa de ningún país que los tenga a la venta. Estalló el “brote” de la pandemia y estalló la crisis económica y humana.
Un extraño caso este, el del epidemiólogo Hugo López-Gatell, un hábil “cuenta-infectados”, que saca sus propias cuentas y que supone que la población las asimila nomás porque lo dice él.
La decencia ni la eficiencia no la dan los “modos”, sino los hechos.
Que nos enseña tiernamente a estornudar “en el codo”; (se estornuda así dice: “¡achú!”), con una vocecita modosa; que nos pretende vender la idea de que sólo “uno… o dos mexicanos” han fallecido.
El punto álgido del asunto, es que no han aceptado como grupo en el poder, que la epidemia les obliga a despojarse de actitudes clientelares.
El propio Presidente López Obrador se niega a ceptar que tiene ante sí un problema serio. Lo subestima. No estaba en su presupuesto. Con todo y la adversidad que le acarrea la crisis del coronavirus a AMLO y su gobierno, aspira a seguir “placeándose”, aunque sea en una especie de “papamóvil como en su gira de este jueves por Guerrero y Oaxaca.
Y no son dos fallecidos y 203 contagiados.
El protocolo burocrático al registrar a un prosible contagiado, es el mejor filtro para que el Gobierno eluda su responsabilidad.
Ya el Senador del Movimiento Ciudadano por Nuevo León, Samuel García, puso el dedo en la llaga hace unos días, denunciando puntualmente en qué consiste la trampa: no se le registra como infectado o sospechoso de “coronavirus” a quien acude a las instancias médicas a hacerse la prueba de detección, sino de influenza o de otro tipo de malestares del rubro respiratorio, a quienes auscultan.
Eso pasó en Italia y en Estados Unidos también y la población lo tiene muy claro.
Allá, con el agravante de que a los fallecidos, en un ínfimo porcentaje, se les hizo la prueba y se les “contabilizó” como portadores”.
En Estados Unidos, denuncian que uno de cada 10 víctimas del coronavirus, solamente es contabilizado, porque no se le detectó como portador durante su agonía.
Esperemos que no tengamos que padecer en México, de estas mezquindades provenientes del gobierno, que hace ya sus propias cuentas.
Muy pronto ese conteo ofical que hade el Gobierno de México será tan inútil como ofensivo, que será ignorado por la gente.
El siguiente vídeo es tan sólo una muestra que confirma lo que la gran mayoría de los mexicanos piensa de la contabilidad que hacen los gobiernos y el de México en lo particular, sobre la pandemia del coronavirus.
Este es el vídeo:
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