Ruben Cazalet
El valiente mensaje del gobernador de Nueva York
El gobernador, Andrew Cuomo, ordenó que el 100% de la fuerza de trabajo no esencial se quede casa. La imposición de “las medidas más drásticas que se pueden tomar”, acepto que se registraron 2.950 casos en un día y que el total es de 7.102. (En marzo 03 no existía ningún caso).
Informó que ya hay en el estado más de siete mil infectados y 35 decesos en este corto plazo.
¡Todos estamos en cuarentana!
Las medidas a tomar para cerrar la válvula de contagio:
• Operación solo de los comercios esenciales
• Las personas que tienen que trabajar, hacerlo desde su casa
• Permanecer en casa
• Los trabajadores en las calles a sus casas, a menos su actividad sea prioritaria
• En esencia todos a casa
• Reforzó la capacidad de respuesta en hospitales en cuanto a número de camas y respiradores
• Actualmente existen 50 mil camas en los hospitales, el digito se podría ampliar
• No realizar cirugías a menos sean críticas
• Apresura el aumento de enfermeras y enfermeros aunque estén retirados
• A los proveedores de sumistros para combatir el virus, se comprometió a pagar de inmediato, mascarillas, guantes, respiradores y otros
• A empresas que no fabrican esos productos pero por su línea de producción lo pueden hacer, el gobierno estatal se comprometió a fondearlos.
Después de vivir en La Gran Manzana por quince años o más, permite ser inmunes a los propios Manhattees (los residentes de Manhattan), de sucesos aparatosos, nada asusta, todo es posible en un abrir y cerrar de ojos. En esta ocasión, después de septiembre once, la crisis económica del 2008, pareciera continuar la vida con el dolor de siempre, nos da a ser permisivos, entusiastas, reconocimiento a tales fatalidades.
¿De dónde nos sale tal empuje? La ciudad misma nos lo impone, la creatividad, la necesidad económica, la competencia nos lleva a altas montañas de ensueño y sueños por cumplir.
Nuevos restoranes, nuevos bares, el elenco artístico desde el Lincoln Center reconocido por la promoción del arte, el ballet, la ópera, y algunos emblemáticos acontecimientos a nivel mundial. Plantarse en ese escenario representa la magnificencia del artista.
Broadway, otro espacio sintomático de la perfección artística, obras musicales o las innumerables obras teatrales y musicales, cuna de actrices, actores, músicos, compositores y el elenco de quienes logran tocar el firmamento.
También aquellos sitios a donde los pinitos van a flor de piel, bares, antros, escenarios para demostrar talento. Todo ellos merecen un triple aplauso por la generosidad de sus actuaciones en busca de alcanzar el estrellato.
Los mañosos como este escribano, acudo a las obras de off-Broadway, el laboratorio para sensibilizar si el quehacer “pinta’ para éxito.
Acudo a ambas, y, por supuesto al Lincoln Center, en un afán de desmentir que el Rock’and Roll’ es lo máximo. Gracias a esa tarea tardía, reconozco los diferentes cajones del arte, incluyo, pintura, escultura, arqueología más los que no menciono por falta de memoria en este caso.
No desataco el alto privilegio de asistir a las contiendas deportivas, sin descontar las inclemencias del estado climatológico, existen maneras de ir en bermudas, o, vestir como botarga para aplaudir y “echar madres” acompañado de un hot dog y una chela, en tales contiendas.
Por circunstancias profesionales, decidí vivir aquí, la otra opción Londres, (sede de mi Alma Mater, la cual recuerdo con nostalgia presente) la oportunidad de crecer como ser humano ha sido increíble, una experiencia sin parangón.
En el estadio el viejo y el nuevo de los Yankees en el Bronx, codeado con fanáticos como yo, calentando pilas recorríamos el trayecto desde Gran Central a unos quince minutos de viaje. Hoy la ruta desolada.
Aprendí las mañas de mis conciudadanos para comprar en reventa boletos de veinte dólares e ir cambiando de butaca vacía hasta llegar a la del gusto, la mía entre primera y segunda base primer piso. No en el palomar acuerdo a mi boleto.
¡En todos lados de cuecen habas!
Vivir en la calle 42, enfrente al rio Hudson es un privilegio, hoy agradezco haber atinado sin querer, mera suerte de principiante. Y confieso, cuando llegue, era “tan lejano” de Times Square y Broadway, el edificio de cuarenta pisos cuenta con todo, desde gimnasio, alberca canchas de tenis, de básquet, sauna, baño a vapor, tintorería, las concesiones de bar y restorán en la planta baja sin necesidad a acudir a otro sitio.
Cinco largas cuadras, aprendí a caminar y sortear a esos terribles congestionamientos de seres humanos, turistas y nosotros, automóviles, camiones urbanos. Aprendí a ser rudo o cerrar los ojos. Jamás me lo pensé, recién arribe, ni siquiera en mi inventario personal ocurrió tal aceptación, al sitio elegí echar huesos viejos. (Créeme, continúo con el gusanillo de irme a Acapulco, el condo ya lo tengo en apalabrado, en el viejo ACA, por supuesto, a media cuadra de la famosa estatua de Tin Tan, quien con su talento nos regaló horas de simpatía y sonrisas)
Aplaudo tal decisión, igual miento madres, igual aplaudo, igual vivo en auto arresto domiciliario en los crueles inviernos y…
Ahora cuando recorro mis lugares, la tristeza me acecha, las grandes estaciones de transportación pública desoladas, la majestuosa Grand Central en la calle 42, Port Authority, igual, conveniente, aunque cero arquitectura como tema para escribir a casa, sin soslayar, me queda a tres cuadras de casa, no se diga, extrañar los empellones, las cuitas con los marchantes, en los bares con conocidos y desconocidos. La gran ciudad que nunca duerme, hoy es un campo desolado, solo caminantes como yo para darles la nota que merecen, lo hace.
Madison Square Garden, un pabellón deportivo multiusos situado en el cruce entre las avenidas Séptima y Octava de las calles 31 a 33, y encima de la ex Estación Pensilvania. También de viajeros suburbanos, casa del equipo de básquetbol los Knicks.
La Gran Manzana padece con intensidad la gran ola del conovid-19.
Mi sugerencia quedarse en casa, para combatir la pandemia, y miren, soy medio irresponsable en estos menesteres, en esta ocasión sí acudo a restarme en casa.
ABRAZO sentido a mis cordiales lectores. Sensatez, responsabilidad cívica, su salud está en juego.