Por: Héctor Calderón Hallal
* En franca incertidumbre, más de 25 millones de mexicanos, dependientes de la micro y pequeña empresa, que apoyaron el cambio político al que convocó López Obrador y hoy, ante el coronavirus y sin la comprensión mínima de los gobiernos, están confinados… pero al cierre.
La cuartelera es el aditamento de un uniforme, militar o no, que aparentemente no tiene una mínima utilidad. Pero tiene un significado; un mensaje implícito hacia los demás: la actitud de servicio.
La puede portar, dependiendo el momento, el General de División de más alto rango, dependiendo el operativo o el estado de necesidad del combate, por ejemplo;… pero también la puede portar un socorrista o hasta un modesto “taquero”.
La cuartelera representa ese momento en la vida para dar de sí a los demás; dar servicio a la comunidad. No significa rango. Ni bajo ni alto.
Cuando observamos a un taquero dando servicio a los comensales, con pericia y maestranza, vuelan en tropel pensamientos y sentimientos hacia todo aquel individuo o familia que emprende la aventura de arriesgar todo lo que tiene, para fundar una empresa que dé servicio a los demás y que dé empleo.
México es un país de micro y pequeños empresarios. El sector es el eje neurálgico de nuestra economía. Significa el 56% del Producto Interno Bruto, según el Inegi en su último Censo Económico… y sin embargo, pocas unidades empresariales sobreviven a sus primeros dos años de vida.
Un sector que aglutina a todos aquellos ciudadanos que con valor se hacen a la aventura de poner al servicio de los demás, su idea o sus potencialidades de servicio; que además, consigo remolcan a todo un sector poblacional que se emplea para subsisitir.
Con la Revolución Francesa y al inicio de esa etapa tan invocada y desconocida por algunos gobernantes actuales, llegaron a México, la joven nación de la segunda mitad del siglo 19, las mejores tradiciones y costumbres desde Francia, el país más emblemático del progreso en ese tiempo.
Y llegó, junto a esas nuevas costumbres (y buenas, hay que decirlo) a nuestro país, una figura milagrosa del “Estado moderno” surgido a raíz de la revolución y de la república, que lo ha sostenido y le ha dado una horma de estabilidad y permanencia: la institucionalidad; las instituciones pues.
Son instituciones del Estado moderno: el patrimonio, la libertad, la identidad, el ahorro, la privacidad, la democracia, la familia… el comercio, entre otros.
Y es que también, junto al gorro frigio de la fémina que representa a la república y a la democracia, en ese tiempo llegó a México la cuartelera, para usarse en numerosas actividades de servicio a la sociedad, una de ellas el comercio.
El sector comercio y servicios
Una de las mejores tradiciones del Estado mexicano, lo fue el concepto claro del fin último del sector comercial y de servicio: servir a la comunidad.
Con el brote de la pandemia del coronavirus en estos días en que se prevé que escale, como en el resto de países infectados, se espera el cierre obligatorio de muchos micro y pequeños negocios, por el confinamiento o “cuarentena” necesaria en la población consumidora.
Se corre el gran riesgo de que dejen de dar servicio a la población mexicana, un altísimo número de micronegocios, de los ámbitos comercial y de servicios, pues la estructura económica del país, reconoce que el 95.0% de los establecimientos en México siguen siendo predominantemente micronegocios, que aportan el 37.8% del personal ocupado total y generan el 14.2% de los ingresos.
De este abrumador 37.8% porcentaje de gente ocupada en México, el 59.6% es remunerado conforme a los términos de ley; un 23.3% corresponde a propietarios, familares y otros trabajadores no remunerados y un 17.1% del total de ese personal, corresponde a personal “no dependiente” o bajo la modalidad de outsourcing, según el Censo Económico de 2019, del Inegi.
Se estiman en más de 25 millones y medio de mexicanos que usan la cuartelera.
“Caerán entonces muchas cuarteleras”, con la consecuente frustración y desánimo de las familias que dependen de esos trabajadores que las “portaban”.
Un clamor generalizado de los emprendedores y empleados de este sector de la economía, el comercio y los servicios, en sus niveles micro, pequeño y mediano, es que los tres niveles de Gobierno tengan consideraciones mínimas para ayudar a paliar la cruda situación como consecuencia de la pandemia del Covid-19 que se avecina.
El ejemplo del Presidente López Obrador, más que la orden tajante que vulnere la autonomía de estados y municipios, sería suficiente para que se implementaran políticas a nivel local, mientras dure la llamada contingencia o “confinamiento”.
Urge que el líder generoso y prudente que mostró o prometió ser Andrés Manuel López Obrador ensus 3 campañas presidenciales, a lo largo de sus recorridos por todo el páis, les provea un poco de justicia a restauranteros, agentes de viajes, pequeños hoteleros, pequeños abarroteros, etcétera;… y les gestione, tanto a nivel del SAT, como en las respectivas instancias recaudadoras de estados y municipios, una pausa de por lo menos 3 meses que podría durar la emergencia, para el pago de algunos impuestos, derechos y aprovechamiento diversos, a fin de que no cierren tantos micros y pequeños establecimientos.
Esto es, la declaración del pago del Impuesto sobre Nóminas, el Impuesto Traslativo de Dominio y hasta las famosas cartas de opinión favorable requeridas para trámites de apertura empresarial en los ayuntamientos, deberían quedar exentas en un plazo no menor a los 3 meses.
A nivel federal , tener la mínima flexibilidad para el cobro del servicio de energía eléctrica, proporcionado por Comisión Federal de Electricidad (CFE), sería una medida pertinente y justa para con micros y pequeños empresarios del país, ante el riesgo de quiebra por la epidemia.
El clamor se emite desde uno de los estados del país, donde ya existe una psicosis colectiva, más allá de la propia preocupación en el plano de la salud: en el ámbito económico de la gente.
Desde Sinaloa y por conducto del suscrito, el exdirigente de la cámara de restauranteros del estado (CANIRAC), Guillermo Padilla Montiel, hace el llamado al Presidente López Obrador a través de esta entrega periodística, ya que en su estado no encuentra respuesta en la figura del Gobernador Quirino Ordaz Coppel, quien parece ignorar la condición que priva en este caro como numeroso sector de la economía y las consecuencias que pudiera desencadenar esta pandemia.
“Por si llegara a leer su artículo el Presidente” expresa al suscrito el líder empresarial sinaloense; “comente por favor la situación en que nos encontramos la mayoría de micro y medianos empresarios del país ante la amenaza del coronavirus”.
Indiscutiblemente que estas medidas confirmarían su condición de estadista consumado, de líder sensible y previsor al Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Por si llegara a leerlo, Ciudadano Presidente… evite que “caigan más cuarteleras”; considere a la gente que sí da servicio en este país.
La poca gente que “hace que se mueva al elefante reumático” en que lo tiene convertido la pesada e inútil burocracia.
Escribe: Héctor Calderón Hallal
hcalderonhallal@gmail.com