Ni Pinto ni Colorao
En esta faena -ya longeva –que llevo de existencia, tal vez, no me había tocado vivir una situación de emergencia global como la desatada por el COVID 19 (Coronavirus). Recuerdo a Reagan y Gorbachov como los jinetes del apocalipsis en los ochentas; películas de futuro distópico vienen a mi mente: MadMax, el Planeta de los Simios; capítulos reveladores de Dimensión Desconocida. Y ya entrados en los noventas la obra maestra del gran cineasta, Terry Gilliam: Doce Monos.
La realidad, siempre da el giro de tuerca para llevarnos al extremo. Ahora, la crisis de hace una década por la famosa Influenza AH1N1 o porcina, puede parecer, por desgracia, una minucia. El nuevo virus montado en el bridón apocalíptico nos sorprende minuto a minuto, como una amenaza ingente, que nos lleva más a los terrenos de la influenza española a inicios de siglo XX y la Peste Negra o Bubónica, que en el siglo XIV, acabó con un tercio de la población europea: contagiados por las ratas y la extrema suciedad. Cabe recordar, que un siglo después con el descubrimiento de América, los europeos exterminaron prácticamente, a la población nativa de las islas del Caribe y a un ochenta por ciento de los indígenas en el continente americano por la Viruela Negra.
Para un virus tan poco letal como el Coronavirus, pero de transmisión infernalmente eficiente y de rapidez implacable. Pone a la humanidad en un estado de zozobra y alerta extrema ante esta desconocida plaga, poniendo a la civilización humana en Terra Incógnita. La cura tardará en llegar, y los efectos devastadores que dejará en el mundo están aún por verse. Sin embargo, desde su epicentro en Wuhan, China, a finales del 2019, hasta su rápida expansión al resto del mundo, pasaron poco más de tres meses.
Europa: bajo el Sitio del Coronavirus
Las medidas de China asombraban por su gigante cuarentena, pero para inicios de la presente década entrados en el 2020, los demás continentes veían muy lejos el mal o que era comparable a un catarro leve. Italia pagó los platos rotos de una lenta respuesta, seguida de España a los pocos días, y poniendo de cabeza al continente europeo a principios de marzo. En pocos días, las medidas de los gobiernos de la unión europea fueron insuficientes para convertirse en el nuevo punto álgido de contagio en el mundo.
Los videos de personas en cuarentena en Madrid, en las redes sociales, hacen que nos demos un par de fuertes cachetadas para aceptar la cruel realidad. Nos recuerda al texto dramático de Miguel de Cervantes Saavedra: El Sitio de Numancia. En vez de las legiones romanas, bajo las órdenes de Escipión el africano y sus elefantes de Cartago, un virus puede marcar el destino de los nuevos numantinos –los europeos –ahora en encierro total. Para Angela Merkel, puesta en cuarentena en Alemania es la peor crisis, desde el final de la segunda guerra mundial.
Las Américas endebles ante la peste
Donald Trump, esquizoide manipulador –como su colega inglés, el primer ministro Boris Johnson –mantenían una postura contra el shut down o lo que llamamos, el parar motores y entrar a una total cuarentena con toque de queda (apagón económico incluido). Al inicio -como muchos –eran sarcásticos y escépticos hacía el llamado, por el presidente de los Estados Unidos, de manera racista: Virus Chino. La respuesta del gobierno norteamericano ha sido lenta y el nuevo foco de infección mundial se traslada veloz a Norteamérica, donde en pocos días los contagios se han salido de control y el tardío golpe de timón, puede cobrar una factura impagable para la reelección del inestable presidente republicano.
Latinoamérica, se encuentra expuesta, como las alas de Ícaro al sol ante el Coronavirus. Algunos gobiernos se han adelantado y tienen quizá la ventaja del ejemplo de la tragedia asiática y europea en esta pandemia sin precedente, pero con el hándicap en contra, al formar parte del tercer mundo; con sistemas de salud débiles, ineficientes e insuficientes.
Las imágenes del indolente presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, han dado la vuelta al globo: abrazando y saludando de mano a personas en mítines de miles de participantes, mordisqueando a una niña, con estampitas religiosas milagrosas que presume que lo defienden de todo mal –con una actitud completamente desenfadada –lo ha colocado en el mundo con una imagen de alguien siniestramente irresponsable.
Aparte, con un aparato público de salud en la completa marginación presupuestal, con un derrumbe económico por la devaluación del peso, la crisis de violencia y delincuencia a los más altos niveles desde la revolución mexicana; ponen a un país indefenso, en la boca del lobo.
¿Y pasado el tormentoso vendaval?
Algunas naciones han anunciado medidas drásticas de apoyo económico, sanitario y psicológico a su población en el encierro. El tsunami de la debacle económica que asola al mundo, es quizá la mayor amenaza de la paz mundial. Mientras en Europa la sociedad ha aguantado solidaria las medidas de los gobiernos; en México, ya se organizan para saquear tiendas de autoservicio en redes sociales: en municipios como Ecatepec y
Tecamac colindantes con la Ciudad de México ya se han dado los saqueos masivos que apenas comienzan.
Mientras en naciones desarrolladas, la cuarentena obligatoria con toque de queda, parece la mejor manera de aminorar el rápido contagio entre los ciudadanos, aparte con una política severa de aplicar una gran cantidad de pruebas eficientemente a una enorme muestra de población como en China y Corea con resultados prometedores. En naciones menos desarrolladas como México hay una gran escasez de pruebas de detección del Covid 19, las cuales son ofrecidas en clínicas privadas a precios inalcanzables para una sociedad donde el 60% vive al día con bajos ingresos. Esto puede crear un sesgo, sin duda, en saber con exactitud y veracidad la cantidad de infectados y la manera en que se propaga el agresivo virus en el país.
Para el planeta, la pandemia parece la receta infalible –el bálsamo –para frenar los efectos del calentamiento global, pues se presume que las actividades contaminantes del hombre pueden parar hasta en un 70% mientras dure activa la pandemia.
Podemos preguntarnos:
• ¿Cuál será al final, el daño para el ser humano y las naciones en general cuando el virus ceda a su mortal avance?
• ¿Habrá un nuevo orden mundial, un nuevo paradigma en el control económico, militar y científico?
• ¿Caerán las grandes potencias y bloques o habrá un nuevo imperio dominante?
• ¿Servirá de algo a la humanidad, la implacable lección que nos dará esta pandemia pandemónium?
Al final, los dados de la ruleta están echados para nuestra suerte; la ciencia habla de que el 80% de los seres humanos contraerán el espinoso virus tarde o temprano. Dependiendo la edad y salud de cada persona, los porcentajes varían considerablemente, pero ponen en una media mundial de mortalidad del virus en un 5%. O sea tenemos inminentemente, si no surge una cura o tratamiento en este año apocalíptico 2020: 1/20 de morir si nos contagiamos.
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