* Mientras tanto las televisoras preparan la secuencia de La rosa de Guadalupe y Nada personal, como sucedáneos del DETENTE, para que nos demos cuenta de quiénes son los que mandan y no les anden moviendo los floreros
Gregorio Ortega Molina
Lo que hoy sucede en el país es culpa nuestra. Los mexicanos hemos tolerado, un sexenio tras otro, que nuestros gobernantes nos vean la cara (ya saben de qué), pero nunca como ahora, en que el cambio de régimen, la renovación moral de la sociedad, la fundación de la IV República, ocultan las verdaderas intenciones de los que mandan: desestructurar al país… aunque no sabemos cuáles son sus propósitos para hacerlo, pero de que intentarán hacerlo, ya están en ello.
Como buena parte de los recursos económicos para lograrlo se secaron antes de tiempo y con ayuda de ellos mismos, ya sea por la baja de los precios del petróleo, la depreciación del peso o el Covid-19, recurrirán a nuevos cuentos que los electores, gustosos durante la aventura, les comprarán con los ojos cerrados.
Si las Tandas para el Bienestar y Pemex endeudan a los mexicanos, pues a darle legalidad a los usos medicinal y recreativo de la marihuana, que es negocio seguro, tanto que ya hay quienes se lo reparten, aunque corresponderá al Poder Ejecutivo determinar a quiénes se le entregan esas graciosas concesiones, en idéntico tenor a como organizaron la reprivatización bancaria. Que ésta resultó un fiasco y produjo mucho dinero, que lo narren los que conceptuaron y constituyeron el Fobaproa.
Naturalmente no pondrán reparos a los daños físicos, mentales, anímicos y familiares que se producen entre los consumidores de productos que propician dependencia, como lo son el alcohol, el tabaco, los opiodes para el dolor. Que midan las consecuencias de la violencia intrafamiliar producida por los alcohólicos… pederastia, incesto, vejaciones mil, y todo queda en familia, a menos de que la esposa se arme de valor y busque protección legal, o de plano y ya cansada y de acuerdo con los hijos y otros familiares, se le dé carpetazo al alma y el corazón de esa familia, que tanto daño ha causado.
Además, reformarán la ley, pues necesitan recuperar lo perdido en las encuestas de popularidad; les urge mantenerse en el poder como va, sin importar que su fuerza provenga de esos consumidores de marihuana, que felices se reunirán en las banquetas de los barrios, en las terrazas de los poblados, para hacer las cuentas del billetito que les queda y los días que faltan para el inminente depósito de la beca, del abono a los viejitos, del sembrando vida, porque de eso se trata, de sembrar vida.
Puede, entonces, que la yerba de mota sin semilla -según la serie de Netflix invento de Rafael Caro Quintero- se transforme en el escudo del programa social emblema de la 4T, pues efectivamente, dicen los expertos que promueven su legalización, el verde es vida, ¿o no?
Mientras tanto, las televisoras preparan las secuencias de La rosa de Guadalupe y Nada personal, como sucedáneos del DETENTE, para que nos demos cuenta de quiénes son los que mandan y no les anden moviendo los floreros ni sirviéndose del Covid-19.
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@OrtegaGregorio