Francisco Gómez Maza
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Pareciera muy sencillo decir que, en la mayoría de los pacientes, el nuevo coronavirus – Covid-19 – sólo causa malestares leves, moderados, aunque muy incómodos o desesperantes, que desaparecen en dos a tres semanas. Y que en adultos mayores y personas con enfermedades previas – enfisema pulmonar, EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), diabetes, hipertensión, cardiopatías, entre otras, puede provocar neumonías, que generalmente son letales.
Muy sencilla la explicación. ¿Verdad?
Todas estas desgracias, que están ocurriendo en el mundo, son evitables, sencillamente, tomando las precauciones pertinentes. Las que instruyen las autoridades sanitarias, que algunos desprecian y descalifican por provenir de “autoridades” que no son afines a su ideología.
Pero, independientemente de que vengan del gobierno esas instrucciones, a los ciudadanos no nos queda más que aceptarlas y practicarlas, so pena de ser víctimas de la pandemia. Y más vale que las practiquemos.
Es realmente horrible la levedad y moderación de los malestares del Covid-19: fuertes dolores de cabeza, pérdida del gusto y del olfato, alta temperatura, incontrolable tos, muy molestosa, y secuelas aún no imaginadas, entre otras incomodidades. No se la deseo a nadie, después de escuchar testimonios de varios “resucitados”, no precisamente de la tercera edad.
Sin embargo, mucha gente, millones de personas comunes, inconscientes, empresarios voraces, gobernantes inseguros como el presidente López Obrador, o como el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no toman en serio tales protocolos. Los llamados a cuidarse son como las campanadas a misa. O son para los bueyes de mi compadre.
El tabasqueño parece que no entendiera que un día de estos puede salir positivo, y ya no está tan jovencito para soportar una neumonía de esas que provoca el coronavid a personas mayores como yo. La verdad es por encima de la popularidad de Andrés Manuel está su responsabilidad de vida. Que sus “fans” bajen o que él diga que los “conservadores” lo que buscan quitarle la silla para que se dé un horrible sentón, no tiene la menor importancia.
Lo importante, lo que esperan muchos ciudadanos, es que el hombre de palacio genere confianza en todos y que deje de ponerse al tú con sus enemigos. Lo mejor que tendría que hacer es darles la razón para que estén a gusto.
Este fin de semana, nada más, se supo, por boca del cuestionado subsecretario de salud de México, Hugo López Gatell Ramírez, que aproximadamente sólo un 30 por ciento de la población mexicana está observando la medida de #QuedateEnCasa. Al otro 70 por ciento le importa un comino, o no se ha enterado de nada. Muy semejante a lo que estaba ocurriendo en Rusia o en el sambero Brasil de Bolsonaro.
Muchos importantes empresarios también están haciendo caso omiso de los pedidos de precaución y prudencia. Con el argumento de que es imposible dejar que la economía colapse con el Covid-19, no han tomado medidas para prevenir los daños para muchos, hecho que puede evitarse tan sólo con cumplir el protocolo. Ya habrá tiempo de reorientar la marcha de la economía.
Como ejemplos, en tiendas como Sanborns, Palacio de Hierro, Liverpool, por mencionar algunas, se expone a miles de mujeres, sobre todo, con horarios de trabajo infames y salarios de miedo (otra epidemia que, en algún momento, habrá que confrontar). Los empleados – más bien, las empleadas – de estas tiendas, mientras son peras o son manzanas, tendrían que anteponerse a los intereses de explotación de la mano de obra para incrementar las ganancias del capital.
Cumplir los protocolos de seguridad sanitaria, cosa que no hicieron en Italia o en España, o en Estados Unidos, en donde el coronavirus ha barrido con mucha gente.
Esta pandemia afectaba ya, hasta ayer domingo 29 de marzo, a 177 países, en los que se ha registrado de manera oficial algún caso de infección por el virus. En total, eran ya unos 665,000 las personas contagiadas, cifra que crece a diario.
Estados Unidos era el país más afectado, con más de 136,880 infectados, seguido de los más de 97,689 de Italia, el país en el que más muertes se contabilizan desde que comenzara la pandemia.
España, con 78,799 casos de infectados y cerca de 6.000 muertos, es también otro de los países que más sufre este virus, aunque se espera que el pico de contagios se alcance en los próximos días y la situación se estabilice.
Y los muertos ya sumaban 33,597 en el mundo. Tan sólo en Italia iban 10,779 fallecidos. Y todo, entre otras causas, por no seguir los protocolos.