Declara a The Economist el subsecretario Hugo López-Gatell, que las mascarillas que China utilizó se las vendió nuestro México y que ahora nuestro país se las compra a casi 30 veces su precio original.
Redacción MX Político.- Que México le vendió a China “grandes cantidades” de mascarillas o tapabocas apenas en febrero pasado y que ahora, los está recomprando “en menos de” (casi) 30 veces su precio, declaró Hugo López-Gatell Ramírez, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud federal
Quien es considerado el adalid del esfuerzo mexicano contra la pandemia dio una entrevista a la publicación británica The Economist, que se publica íntegra en la plataforma mexicana Medium.
El funcionario federal reconoce que en el modelo que se escogió para monitorear los casos de coronavirus (Covid-19) “no todo es visible”. Pero le dice algo al entrevistador Richard Ensor, que llama poderosamente la atención, dentro de la información que reproduce a partir de este martes 7 Medium: acepta que México tuvo mascarillas y se las vendió a China.
López-Gatell acepta que México vendió grandes cantidades de cubrebocas a China en febrero y ahora las compra (ese mismo lote) hasta por casi 30 veces el precio inicial. “¿Usted hubiera detenido esas ventas?”, le pregunta.
“En retrospectiva, tal vez debimos hacerlo, pero no lo hicimos”, contesta López-Gatell. El también especialista en epidemiología agrega que no había señal que mostrara que se debía detener la operación, además “China tenía la necesidad”, China tenía que localizar los suministros. Pero, asegura el vocero del Gobierno federal contra el Covid-19, se están comprando a casi 30 veces su costo original.
Haber detenido la transacción con China habría implicado tomar acciones en febrero que hubieran resultado “extremadamente disruptivas”, como la declaratoria de emergencia en aquél mes, anticipando las medidas y afectando la dinámica social, económica y política, expone. “Pensar en los contrafactuales basados en cómo resultó siempre tiene sus consecuencias”, añade López-Gatell Ramírez.
El entrevistador de The Economist considera positivo “ser el último en la fila para una pandemia”, porque se pueden observar las respuestas que se tuvieron en otros lugares y aprender las lecciones necesarias para que la población conozca la situación, pero le pregunta a López-Gatell: “¿Existe también una desventaja en venir después de Europa?, porque los fabricantes de ventiladores, seguramente, no se han planteado ‘necesitamos ahorrar un 5 por ciento de estos para enviarlos a América Latina’, por lo que México deberá irse al final de la fila para recibir el suministro global gratuito para todos”.
El jefe del buró de The Economist en México puso en su cuenta de Twitter [@richardjensor]: “Vale la pena señalar que, incluso si Dios colocó una barrera protectora mágica contra los gérmenes alrededor de las fronteras de México y la libró por completo de una crisis de salud, la crisis pandémica aún condenaría al país a una depresión económica que superó los temores más salvajes de todos hace sólo unos meses”.
La mañana de este martes, López-Gatell aseguró en Palacio Nacional que el periodo de amenaza para América comienza a incrementarse y esta tendencia seguirá tres o cuatro semanas. “Va a haber dos fases. Un primer ciclo de transmisión que va a tener un periodo de transmisión prolongado en la medida en que tengamos éxito en el control de la transmisión, que ayudará a que no se saturen los hospitales. Pero paradójicamente, y contrario a lo que uno desearía, eso va a prolongar la epidemia, podría llegar hasta septiembre”, dijo.
En México hay un nuevo brote en varios puntos geográficos de la república: el de las protestas de personal médico adscrito a instituciones de salud pública, pues argumentan que es una exposición deliberada a la fuente de contagio atender sin insumos de protección y el Gobierno Federal y los gobiernos locales, no tienen la suficiente sensibilidad para resolver o no tuvieron la suficiente capacidad de planeación.
hch