La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Con el COVID19 no pueden sentenciar a nadie diciendo que: ‘está robando oxígeno’
Después de muchos rumores, por fin el Consejo de Salubridad General dio a conocer la “Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica”, que en pocas palabras, es el manual que legitima las decisiones que se tomen, a la hora de priorizar los recursos.
Es decir, si de repente en un hospital sólo hay una cama de cuidados intensivos disponible y tres pacientes que la requieren, se le asignará a uno de ellos, con base en los criterios de la guía mencionada, y los otros dos serán dejados a su suerte.
Cabe señalar que el personal de salud que esté contagiado y tenga posibilidades de sobrevivir, llevan mano para ser atendidos. Por el lado contrario, la primera opción para ser descartados, son los enfermos de la Tercera Edad, luego los que tengan una enfermedad subyacente como diabetes e hipertensión.
Es justo decir, que estos conceptos bioéticos no aplican únicamente en México, son de carácter universal, aunque también hay que precisar, que la capacidad de respuesta no es igual en todos lados, por ejemplo, los chinos no llegaron, aún, a tales extremos.
Como suele ocurrir, estas medidas draconianas tienen carta de naturalización en los países pobres y, sobre todo, entre los pobres, porque si hay que elegir entre un anciano enlistado en Forbes y un mesero de Sanborns, ya sabemos quién Águila y quién Seol.