La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Para estar acordes, ya aparecieron los escribas y fariseos
Otra de las consecuencias de la pandemia de COVID19, son las crisis políticas que ha provocado, México no es la excepción.
Que los adversarios políticos del presidente López Obrador, saquen raja de las fallas en la estrategia contra el coronavirus, aunque puede ser cuestionable, sigue la lógica del poder. El tabasqueño siempre procedió así en su trayectoria opositora, jamás dio tregua.
No obstante, lo que realmente debe molestar al Tlatoani, son las discordancias al interior del monolito denominado 4T, en el que no están todos los que quieren, sino, los elegidos.
Así pues, tanto el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, y el de Puebla, Miguel Barbosa, han hecho severos cuestionamientos a Hugo López-Gatell, el zar anti COVID19, y a Zoé Robledo, el director general del IMSS, de mentirosos no los han bajado.
Pero la crítica más feroz, vino de su aliado Ricardo Salinas Pliego, que por voz de Javier Alatorre, llamó a desobedecer las recomendaciones de López-Gatell, sedición pura.
El fenómeno se explica solo: antes que su lealtad al presidente, los góbers cuidan su base electoral y Salinas sus cuentas bancarias. Así pues, serán los intereses fácticos de casa, los que acabarán dinamitando el proyecto transformador, antes, aún, que los de enfrente.