VOCES DEL DIRECTOR
Desde Filomeno Mata 8
Nunca, como ahora, tiene sentido la sede desde donde tecleamos nuestras entregas editoriales: Filomeno Mata 8. En un cementerio de Coyoacán, el 7 de octubre de 1913, los sicarios de Victoriano Huerta le cortaron la lengua al médico y senador Belisario Domínguez, quien fue impedido en la Cámara alta de pronunciar su Yo acuso contra El chacal.
La cuestión, es la de La libertad de expresión. ¿Se escribe para los lectores o se escribe para los detentadores del poder?
En las boletas de ingreso a Las ollas de San Juan de Ulúa, Veracruz, aparecen el apellido Flores Magón, el nombre de Felipe Carrillo Puerto, El socialista de los ojos verdes. El nombre de don Filomeno Mata, maestro egresado de la ahora denominada Benemérita y Centenaria Escuela Normal de San Luis Potosí.
Don Filomeno Mata impulsó al menos cuatro publicaciones de su iniciativa. Fue colaborador de La Patria, El Monitor Republicano y del ácido y filoso Ahuizote: Siempre irreductible en el combate contra la dictadura. Con eso está dicho todo.
Fernández de Lizardi, gran escritor “para la raza”
A la pregunta contenida en el segundo párrafo, se responde con el nombre de José Joaquín Fernández de Lizardi (primera mitad del siglo XIX). Su Periquillo sarniento fue modelo de comunidad con Los de Abajo, que siguió Pablo Villavicencio, El payo del Rosario.
Guillermo Prieto: Los valientes no disparan, atajó para evitar el asesinato de don Benito Juárez, en Guadalajara. El nigromante Ignacio Ramírez, Francisco Zarco, El indio Manuel Altamirano, voces de la República liberal.
Políticos, ciertamente, pero periodistas primero, cuando entonces se defendía la Libertad de Prensa. La que se ejercía en modestos y financieramente insolvente talleres, repetidamente clausurados y quemados por los sicarios del poder político y económico.
Esta columna tampoco le va a gustar el Presidente
El irrepetible don Renato Leduc, telegrafista de origen, con la dulce hiel que caracterizaba sus dichos, anunció que, cuando aparecieron los locutores, se convirtieron en la intelectualidad cultural de la modernidad. Los intelectuales orgánicos se pusieron a temblar. Por eso se convirtieron en mutantes.
Fernández de Lizardi, Villavicencio, Prieto, Ramírez, Zarco, Altamirano, Don Filomeno Mata, los Flores Magón, Leduc, nunca blasonaron ser líderes de opinión. Leduc jamás abandonó su condición de reportero de a pie.
Para llegar al estatus de líder de opinión, antes se tiene que ser comunicador. Ahora los comunicadores superan en número a los periodistas.
Los líderes de opinión escriben o hablan para Los de arriba. Hace unas horas, leímos un mensaje: Esta columna tampoco le va a gustar el Presidente. Es obvio que al autor sólo le interesa un lector. ¿Y los 127 millones de mexicanos? Esta suma es una abstracción para esos comunicadores. Suele ocurrir.
(*) Director General del Club de Periodistas de México, A.C.