La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
La tropa a la pandemia y los generales a la infodemia ¡que para morir nacieron!
Desde que se dio el primer caso de contagio de COVID19 en México, no ha habido un sólo día en que personal de salud no se manifieste, exigiendo se les dote de los insumos adecuados para enfrentar la pandemia.
Esto ha ocurrido en instalaciones hospitalarias federales, además de los sistemas de salud estatales, incluso en hospitales insignia como los centros médicos La Raza y Siglo XXI del IMSS, así como el 20 de Noviembre del ISSSTE y el Instituto Nacional de Nutrición.
Mientras esto ocurre en las trincheras donde la infantería, con algunos tenientes y capitanes, se enfrentan al coronavirus, en el cuarto de mando, el comandante supremo y sus divisionarios, lanzan fallidas guerras de propaganda anunciando la llegada masiva de pertrechos chinos (unos pocos americanos), que nomás no aterrizan en el campo de batalla.
Así las cosas, podemos inferir que los de las charreteras y múltiples condecoraciones, no han tenido la decencia de visitar a la tropa para levantarles la moral, comprobar, in situ, sus requerimientos y de pasada, sacarse la foto.
Entendemos que el jefe no debe exponerse (su fuerza moral es insustituible), pero sus mariscales podrían incursionar en uno de los flancos (dejando la poesía para después), mostrar empatía con los subalternos y no esperar unos meses, para construirles un memorial en homenaje. Lo ‘sacalepunta’ dura hasta que cae el primer muerto.