FRANCISCO RODRÍGUEZ
Desmantelados por una Guardia Nacional que no cuaja, el Ejército y la Marina están desfondados en armamentos y tropa, desanimados en sus líneas de dirección estratégica, ahora también saldrán a las calles buscando la revancha. En este caso en contra de la indefensa y hambrienta población, ya que no lo han podido hacer algo en contra los carteles sangrientos del narco.
Once nuevos millones de habitantes sin empleo y sin dinero, saqueados por la crisis económica provocada desde Palacio Nacional, según los análisis de Coneval, y sus protestas sociales ante el desastre, serán el objetivo preeminente, a modo, para demostrar que sí se puede. El debilitado Estado confía en ellos para la tarea inmediata. No hay más.
Se avizora una represión salvaje. Siquiera para borrar toda huella de las 600 incineraciones diarias que se practican en los hornos de las goteras metropolitanas, colindantes con el Estado de México, trabajando a tope en el proceso de solución final, según el valiente reportaje de la cadena televisiva británica.
Tienen que recuperar la fama mundial de letalidad que construyeron a lo largo de catorce años, cayendo sobre la población civil desde helicópteros artillados que envilecieron a los últimos regímenes. Cubrir las apariencias de los pactos de impunidad establecidos, probando las armas compradas con nuestros impuestos ante la fallida guerra contra la delincuencia organizada.
Militares y marinos querrán ser los que ordenen, a punta de metralla, en las calles desoladas, los nuevos índices de bienestar y de felicidad que el Caudillo quiere establecer, a cambio de mandar al caño las mediciones del producto interno bruto, de las calificaciones internacionales, del fracaso en bolsas neoyorquinas de Pemex, de las abultadas encuestas pagadas que cantan la simpatía popular del Caudillo.
En Palacio Nacional sólo priman los intereses espurios
¿Quiénes mejor que ellos para demostrarle al mundo que ya el pueblo es feliz, feliz, con la nueva ideología del parecito de zapatos, la ropita de costumbre y el carrito usado? Al fin y al cabo, tienen que desquitar los favores a los entorchados consentidos en relación con las concesiones recibidas, con la obra inopinada, con las chambas ubérrimas, al servicio de un régimen oscuro y engañoso.
Todo vuelve a ser un birlibirloque. Nunca lo ha dejado de ser. Un oso al servicio de la traición escarnecida. Los dictados superiores surgidos de un comisariado de rancho en el que está convertido el bunker de Palacio, donde parece que ordenan los intereses espurios, por encima de los supremos intereses de la Nación. Antes que cualquier bien público.
Se reproduce el aforismo del gran Voltaire: “Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde está, como los borrachos buscan su casa, con la llave en la mano, sabiendo que deben tener una”. Continuarán burlándose de nuestras indefensiones dentro de un Estado que no es de Derecho, ni formal, ni social y menos democrático.
No hay ni habrá, como van las cosas, dinero en circulación
Aunque el Caudillo y sus encuestas lo digan, el pueblo mexicano no está feliz. Es hasta ofensivo pensarlo. Máxime cuando somos presas de toda torva ocurrencia, de todo desvarío gubernamental. Mientras las injustas condiciones de precariedad nos azotan, los matones andan sueltos, a partir de ya.
No hay ni habrá, como van las cosas, dinero en circulación, empleos disponibles, y la justicia seguirá vendiéndose a los peores postores. A los de a pie, sólo se les premia con consolación a través de la propaganda insulsa, pues esto se ha convertido en un circo donde los enanos parecen gigantes, y ésos sí, pegan a montañazos.
Será casi para siempre, letra muerta la organización y filosofía del Estado que está obligado a respetar en todas sus líneas las libertades políticas, económicas, sociales, culturales, religiosas, civiles, profesionales, étnicas, laborales, migratorias, y las prerrogativas fundamentales que durante tanto tiempo contuvo la Constitución, hoy pisoteada.
110 millones nos debatimos en todos los rangos de la pobreza
La vida, el orden, la propiedad, la salud, la opinión, el techo, el salario, el alimento y el trabajo, los auténticos mínimos del bienestar pasan a ser paradigmas históricos, muy lejanos a nosotros. Y por lo visto y explorado, ni el bienestar ni la felicidad que presumen empezar a medir, son fácilmente definibles, menos ahora que están sujetos a las inclinaciones individuales, del gusto y del capricho.
¿Qué tanto puede vociferar un individuo ser feliz en México cuando, según las cifras oficiales basadas en toda ciencia estadística, somos ciento diez millones de pobladores los que nos debatimos en todos los rangos de pobreza medibles? Los pozos de fealdad, el caos rural y urbano, la contaminación y la basura hablan por la felicidad y la belleza.
EN Bután miden la felicidad interna bruta, no el ninguneado PIB
¿Por cuáles medidas de felicidad se decantará el Caudillo de Palacio? El rey de Bután mide la felicidad interna bruta, un concepto más holístico y psicológico que el producto nacional bruto. Maneja cuatro medidas: el desarrollo económico sostenible e igualitario, la preservación y promoción de los valores culturales, la preservación del medio ambiente y el establecimiento de un buen gobierno.
La Constitución de ese reino del Himalaya, sostiene un mismo deseo: encontrar la felicidad y evitar el sufrimiento, pero muy pocos conocen sus verdaderas causas. La única manera, dice el rey, es reducir de manera gradual los estados mentales negativos, y sustituirlos por la apacibilidad.
El imperio japonés y Corea se treparon últimamente a ese carro, pero han reconocido que no pueden llegar a esas exquisiteces. En México vamos a ganarles: basta la voluntad del Caudillo de Tepetitán para decretar los estadios y niveles medibles de la felicidad. El que lo niegue, tendrá que salir a enfrentarse a las bayonetas.
El Estado social y democrático de Derecho, vanguardia mundial
Así es que a meterse donde le quepa el nuevo acuerdo administrativo sobre la dichosa felicidad de la Cuarta Decepción. Porque en los años recientes, en todos los países, no en México, que en los últimos años han crecido mínimo al tres por ciento anual, llámense monarquías, socialismos, dictaduras, despotismos o democracias, la justicia eficaz prevalece, hay pan para que pueda haber felicidad, para poder cantarla.
En casi todas las constituciones del mundo se ha establecido y ha sido adoptado el Estado social y democrático de Derecho, por encima del permisivo, tradicional y esquemático estado formal de Derecho, ése que se hace pato solo.
El cambio de los paradigmas establecidos nunca pasó por México. Y conste que es el último grito de la vanguardia, a pesar de ser denostado por los privilegiados, ésos que aquí en el rancho grande forman mucho menos del cinco por ciento de la población. Las trompetas del progreso sonaron llamando a cambiar, aquí se impondrá un estado de sitio propio de desquiciados y de olvidados.
4T arrasa todas las conquistas civiles, históricas e indeclinables
¿Medir en México los niveles altos de felicidad y de bienestar? A otro perro con ese hueso. Está llamado a ser el nuevo fracaso de los profetas y alucinados de los mercachifles, de los artillados, de los represores cuya anunciación es inminente.
¿Y nosotros y nuestros descendientes? A seguir cantando loas a la Cuarta y a la Quinta Decepción que se avizora en medio de tanta mentira, en el páramo de tanta inmundicia. En el arrase de todas las conquistas civiles, históricas e indeclinables.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: En su “mañanera# del lunes 11 de mayo, el presidente Andrés Manuel López Obrador se pronunció por eliminar la medición del Producto Interno Bruto (PIB) y concentrarse en medir el bienestar y la felicidad de la población; “en eso andamos nosotros”, aseguró. En conferencia, explicó que su gobierno está aplicando un modelo económico alternativo, lejos de las políticas de organismos internacionales con la finalidad de beneficiar a la gente más pobre. “Ya hay un país en Europa que dicen que va a cambiar los parámetros y que quieren hacer a un lado lo del famoso Producto Interno Bruto, el PIB para medir y que van a agregar al crecimiento económico, material, el bienestar, incluso, la felicidad de la gente, del pueblo, en eso andamos nosotros, ese es nuestro modelo alternativo”, dijo. En eso andamos, pues.
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