Ramsés Ancira
– Las cosas están como nunca, la Procuraduría lanza acusaciones por todos lados a ver quién se cansa de pelear.
Escucho esta conversación en uno de los elevadores del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, un precioso y moderno edificio construido sobre la calle Niños Héroes de la Ciudad de México donde se albergan las salas de justicia. Sin duda uno de los más grandes logros en la administración de Miguel Ángel Mancera, en la forma, pero no en el fondo, a juzgar por lo que comentan estos abogados.
Hablan de un inmueble sobre el cuál se pidió la extinción de dominio, seguramente porque fue escenario de algún ilícito, pero añaden que ni las autoridades lo ocuparon, ni permitían a sus propietarios usarlo.
Las canas en los cabellos de los abogados, son un indicio de que saben de lo que hablan. La judicialización ha alcanzado límites de corrupción como nunca antes hasta donde les alcanza la memoria.
Todavía era Mancera procurador de justicia, cuando se anunció en los medios de comunicación, con bombo y platillo, que se había encontrado un garaje con autos de lujo, Cadillac, Audi y otros. Por lo que se solicitaba la extinción del dominio.
Tras la noticia en televisión, los reporteros nunca se molestaron en preguntar a los acusados. Resulta que de todos y cada uno de los autos se acreditó la legalidad ya que se trataba de un taller mecánico especializado. Al final lo único que quedó en duda fue un motor armado, pero eso no alcanzaba para extinguir el dominio.
En 1997, cuando Cuauhtémoc Cárdenas se convirtió en el primer jefe de gobierno electo en la Ciudad de México bajo las siglas de organizaciones políticas distintas al PRI, se produjo una auténtica epidemia de robos en taxis, organizada por policías judiciales. Los robos y secuestros “express” tuvieron un auge sin precedentes, que afortunadamente no se repitió en los mismos niveles de violencia hasta ahora.
Las piernas de las víctimas fueron perforadas con desarmadores y hubo muchos casos en que las golpeaban en el rostro con esos anillos metálicos llamados “boxers” antes de pedirles los números de identificación personal de sus tarjetas de crédito. Si resultaba que tenían más de cinco mil pesos disponibles por día, el riesgo de morir era alto, porque entonces los retenían para volver al cajero pasadas las 12 de la noche.
Quizá algo similar está pasando ahora con el sistema de justicia. Los nuevos controles quizá frenen mucho la corrupción, pero previniendo esto, un buen número de jueces y ministerios públicos están procurando robar lo que se pueda, mientras se pueda.
Justicia y Gracia
Si los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación hubieran robado 4 mil millones de pesos, como revelan las auditorías del Infonavit que ocurrió durante la administración de Alejandro Murat, luego de un análisis de los pagos a despachos de abogados, remodeladores residenciales, pólizas de gastos médicos y servicios de telefonía, hubieran merecido ser seleccionados por el PRI como candidatos a gobernadores, pero como sólo recibieron comisiones por la venta de comida chatarra en escuelas o intereses por préstamos de nómina a maestros, ahora están en prisión.
En vagones del metro podemos ver anuncios que dicen Crédito Maestro, donde se ofrecen préstamos a cierta tasa de interés, pero como son para los maestros buenos, los del Sindicato, aquí los intereses no son ilícitos ni los dirigentes van a la cárcel.
Muy poca imaginación muestran los acusadores de los dirigentes de la Coordinadora, quienes más se asemejan a los representantes de gobiernos de empresarios estilo Macri.
Juárez dijo que a los amigos había que tratarlos con justicia y gracia y a los enemigos aplicarles justicia a secas. Pues bastante gracioso le ha de resultar a Murat su premio en Oaxaca, sin haber sido sometido al más ligero escrutinio del más que gracioso, chistoso, Virgilio Andrade, presunto responsable de la probidad de los funcionarios públicos en México.
Soberbia y pragmatismo
No puede haber reproche a Andrés Manuel López Obrador cuando dice que su lucha es por la transformación del país y no por cargos públicos. Que se trata de una lucha pacífica y de evitar la violencia. ¡Bravo! Pero; ¿Cómo y cuánto tiempo tomará esa transformación si no se tiene el poder?
Ni siquiera López Obrador podía cuestionar la legitimidad de la candidatura de Javier Corral en Chihuahua. Un aliado programático y de causas como las que él ha pregonado por décadas, contra la corrupción y la mafia del poder.
Pero Morena compitió en la entidad para obtener un paupérrimo 2.32 por ciento de los votos. Incluso menos que los votos anulados por las personas desencantadas de la política. 3.42. Si se sumaran ambos el PRI hubiera estado a punto de conservar el poder.
En Aguascalientes Morena tuvo 3.15 por ciento de los votos. La diferencia entre PAN, el ganador, y el PRI, fue de 2.19. Ahora bien supongamos que no hubiera existido la opción Morena y ese 3.15 de electores progresistas tuviera que elegir sólo entre el conservador PAN y el indefinible PRI. Estadísticamente minúsculo; sin embargo esos votos pudieron haber aumentado la ventaja de la oposición o por el contrario y más probablemnte darle la ventaja al PRI.
En Baja California, de 17 distritos electorales, Morena no ganó ninguno, si acaso un segundo lugar en Tijuana; En Durango sumó 2.77 por ciento de los votos; nueve mil menos que el PT, que ocupó el tercer lugar.
En Hidalgo el PRI ganó la gubernatura con el 43.14 de los votos, sumando los de Nueva Alianza y el Partido Verde; pero si hubieran competido con una alianza PAN-PRD-MORENA habrían superado el 49 por ciento y terminado con ese bastión del tricolor.
Donde realmente se juega la permanencia del PRI, es en las elecciones para gobernador del Estado de México en 2017, seis años antes un plebiscito determinó que la mayoría de los mexiquenses apoyarían a un candidato ciudadano, el PRD mexiquense votó y también lo aceptó. Pero López Obrador se impuso y obligó a Alejandro Encinas a postularse a un puesto que no quería y para el que no contaba siquiera con los requisitos de residencia. Como resultado el PRI ganó todos y cada uno de 120 municipios. Si la historia se repite tendremos PRI para rato e injusticias para todos.