Por Abraham Gorostieta
Manuel Buendía fue un periodista excepcional, por su método de investigación y porque era leído por todos: el carnicero, el panadero, el que le da bola a los zapatos, el político, el militar, el jefe policíaco. Pero sobretodo porque entendía muy bien qué es y qué función vital desempeña el periodista en una sociedad.
El 30 de mayo de 1984 es asesinado el periodista Manuel Buendía Téllez Girón, autor de la columna Red Privada del diario Excélsior.
Don Manuel pensaba: “El periodismo es esencialmente información. Por tanto, el periodismo es un instrumento de la comunicación social, y, en consecuencia, el periodismo es parte de la política. Todo periodismo pertenece a la política. Es la política en acción. Es siempre el periodismo un acto político. Todo, incluso la nota roja que expresa, que da a conocer, que avisa o advierte sobre síntomas de degeneración social como puede ser la violencia, el crimen, la impunidad”.
Como periodista ejerció el oficio y uno de los recursos más preciados que tiene un reportero: la columna periodística. “Red Privada”, su columna, es parte esencial para entender mejor los gobiernos de Luis Echeverría, José López Portillo y el inicio del de Miguel de la Madrid.
Muchos periodistas compañeros y contemporáneos de don Manuel Buendía ejercían el género de la columna durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta, sin embargo, Red Privada se destacaba de ellos, sobresalía.
En un artículo para la Revista Mexicana de Comunicación la Maestra Guillermina Baena Paz, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM encontró tres particularidades en la columna de Buendía:
”1. La forma. Con un espacio fijo, con periodicidad específica, con la característica del discurso argumentativo bien pensado pero sobretodo, honesto”. A decir de la profesora “el buen columnista se identifica y gana el respeto de la gente por su honestidad, valentía y constancia”.
“2. El fondo. En el tema que abordaba, en qué decía y cómo lo decía. En que llegaba a los porqués del suceso, en que sabía tejer las denuncias a quiénes se involucraban y en que fundamentaba todo aquello que él afirmaba”.
“3. La ética. Su responsabilidad social, su compromiso, el respeto a sus principios, sus convicciones, la defensa de la sociedad. El periodista que conoce los riesgos y decide asumirlos, que ejerce su libertad de expresión sin autocensurarse… a pesar de todo”.
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Se cumplen 36 años del asesinato del periodista Manuel Buendía. Todo periodista que conoce un poco de la historia del periodismo mexicano deduce que este homicidio se trató de un crimen desde el poder. En este homicidio estuvieron implicados directa o indirectamente el ex presidente Miguel de la Madrid y el ex secretario de Gobernación en ese entonces, Manuel Bartlett Díaz, hoy flamante miembro de la 4T.
El periodista Miguel Ángel Granados Chapa en su libro ofrece la hipótesis de que la narcopolítica es la principal pista que apunta hacia el asesinato del periodista. Su trabajo reconstruye no sólo el asesinato del columnista sino toda la trayectoria de don Manuel, Su libro se llama “Buendía, el primero asesinato de la narcopolítica en México” y debe ser de lectura obligada en las escuelas de periodismo.
“La noche del 30 de mayo de 1984 José Antonio Zorrilla parecía haber cometido el crimen perfecto. Presidía el funeral de su víctima, Manuel Buendía, y se le había confiado la investigación del asesinato, perpetrado apenas horas antes por agentes a sus órdenes”, así comienza el libro de Granados Chapa sobre Buendía.
El principal procesado por este crimen fue el propio José Antonio Zorrilla Pérez, quien encabezaba la temible Dirección Federal de Seguridad (DFS) cuyas operaciones eran informadas al secretario de Gobernación Manuel Bartlett quien las remitía a Los Pinos desde donde eran autorizadas.
Alrededor de las seis y media de la tarde, un sicario le disparó cinco tiros por la espalda a Manuel Buendía en la esquina de Hamburgo e Insurgentes en la Ciudad de México, cuando el columnista salía de su oficina al Paseo de la Reforma. Según el reporte, el asesino huyó por Insurgentes hacia la llamada Zona Rosa.
Zorrilla Pérez llegó al lugar de los hechos con varios comandantes, asumió la investigación del caso y ordenó sacar de la oficina de Buendía, todo lo que pudiera servir en la indagación.
El presidente Miguel de la Madrid acudió a la funeraria en que se velaba a Buendía, ahí mismo giró instrucciones para que la DFS, al mando de Zorrilla, se encargará de la investigación “que permita esclarecer los hechos y se logre la localización del o los responsables a la mayor brevedad posible”.
El 10 de septiembre de 2013 fue liberado Zorrilla Pérez. Cursaba una condena de 35 años de prisión que le fue impuesta luego de ser detenido el 13 de junio de 1989 acusado como el autor intelectual del asesinato de Manuel Buendía.
Antes de concluir su sexenio Miguel de la Madrid desapareció a la DFS y la sustituyó con la Dirección de Investigaciones en Seguridad Nacional (Disen). Con las bases del Disen se creó el Cisen como parte de un proyecto de “Seguridad Nacional” e ideado por el hermano mayor de Carlos Slim, Julián Slim.
Durante años, varios periodistas han alzado la voz para que las autoridades esclarezcan el crimen de don Manuel. El periodista Fausto Fernández Ponte durante solicitó a la entonces Procuraduría General de la República reabrir el Caso Buendía.
A 36 años del asesinato de don Manuel, no hay certeza de la investigación que condujo en 1989 a la aprehensión de José Antonio Zorrilla Pérez como presunto responsable de la autoría intelectual del asesinato del periodista.
Varios periodistas y académicos como el maestro Omar Raúl Martínez (por años director de la Fundación Manuel Buendía, hasta su muerte) acusaron omisiones elementales y otras irregularidades de procedimiento en la investigación y el proceso judicial sobre el asesinato del periodista.
Varios periodistas como Raymundo Rica Palacio, Carlos Ramírez o José Reveles han pedido a las autoridades indagar sobre del destino del archivo personal de Manuel Buendía, el cual fue secuestrado por agentes de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad.
En 1999, el hermano de don Manuel, Ángel Buendía, publicó un libro titulado “Mi Testimonio”, en el se explica que el columnista conocía los vínculos de autoridades y narcotraficantes mexicanos sobre la operación ilegal del gobierno estadounidense destinada a entregar armas a la contra nicaragüense.
El periodista Raymundo Riva Palacio, publicó en su muy leída columna Estrictamente Personal, mayo 30 de 2007 que el asesinato de Buendía fue un crimen de Estado “porque Buendía tenía la intención de publicar en su columna Red Privada los vínculos del Ejército y de altos funcionarios del gobierno federal con el narcotráfico. El secretario de la Defensa, Juan Arévalo Gardoqui, convocó a una reunión donde se decidió el asesinato, que después fue fraguado por funcionarios de la Secretaría de Gobernación, proveedores de armas para el Ejército, Zorrilla Pérez y varios comandantes de la DFS”.
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Desde entonces, con el asesinato de Manuel Buendía e impunidad de los verdaderos culpables, los periodistas en México han sufrido las consecuencias. De 2000 a la fecha, Artículo 19 ha documentado 133 asesinatos de periodistas en México, en posible relación con su labor. Del total, 122 son hombres y 11 son mujeres.
De estos, 47 se registraron durante el mandato anterior del presidente Enrique Peña Nieto y 15 en el actual de Andrés Manuel López Obrador.
Las agresiones se dan por igual a reporteros que publican sus investigaciones que a editorialistas, comentaristas y articulistas de fondo que a columnistas.
México fue en 2019 el país con más periodistas asesinados por su profesión, de acuerdo con un informe presentado este martes por el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, en inglés).
La organización Reporteros Sin Fronteras sitúa al país en el sitio 144 de 180 países en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2019.
La difusión de hechos e ideas y opiniones irrita al poder. Con la llegada al poder de López Obrador esto no cambió.
Estos son los periodistas que han sido asesinados durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador:
1. Víctor Fernando Álvarez Chávez. Desaparecido el 2 de abril en Guerrero.
2. María Elena Ferral Martínez. Asesinada el 30 de marzo de 2020 en Veracruz.
3. Erick Castillo Sánchez, asesinado el 12 de septiembre de 2019 en Guerrero. Trabajaba en Discovery Latinoamérica.
4. Nevith Condés Jaramillo, asesinado el 24 de agosto de 2019 en el Estado de México. Trabajaba para El Observador del Sur.
5. Jorge Celestino Ruiz asesinado el 2 de agosto de 2019 en Veracruz. Trabajaba en El Gráfico de Xalapa.
6. Edgar Alberto Nava López asesinado el 2 de agosto de 2019 en Guerrero. Trabajaba en La verdad de Zihuatanejo.
7. Rogelio Barragán asesinado el 30 de julio de 2019 en Morelos, trabajaba en Guerrero al instante.
8. Norma Sarabia asesinada el 11 de junio de 2019 en Tabasco, trabajaba en el Semanario Chontalpa.
9. Francisco Romero asesinado el 6 de mayo de 2019 en Quintana Roo. Trabajaba en Ocurrió aquí.
10. Telésforo Santiago Enríquez asesinado el 2 de mayo de 2019 en Oaxaca, trabajaba en Estéreo Cafetal 98.7 FM.
11. Santiago Barroso, asesinado el 15 de marzo de 2019 en Sonora. Trabajaba en Noticias Red 653/91.1 FM Río Digital.
12. Samir Flores asesinado el 20 de febrero de 2019 en Morelos. Trabajaba en Radio Amiltzinko 100.7 FM.
13. Rafael Murúa asesinado el 20 de enero de 2019 en Baja California Sur. Trabajaba en Radio Kashana.
14. Diego García Corona asesinado el 4 de diciembre de 2018 en el Estado de México. Trabajaba en el Semanario Morelos.
15. Alejandro Márquez asesinado el 2 de diciembre de 2018 en Nayarit. Trabajaba en Orion Informativo.