La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
No usan el cubrebocas porque no quieren taparle el ojo al macho
Por una inferencia simple, que no requiere mayor ejercicio de abstracción, solemos suponer que cuando el ser humano llevaba por toda prenda de vestir un taparrabos, lo que predominaba era el pensamiento mágico, el instinto era la razonable forma de actuar.
Sin embargo, dicha percepción es equivocada, pues en plena época del boom científico-tecnológico tenemos hábitos, que nos vinculan con las conductas más primitivas del proceso civilizatorio.
Lo más grave, y triste, del asunto, es que tales moditos suelen presentarse en hombres de poder, lo que presume un enorme riesgo de retrocesos autoritarios.
Estos ejemplares lo mismo viven en los bosques perennifolios cono sureños, que en las selvas tropicales o, de plano, sienten tener ascendencia hiperbórea.
El tema es que estos políticos con síndrome de ‘espalda plateada’, ante la pandemia de COVID19, no quieren usar cubrebocas, ya que, suponemos, les puede inhibir la virilidad.
Así pues, con todo y sus ajuares con que pretenden diferenciarse de los salvajes, los machines de marras, tienen un lenguaje corporal que los evidencia: nosotros nos salvamos porque somos elegidos, ustedes se joden por ser elegiacos.
Ya lo dijo su vocero: ¡salgan y desapendéjense!