El recuerdo perenne de Héctor Suárez estará siempre que se analice este período -inconcluso aún- de cambio en la dinámica política y social de México, por su compromiso con la justicia y la dignidad humana.
Redacción MX Político.- Como en todas las historias de vida de quienes dejan huella a su paso por la existencia humana y sin haber concluido aún sus exequias, empiezan a salir a la superficie informativa algunos pasajes en la vida del gran actor y luchador social mexicano Héctor Suárez, fallecido este lunes en esta ciudad que lo vio nacer hace 81 años: la Ciudad de México.
Hombre de barrio, nacido en la céntrica colonia Obrera y poseedor de un talento nato para la interpretación histriónica, la imitación, la escritura y el activismo político, Suárez es un caso típico de niño-talento formado en el seno de una familia humilde y que, como muchos niños mexicanos, gracias a su tesón y esfuerzo por la sobrevivencia, se convierte en el gigante artístico y social que fue y que es, porque muy seguramente como suele suceder, muere el hombre pero nace la leyenda.
El famoso actor Héctor Suárez, quien falleció a los 81 años este martes 2 de junio, nunca tuvo miedo de desafiar la censura de los altos mandos, sea en el mismo Gobierno o en Televisa, empresa en la que trabajó por más de 30 años.
El talentoso Héctor Suárez fue víctima incluso de amenazas en varias ocasiones por su sátira política y su crítica a las autoridades mexicanas en televisión nacional. Fue conocido por interpretar un sinfín de personajes que reflejaban el día a día de la vida de los mexicanos con un toque de humor negro y denuncia social.
En una entrevista de 2010, Suárez habló sin tapujos de Televisa tras su salida y brindó, desde su perspectiva, los defectos de la empresa. Reveló que los productores se quedaban con todo y los actores con las sobras. Manifestó que ya había tenido suficiente de “comedia ñoña” y le interesaba más la confrontativa, por lo que se habría ido al extranjero pues no lo dejaban de censurar en México.
Yo tengo 70 años y soy un reverendo anciano para Televisa. Se ha prostituido el gusto de la gente, se ha desvirtuado lo que es un actor y comediante. Ahora es lo que menos importa… Pero no se preocupen por estudiar, lo de menos es saber actuar mientras tengan las tet… y culi.. bonitos es mejor, mientras más pend… y más estúpidos mejor para poder moldearnos y manejarlos”.
Además, expresó que los productores solo quieren a las jóvenes “para tirárselas, usarlas y tenerlas en la pantalla”. Manifestó que la gente consume lo que les dan, por lo que ya no quería estar en la empresa.
El actor tuvo una historia llena de desacuerdos, escándalos y peleas con Televisa. De hecho, tuvo tres encontronazos en concreto a través de los años. El primero fue cuando en uno de sus espacios cómicos en el programa “Mala Noche… ¡no!” de Verónica Castro, insultó al entonces presidente de México, Carlos Salinas, pero lejos de molestarse, se rio de su personaje y hasta le ofreció trabajo en TV Azteca.
Después de un largo tiempo regresó para un segunda temporada de ¿Qué nos pasa?, que volvió a concluir por un desacuerdo con el ahora presidente de Televisa, Emilio Azcárraga Jean.
Para 2011 regresó de nueva cuenta con el programa Iniciativa México, producido por los hermanos Galindo. Aunque la participación de Suárez sería para 10 semanas, solo ocurrió por seis ya que argumentó que sus contenidos eran “mutilados” y “censurados” sin su consentimiento. Además, argumentó que también incumplieron con el pago prometido.
Los señores Galindo, con una falta de respeto por mi trabajo como creador y enarbolando la bandera de la moral, censuraban y decidían lo que el público debía ver y lo que no debía ver, mutilando siempre con torpeza, desconsideración y un desconocimiento total del género y sin participármelo”, expresó el comediante mediante un comunicado.
Además, le dijo directamente a Azcárraga el joven, Azcárraga Jean, lo siguiente:
Señor Azcárraga, en su empresa están acostumbrados a someter a sus trabajadores y en muchas ocasiones a pisotear sus derechos. Pero habemos personas como yo que por ningún motivo lo permitimos y nos arriesgamos a sufrir las consecuencias antes que perder la dignidad”.
Posteriormente y tras un largo historial de peleas con la televisora, finalmente confirmó en 2019 que regresaría a Televisa con el programa humorístico de crítica política “Ahí va el golpe”, el cual no pudo salir al aire a causa de la pandemia, sin embargo, tenía planes de lanzarlo este año.
Sus batallas por la vida
Héctor Suárez, fue y es un triunfador, porque en vida logró imponerse en cruentas batallas, al flagelo social y médico que es el alcoholismo, mismo que lo puso al borde del fracaso y la miseria, habiendo probado ya su enorme talento, establecido una familia con formalidad y, sobre todo, teniendo ya una historia de fama y prestigio artístico.
Y vivió para contarlo… y dar testimonio de su problema y su recuperación a las nuevas generaciones.
Como los grandes, riéndose de sí mismo, fue capaz de relatar en varias ocasiones, como la vida lo llevó por momentos asombrósamente opuestos. Fue en cuestión de minutos de las mieles del poder profano y la gloria económica… a tocar el ras del fondo social y moral.
Amigo personal de los poderosos, que lo buscaron muchas veces por el ornato que significó su compañía y su “amistad”, seguramente. No obstante fue capaz de mirarlos de frente a los oos y tratarlos en ese mismo plan en el que trató a sus “compas” del barrio cuando niño; a no “amilanarse” ante su presencia y a “cantarles el tiro” cuando fue necesario.
Aunque hubo poderosos también, que lo quisieron como el gran ser humano que fue. Que el trato deferenciado que le tuvieron en vida, fue auténtica muestra de amistad, cariño y reconocimiento.
Una de esas amistades fue la que sostuvo con el mismísimo Emilio Axcárraga Milmo, “El Tigre”, el Emilio que hizo crecer el imperio que es hoy… o que fue, mejor dicho.
Azcárraga Milmo fue realmente su cuate; así fue su trato con él. Informal, cálido. Y bueno… las ganancias por rating y venta publicitaria, generada por sus producciones e intervenciones no eran para menos, pero, dicho por el propio Suárez, Don Emilo Azcárraga lo quería “de ley”, como un hermano.
Incluso en su crisis más álgida de alcoholismo, a inicios de los ochenta, estando en el pináculo de la popularidad, Héctor Suárez se presentaba sin anunciarse en la ofician de “El Tigre”, no obstante que era tan especial con sus visitantes y empleados.
Una de tantas mañanas, el gran actor como de costumbre a la oficina del Presidente de Televisa y se sentó frente a su escritorio.
Luego del clásico “¿Quihubo cabrón?” que le soltó el empresario, le pidió con su asistente una “mimosa” para la resaca -de ambos-, elaborada con Dom Perignon y jugo de naranja.
Luego del intercambio de saludos y razones, Azcárraga le confió al actor: “¡Pinche Héctor, qué envidia te tengo!”; “¿Porqué Emilio?”, le repuso el histrión.
“Tú te desocupaste desde hace dos días y no te presentas en tu chamba hasta el fin de semana. Yo tengo que cubrir un rol formal aquí en la oficina, encorbatado y atendiendo gente que a veces no quiero ni ver;… y tú libre como el viento!”, le dijo “El Tigre”; “¡Ah eso sí mi Emilio, me gusta mi libertad!”, le contestó Suárez.
“Aunque te entiendo Emilo; hay ocasones en que uno por muy libre que crea ser, en realidad vive atado a pesadas cadenas”, platicó en entrevista posterior Héctor Suárez que le dijo en ese momento a Azcárraga. Dice que empezó a sincerarse con su empleador y recuerda haber llorado mucho Héctor Suárez con Don Emilio, al calor de las mimosas, pero que no recordaba el tema con precisión.
Hasta que recobró -dijo- la conciencia, textual, cuando con un terrible calor y el sol en su rostro pero… a bordo de un camello y frente a las pirámides de Egipto.
En ese momento, contrariado y asustado, pidió inmediatamete una explicación y… que lo bajaran del camello. Que si “¿Qué chingados estaba haciendo en un pinche camello y en medio del desierto?”… que él “tenía trabajo y muchos pendientes”.
A lo que de inicio, los anfitriones en lenguaje árabe no atinaron a responder, hasta que se acercaron a bordo del camello, un par de “cuates” y acompañantes, que le explicaron a Héctor:
“Pues es lo que tú le pediste el miércoles a Don Emilio en su oficina; ¿”Qué no te acuerdas?”, “Cómo me voy a acordar?” le repuso el actor, luego de abundar en que no se acordaba de nada.
“Nos hiciste ir a la oficina del Presidente de Televisa y delante de él le dijiste que querías venir a Egipto a hacer esta vuelta con tus cuates, que somos nosotros; en ese momento Don Emilio dio instrucciones y nos pidió los pasaportes, incluyendo el tuyo. Pediste que no le dijéramos nada a tu mujer… y aquí nos tienes papá!”
Asustado Héctor Suárez ahí comprendió que había tocado fondo en su primera gran batalla contra la enfermedad del alcoholismo, la cual logró vencer asmirablemente y dio testimonio en todo momento, de la importancia de la tradición de los “Doce Pasos” y de la fe en Dios, como armas insustituibles para vencer en esa guerra.
Héctor Suárez, un grande que supo ser humilde en sus batallas , para poder imponerse.
hch