* Para beneficio del México jodido y llano existe la economía informal, donde se encuentra de todo y por su orden. Pero el comercio que cubre sus pagos fiscales y es ordenado, se las va a ver negras, a menos de que decidan mermar sus ganancias más allá del 50 por ciento
Gregorio Ortega Molina
Los diferendos entre la sociedad y el gobierno de la supuesta regeneración nacional, son internos y pueden y deben zanjarse en casa y sin cambiar de lugar al florero, pero no ocurre lo mismo con los contenciosos entre México y Estados Unidos, porque se torcieron y profundizaron desde los gobiernos de Miguel de la Madrid Hurtado y Ronald Reagan.
Antes que los Consensos de Washington estuvieron a la moda los reaganomics y los moditos económicos de Margaret Thatcher, que desde entonces iniciaron lo que terminó convertido en globalización, libre comercio y unipolaridad… hasta que China dijo esta boca es mía y Rusia determinó que no necesitaba de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas para retomar su lugar en el mundo.
Entendámonos, lo que ocurre no es una transformación del modelo económico, sino un reordenamiento del poder en el mundo, para un nuevo reparto de esferas de influencia, con vistas a satisfacer las necesidades de trabajo esclavo. Supongo, deduzco, que el orbe quedará dividido en naciones maquiladoras, por un lado, por el otro las consumidoras. Unos seremos el vertedero de las miserias humanas, otros los que impongan las reglas del juego, y coloquen a los floreros donde les venga en gana.
Nunca como en este gobierno los que dicen mandar se han mostrado tan anuentes a instrumentar los deseos del Imperio. No es afán de joder ni desacreditar. La contención de los migrantes inicia en el Suchiate, lo que corrió la frontera sur de Estados Unidos hasta los territorios de Guatemala y Belice. ¿Algún día sabremos la verdad de lo ocurrido en las estaciones migratorias mexicanas durante el confinamiento del Covid-19? Deduzco que la pandemia también confinó a la verdad, como puede deducirse de la lectura del texto de Diego Valadés publicado en Reforma el 20 de mayo último.
Quizá el costo mayor que pagaremos los mexicanos todos, tanto los buenos y sabios como los fifís y perversos, se mostrará en las consecuencias de la reactivación económica “amarrada” a las necesidades de Estados Unidos y totalmente apartada del mandato constitucional y del pregón del humanismo lópezobradorista. Nadie tan taimado como don Andrés para disfrazar sus perversas necesidades políticas de beneficios a sus fans viejitos y ninis y becados y sembradores de vida y mensajeros cristianos que nunca acabaron de entregar esa inexistente cartilla moral casa por casa.
Tarde se darán cuenta los que se niegan a verlo, que esta 4T va a dejar a todos los mexicanos, salvo sus excepciones, como palos de gallinero, con una población mermada y con libertades restringidas, porque la primera de las opciones que ofrece la libertad, es la posibilidad de elegir entre lo malo, lo mediano y lo excelso, pero ¿quién tendrá dinero para evitar alimentarse con comida de tercera?
El tamaño del desaguisado es como lo refiere Alberto Ortega: “El desplome de la industria automotriz es un desastre para la economía del país. Es un sector estratégico que ha costado muchos años construir y cuya contribución a las cuentas nacionales, a la balanza comercial, a la transferencia de tecnología y al empleo de calidad, se está desmoronando y reconstruirla, a corto y mediano plazo, está en chino: ¡Que pena!”
Pero no nos amilanemos, para beneficio del México jodido y llano existe la economía informal, donde se encuentra de todo y por su orden. Pero el comercio que cubre sus pagos fiscales y es ordenado, se las va a ver negras, a menos de que decidan mermar sus ganancias más allá del 50 por ciento. Ahora ya sabemos quién manda aquí, para satisfacer las necesidades del Imperio.
www.gregorioortega.blog
@OrtegaGregorio