MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
El país ha entrado en la espiral de la elección intermedia del año próximo y, en ese tenor, nada debe sorprender aunque sí preocupar por el riesgo de la chispa que puede incendiar a la pradera seca en tiempos en que el escándalo es el recurso socorrido para desarmar al contrincante y sujetarlo de los asideros del infundio y la calumnia disfrazada de demanda de justicia.
Hay temas que levantan polvareda pero esconden motivos de otra naturaleza, encaminados a echar bajo la alfombra cadáveres que no caben en el clóset, pecados que apestan a corrupción y arrastran el tufo de la complicidad cuando no de insultante cínica impunidad.
Veamos. Hay dos asuntos del ámbito senatorial que fueron investigados por la Fiscalía General de la República; uno de ellos no puede ser arrumbado en el archivo de las ocurrencias políticas como el segundo que tiene tintes de una broma de mal gusto, mas no por ello dejarlo en la impunidad.
Mire usted, al inicio de esta semana se reeditó el tema del presunto espionaje de que fue víctima la bancada del Partido Acción Nacional en el Senado de la República el pasado 5 de marzo. El caso fue denunciado, como hoy se observa, más en el ánimo del escándalo mediático que de una afrenta delictiva. Y le refiero el sustento.
Ese día 5 de marzo sesionaba el pleno del Senado de la República; el tema en agenda era el reconocimiento al doctor Jesús Kumate por su trayectoria como secretario de Salud, una propuesta que no generaba discusión alguna cuando Mónica Fernández Balboa, presidente de la mesa directiva senatorial dio la palabra solicitada por el senador Mauricio Kuri González, coordinador de los senadores del PAN.
Molesto, Kuri denunció que personal administrativo de la bancada albiazul había encontrado micrófonos en el plafón de sus oficinas. En suma, el senador queretano asumió que la bancada era espiada y de la oposición hubo demanda de investigación, apoyo a la indignación del coordinador panista.
Fernández Balboa, instruyó solicitar la intervención de la Fiscalía General de la República para emprender las indagatorias de ley. Presentó ante la FGR denuncia por espionaje electrónico, en el área que ocupa la fracción del PAN en el inmueble del Senado.
Doce días después, a partir de un informe de la Agencia de Investigación Criminal, el fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, comunicó a Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, que no hubo tal espionaje ni menos intento del mismo, porque se trataba de instalaciones que, en efecto, tenían micrófonos cuya existencia no era un secreto ni tenía intención de espiar.
En fin, tres meses después de que el documento enviado por Gertz Manero, el 17 de marzo último, a Monreal para que, incluso, lo conocieran los coordinadores de las bancadas senatoriales y, de considerar hacer públicas algunas partes, se lo informaran, el caso quedó cerrado: no hubo espionaje ni pretensión de hacerlo en oficinas del PAN.
La reacción de Kuri González y del senador Damián Zepeda fue de calificar como una vacilada al informe con el que se finiquita el caso. Acusan que se le dio carpetazo, pero el informe de la FGR estuvo disponible desde el 17 de marzo.
¿En serio no lo recibieron? De haber sido así, en todo caso los senadores de Acción Nacional incurrieron en una falla de primaria, porque son la parte interesada y, en cualquier investigación, más de esta naturaleza, la prioridad es darle seguimiento y pedir a la autoridad informes puntuales.
La investigación determinó que los micrófonos son parte del mobiliario del Senado, están colocados desde el año 2012 y de ello tuvieron conocimiento quienes integraban, entonces, la bancada mayoritaria del PAN.
La Mesa Directiva del Senado dio todas las facilidades a la FGR para investigar, amén de que la fracción del PAN igual estuvo en posibilidad de dar seguimiento al caso y exigir, como lo hizo Kuri en la sesión del 5 de marzo, que se hiciera hasta dar con los responsables del supuesto espionaje.
Mire usted, sólo hay que recordar que los tres micrófonos encontrados en el plafón de la sala de juntas de la bancada albiazul, son parte de otros 58 que nunca se utilizaron, conforme con declaraciones de personal técnico administrativo del Senado.
La Fiscalía General de la República mediante la Agencia de Investigación Criminal concluye que este affaire de los espías en conflicto no existió. ¿Fue montaje para el escándalo mediático?
En el Congreso de la Unión hay políticos, senadores y diputados federales que pertenecen a grupos parlamentarios con diferencias y coincidencias políticas, pero todos con el objetivo toral de asumir el poder. No son hermanas de la caridad y este tipo de casos forman parte del juego que todos, en esas ligas, juegan.
Por supuesto el PAN no acepta ni aceptará el informe de la FGR que determina ausencia de elementos para determinar que se espiaba a los senadores albiazules.
No sorprenden estos escándalos.
Hay que recordar que, en septiembre de 2010, en la entonces naciente LXI Legislatura federal, Guadalupe Acosta Naranjo, entonces diputado federal del PRD, denunció espionaje en su oficina, asunto que se diluyó y luego se comprobó que él formó parte del operativo para ingresar en la cajuela de su automóvil a Julio César Godoy Toscano para que rindiera protesta y adquiriera fuero.
Y es que Julio César fue acusado de nexos con la Familia Michoacana y había orden de aprehensión en su contra; ingresó de contrabando a San Lázaro el martes 21 de septiembre y rindió protesta ante el pleno cameral el jueves 23 de ese mes de 2010. ¿Escándalo? ¿Alguien recuerda el tema? ¿Alguien recordaba el denunciado el 5 de marzo último por Mauricio Kuri?
La memoria es flaca, tanto como aquel caso de libro-bomba que le explotó a la senadora de Morena Citlalli Hernández, en su oficina, y que igual derivó en escándalo, el 29 de mayo del año pasado. ¿Cuál fue el resultado de las investigaciones? Nadie sabe nadie supo.
Ahora, ¿quién investigará el caso de la reaparición de los anarcos en Mexicali, Guadalajara y la Ciudad de México? ¡Vaya casualidades! Con absoluta impunidad vandalizan y luego se asumen víctimas. Por supuesto, es indignante que policías pateen a una chica, una joven que, hay que decirlo, iba encapuchada y también se manifestaba en ese grupo violento. No, no es justificación, pero ¿por qué no hay detenidos? Cuidado, cuidado, la pradera tiene pasto seco y no hay espacio para ocurrencias ni escándalos mediáticos. Conste.
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