Francisco Gómez Maza
• El conflicto, filosofía de vida de la White House
• Todavía no arranca el T-MEC y ya busca pleitos
Al presidente López Obrador puede salirle el tiro por la culata en la relación con el voluble e impredecible gobierno de Donald J. Trump.
De hecho, no es una profecía, pero sí le saldrá el tiro por la culata. Sólo quien no conoce a Washington le cree todo lo bueno que promete.
El tabasqueño se ha mostrado, hasta ahora, muy contento y agradecido, dice, con “el respeto” del presidente estadounidense a la política de su gobierno, aunque su afirmación no parece muy de corazón, sospechosista como es.
De acuerdo con las experiencias del pasado, por aquí Washington está abrazándote muy efusivo, y por la espalda está dándote la puñalada trapera.
Washington nunca ha sido confiable, ya despache en la Oficina Oval un demócrata o un republicano. Los gringos siempre van a lo suyo, aunque se les atraviese el mismo diablo. Como decimos en México, el Imperio nunca da un brinco sin huarache. Y aquí vale lo que decía el “gran” dictador oaxaqueño (tan admirado por el tío Ricardo): “Pobre México. Tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. (Don Porfirio no ocultaba sus preferencias por la monarquía europea, la de los grandes y señoriales salones donde se bailaba el vals. Y paladeaba el champagne con un buen camembert y un delicioso panecillo untado de caviar, la hueva del esturión).
Éste es el caso que nos interesa ahora para compartirlo con quien nos hace el favor de leer esta nota, que por cierto fue divulgada en la víspera por las agencias internacionales de noticias: No ha sido inaugurado el nuevo tratado comercial (el T-MEC), cuando ya la Casa Blanca planea inaugurar el conflicto con el gobierno de López Obrador. Ya prepara la primera queja contra México.
La Casa Blanca siempre tiene que andar buscando pleitos, como aquel pleitista callejero que desgobernó a los mexicanos no hace mucho tiempo.
De acuerdo con un despacho de la agencia de prensa francesa, la Casa Blanca, la de Washington, D. C., no la de Las Lomas, evalúa presentar una queja a México, “por falta de aprobación de productos biotecnológicos estadounidenses”, una vez que entre en vigor el nuevo tratado comercial, informó el martes 17 de junio un alto funcionario del gobierno de Trump.
Y la verdad, este venidero conflicto no es tanto porque México no les haya comprado a los gringos materiales biotecnológicos. Es un problema serio y parece casi un problema filosófico con el nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador, como lo advirtió el propio Robert Ligbthizer, representante comercial de Estados Unidos. Éste se asegurará de hacer cumplir lo negociado en el TMEC, como lo advirtió el funcionario en una audiencia en el Congreso estadounidense. La cosa es armar pleitos. Demostrar quién tiene el garrote en las manos, como los policías que matan manifestantes que no son incoloros.
Lighthizer les dijo a los representantes del Comité de Medios y Arbitrios que la administración Trump considera “un gran problema” la omisión de México de adoptar productos biotecnológicos estadounidenses. Claro. Por supuesto. Ellos quieren ser los únicos beneficiados de la relación comercial. No aceptan que otros países, independientemente del T-MEC, puedan ser socios de México.
Estados Unidos prevé iniciar consultas formales con miras a presentar una queja de Estado a Estado, bajo el sistema de solución de controversias del tratado.
Lighthizer también se refirió a posibles incumplimientos, por México, de las cláusulas laborales del acuerdo, aunque no precisó a qué incumplimientos se refería.
El hecho es que el conflicto en las relaciones de México, esté quien esté en el palacio nacional o en la Casa Blanca, es el cuento de nunca acabar. Los gringos quieren gobernar el mundo y ahora están preocupados, muy preocupados, por el avance de los países de la otrora Cortina de Hierro. Rusia y, sobre todo, la República Popular de China. Y a México, que lo tienen en su traspatio, le aprietan el cuello.