• En peligro la gobernabilidad
• Y todo por la autojusficación
La coyuntura es, hoy por hoy, preocupante. Pareciera que un importante titiriter@ – ¿desde la cárcel de Tepepan? – estuviese moviendo los hilos de este magisterial gran teatro de marionetas, en Guerrero, en Chilpancingo; en Morelos, en Michoacán, y otro manipulador de guiñoles lo estuviese haciendo en la UNAM. El titiritero del crimen, ubicado entre la a y la z del padrón criminal, tendría que haber sido el que movió los hilos del disparador que cegó la vida del joven fotoreportero de Vanguardia en Saltillo.
No desdeñamos que pareciera que lo que impera fuese la ingobernabilidad, a cuatro años de que las mayorías votaron por la gobernabilidad, cuando todo el mundo apostaba a que el sexenio seguiría tan terso como empezó, a pesar de los disturbios del primero de diciembre.
Peligrosos túneles si luz al final y, para mayor preocupación, la ruptura del Pacto por México, detonada por la compra de votos practicada por ahora ex funcionarios de la Sedesol en Veracruz, al mando del gobernador Javier Duarte y de la colaboradora en materia de programas sociales para mexicanos en pobreza extrema, Rosario Robles Hecho que despertó a los demonios.
En estos días ha habido encuentros desencontrados entre el gobierno de Peña Nieto, representado por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y los dirigentes de los partidos, en un intento de los gobernantes por rescatar el acuerdo nacional, que muchos creían la cereza en el pastel de la legitimación del gobierno priísta. Y en esto hay confusión, porque Gobernación dijo que los tres partidos estaban por retomar el diálogo, pero el PAN aclaró que su representante en el Consejo Rector del Pacto no retornará a la mesa, en tanto no se aclare el asunto veracruzano y no se castigue o se cese a los funcionarios estatales sorprendidos en franco mercadeo de favores sociales por votos para los candidatos priístas en las elecciones de julio.
Hay quienes están seguros de que el Pacto por México habría nacido enfermo y ya hizo crisis la enfermedad; ya tocó fondo como los enfermos emocionales. Pero será difícil que todo vuelva a ser tan de color de rosa como en el principio. Como una relación amorosa que se rompe y que cuando se intenta restablecer ya huele a desconfianza.
El propio Miguel Ángel Osorio Chong, encargado por el presidente Peña Nieto para negociar las relaciones políticas del gobierno y las llamadas fuerzas políticas, lo ha reconocido, como lo dijo el periódico español El País: La crisis del Pacto por México no está superada. Eso lo dijo el miércoles y analistas políticos completaron la frase: “… ni lo estará” porque las partes confrontadas se autojustifican y nadie acepta que el otro tenga la razón, y la autojustificación es una destructora universal de la armonía. Coloca al hombre contra el hombre, al político contra el político y, como lo hemos visto en la historia de la humanidad, a nación contra nación. Y por su medio, todo tipo de necedades y violencia pueden hacerse aparecer como buenas y hasta respetables.
Puede ser que se supere la crisis. Que los encapuchados abandonen la rectoría de la UNAM, que los maestros y los activistas de Guerrero, de Morelos, de Michoacán y de donde sea se tranquilicen en cualquier momento (que eso finalmente pasará); puede ser que el gobierno mantenga la disposición de dialogo y no reprima, aunque no renuncia a ser el propietario de la razón y de la verdad Sin embargo, las relaciones políticas y sociales, durante este sexenio, no volverán a ser tan tersas como cuando todos se cogieron de la mano y firmaron el Pacto por México.
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