Francisco Gómez Maza
• La muerte no juego electoral
• Hay otras tácticas no fatales
Si en el mundo en general se ha politizado la pandemia desatada por el SARS-Cov-2, imagine la politización que sectores antigobiernistas han hecho de ella en países en los que, como en México, se esperan y se preparan procesos electorales para el año venidero.
En México se ha privilegiado el discurso de odio, tomando como pretexto el manejo de las políticas sanitarias oficiales, y la batalla política se ha recrudecido, al tiempo que la crisis de salud se acelera y produce diariamente aumentos en la cantidad de contagios y muertos, atribuidos más a la inconciencia de mucha gente incrédula y que no hace caso de los protocolos para evitar infecciones masivas.
El reporte ofrecido el domingo 21 por la vocería del sector salud, cuando todo el mundo celebraba el Día del Padre, fue aterrador. La cantidad de fallecimientos llegó, en las 24 horas de la jornada del sábado 20 (las cifras que el gobierno ofrece diariamente corresponden a la jornada de la víspera) a 1,044 y el acumulado de contagios se elevó a 180,545. Estamos hablando sólo de lo que los estados de la federación reportan cada 24 horas. Imagine cuántos casos no entran a la estadística porque no pasan por el sistema hospitalario de las instituciones de salud o, simplemente no aparecen porque ocurren en poblaciones y regiones donde ni siquiera hay una clínica de campo.
Ante este agravamiento, la confrontación política, que los opositores al gobierno buscan posicionar en los medios de prensa y en las redes de comunicación masiva, se agudiza todos los días, en busca de “tácticas” encaminadas a ganar terrenos electorales, por medios electoreros, en el proceso del 2021.
Así, a la par de la pandemia del coronavirus, se alimenta otra cepa, una pandemia de odio, “porque hay que anular a Morena en San Lázaro para recuperar poder frente al poder del Ejecutivo.”
Y no habrá tregua que valga. Los perdedores del 2018 están muy heridos y jugándose la vida para erosionar el poder concentrado por el Movimiento de Regeneración Nacional en las elecciones del 2018. Aunque los opositores aparezcan debilitados, ante la aplanadora lopezobradorista, no cesarán su lucha por minar al gobierno de la Cuarta Transformación. Por sacarlo de Palacio Nacional y del Congreso de la Unión. Bueno, eso es lo que quieren, aunque habrá que reconocer que ni López Obrador ni su partido son mancos.
El PAN, Movimiento Ciudadano y el PRI (habría que agregar al menguadísimo PRD) tendrán que actuar políticamente con más conspicua inteligencia, pues el discurso de odio no los llevará más que a un abismo más profundo que el que los tragó en el 2018, hechos polvo por las fuerzas morenistas, a las que odian, por supuesto, porque, obviamente, no pueden amar.
Sin embargo, tienen que trascender el odio y reconstruirse pues, como dijimos en otro espacio, no llegarán a ningún lado a gritos y sombrerazos. Y menos mediante cuestionamientos irracionales al manejo de la crisis sanitaria, que es más grave de lo que ellos mismos imaginaban. Aún queda tiempo para despolitizar la pandemia sanitaria.
Pero nadie tiene por qué decirse sorprendido, porque panistas, perredistas, priistas, “ciudadanos”, entre otros descontentos, están en su papel; aspiran a ser la oposición que, obviamente, quiere y pretende retornar al poder a como dé lugar.
En el caso, la noticia sería que PAN, PRI etc estuvieran de acuerdo con el morenista, lo que me recuerda uno de los ejemplos clásicos del periodismo académico, que explica con peras y manzanas, qué es el género noticia: si un perro muerde a un hombre no es noticia. Sólo sería noticia si el hombre mordiera al perro.
Por el lado contrario, ante el vocerío escandaloso de sus opositores, el gobierno lopezobradorista y los dirigentes de Morena tendrán que cuidarse de no cometer errores, como el que ocurrió, precisamente el domingo 21 en Tuxtla Gutiérrez, donde un guardia (se les dice guarura) de seguridad de la hija del gobernador Rutilio Escandón baleó al ex yerno del mandatario, a plena luz del día y frente a cientos de personas que no salían de su asombro. Hechos como el ocurrido en Chiapas indudablemente que le restarán credibilidad al gobierno morenista de Escandón y de López Obrador.
Los dirigentes de Morena deberán tener cuidado en escoger a sus aliados. Muchos en los medios de prensa manifestaron repudio ante el anuncio de que el partido oficial se aliará con el Verde, un negocio de familia calificado de nido de oportunistas y negociantes de la política, para encarar la escalada de grupos de la llamada clase media acomodada, patrocinados por el Partido de Acción Nacional, en contra de López Obrador.