La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Hubo una vez un mesías cuyos milagros tenían la confiabilidad de un cachito de lotería
A dos años del triunfo del presidente López Obrador, buena parte de sus promesas de campaña no se han cumplido, salvo algunas cuestiones como la llevada y traída rifa del avión presidencial y la entrega de mini becas, no han pasado muchas cosas positivas.
Por el contrario, la economía está en declive, asunto que no es atribuible en exclusiva a la pandemia de coronavirus, sino, también, a políticas públicas mal orientadas.
En este contexto, muy a pesar de su discurso anti neoliberal, el tabasqueño se aferra a la posibilidad de que el T-MEC (por cierto, mecanismo ideado por su archirrival Carlos Salinas), saque a flote al país, ante la imposibilidad de establecer sus propios criterios de política económica.
En materia de seguridad, las cosas han empeorado y el combate a las corruptelas del pasado es tímido, además, algunos colaborados de la 4T, están involucrados en escándalos sobre el origen de sus fortunas.
En cinco meses se completará la tercera parte del sexenio de don Andrés y los pronósticos no son nada satisfactorios, hay analistas que hablan de un periodo perdido (lo cual tampoco es novedad), circunstancia que significa más de lo mismo, no una transformación.
El tema es que estamos ante un mesías fallido que no hace milagros, lo suyo, lo que se dice lo suyo, es pura milagrería.