Andy S. K. Brown
Aeroméxico, la línea aérea favorecida por Enrique Peña Nieto (se dice que fue adquirida por sus actuales accionistas con dineros de los fideicomisos “públicos” manejados discrecionalmente con total opacidad) está quebrada no sólo por efectos de la pandemia, también por sus malos manejos financieros. Sólo es dueña del 30 por ciento de su flota. El resto de sus aviones es rentado. Y si no reestructura sus adeudos, calculados en 6 mil 500 millones de pesos, podría desaparecer.
Su principal accionista, Eduardo Tricio Haro, se hizo de mulas con la gigantesca empresa lagunera dedicada a la producción y comercialización de lácteos: Leche Lala. Además de ser la más grande en América Latina también es la principal importadora de leche en polvo a nuestro país, lo que la convierte en el principal verdugo de los ganaderos mexicanos al no permitir una justa competencia en la venta de la leche natural, toda vez que vende productos elaborados a base de sueros y polvos con grasas vegetales adquiridos por ellos a precios muy bajos.
La corrupción en Liconsa, aliada de Tricio
Uno de esos productos era, hasta hace poco, Nutri Leche. Nombre fake, pues es bien sabido que no se le puede llamar así a un producto lácteo combinado. Esta trama de cuatro sexenios –EZP, VFQ, FCH y EPN– parecía llegar a su fin tras la guerra declarada por su director general, Eduardo Tricio, a la 4T, en la que abiertamente le declaró la guerra al Presidente AMLO.
Pero las cosas empezaron a cambiar cuando regularon las etiquetas de las fórmulas lácteas y prohibieron utilizar la palabra “Leche” en productos que no lo fueran. De alguna manera, Lala no tuvo de qué preocuparse. Simplemente cambió de estrategia y comenzó a corromper funcionarios de Liconsa, dirigida por Abelardo Manzo González.
Los tentáculos del monopolio lagunero volvieron a mostrar su fuerza, ya que tras el esfuerzo del gobierno de estimular a los productores –al promover un plan que fijando un precio de garantía en la leche y pagándola a 8.20 pesos, un precio casi del doble del de 4.50 promedio que se pagaba anteriormente, y a su vez dejando de importar leche en polvo para Liconsa– hizo que Lala volteara a ver una lucrativa oportunidad de seguir su crecimiento a costa de todos los ganaderos.
Y esta vez lo planearon bastante bien, cuando comenzaron a descremar toda la leche de sus establos —segmentados por ser positivos a brucella— duplicando sus ganancias con una leche considerada desecho.
El negocio es simple y jugoso, se obtiene la crema y se vende a precio comercial y a la leche ya descremada se le agregan grasas vegetales transgénicas de palmoleínas, y con la ayuda de funcionarios de la nueva Liconsa son diluidos hasta 2 millones de litros de esta leche adulterada cada semana.
Y así, misteriosamente, una leche descremada de 4 pesos es vendida en 8.20. Con dos millones de litros por semana se convierte en un jugoso negocio al que muy difícilmente se podría resistir cualquier modesto funcionario de la 4T.
¡Son más de 8 millones de pesos de “utilidad” semanal!
Liconsa-Jalisco, el meollo de la corrupción
Y a cambio de ello fue muy fácil para Lala inundar todos los centros de acopio de Jalisco con leche bautizada y bendecida por el flamante gerente de Jalisco, Gustavo Figueroa y sus colaboradores cercanos, quienes formaron empresas y códigos de productores para vender estos volúmenes por lo que, finalmente, lograron en un tercio del año terminar el presupuesto de Liconsa para la compra de leche en Jalisco.
¿Quién va a pagar ahora los platos rotos? Como siempre, los ganaderos a los que simplemente se les dice que los pagos serán a 45 días y que los volúmenes serán reducidos a la mitad.
Aquí las preguntas son: ¿será que Lala sobreviva otro sexenio a expensas de los ganaderos?, ¿quiénes son los nuevos gestores de Lala en la 4T?, ¿de quién son las empresas que aparecieron de la nada, además de los villanos de siempre, para inundar Liconsa de leche “arreglada”?, ¿por qué el gerente Gustavo Figueroa y su brazo derecho Alejandro Zapata defienden a capa y espada la nueva y más fuerte razón social Comarket SA de CV?, ¿será que también son empleados de Lala? ¿O sólo de la 4T?
En tremendo lío se encuentran los productores de leche quienes además de todos los problemas económicos del país de antes, durante y después de la pandemia, vuelven a tener que sufrir la voraz hambre de Lala, protagonista de monopolio que va tras su quinto sexenio de bonanza… gracias a la corrupción.
Si Tricio pudiera haber hecho algo igual en Aeroméxico…