Por Arturo Sandoval
“Uno de los más grandes errores es juzgar a los políticos y sus programas por sus intenciones, en vez que por sus resultados.” Milton Friedman.
En una de las mejores semanas de este año de confinamiento en la política del País; donde destacan sucesos positivos: para empezar la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a la Casa Blanca de Washington con un éxito político inesperado, donde algunos opositores de la visita, conservadores, de centro, de la izquierda y de la misma Morena, pensaron en la humillación pública que Donald Trump le iba a dar a nuestro Presidente y… nada: sí fallaron los pronósticos de forma apabullante.
Se argumentó por algunos sectores en México y Estados Unidos, el aprovechamiento de la visita de López Obrador por Trump a unos meses de las elecciones de su País, para aumentar la preferencia en buena parte de los 38 millones de mexicanos poblando Estados Unidos. Sí, es probable, pero podrán ser unos cuantos cientos ya cautivos y menos por el cambio de decisión de voto. Lo más seguro es el aumento de mexicanos que ahora sí votarán en contra de Trump, debido a las muchas ofensas y actos administrativos para dañar mexicanos. El excelente e inteligente discurso de AMLO, es uno de los alicientes para ejercer un voto útil solamente. Familiares y amigos de los 800 mil jóvenes dentro del DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) seguramente votarán por Joe Biden u otro, pero no por Donald Trump. Los indocumentados no pueden votar, pero son víctimas con amigos y familiares también con derecho a voto.
Si alguien en alguna elección sale favorecido con esta visita a Washington, lo es Morena y desde luego AMLO, si admiten el pleonasmo. La cena fue un festival para los empresarios. Nuevos negocios, fortalecimiento de alianzas, compraventa de bienes y servicios, escenario con alta dosis de intercambio billonario en dólares. Y mucho, pero mucho cabildeo político.
Hoy, el Peje, sentado en algún cómodo sofá del departamento familiar dentro de Palacio Nacional, abrazando a su hijo, con sonrisa y mirada de satisfacción hacia su esposa Beatriz, se pasará uno de sus mejores domingos familiares.
Un pastel con varias cerezas esta semana: la inminente extradición de Emilio Lozoya, la captura de César Duarte, los perros de caza tras Tomás Zerón, avances en el caso Ayotzinapa, la carta de apoyo del director del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Carlos Salazar Lomelín, dirigida al presidente López Obrador, un bate de aluminio rojo, un semáforo naranja en varias ciudades con brillo intermitente para brincar a rojo o al verde, la falsa idea de disminución del desempleo cuando ya no hay mucha gente con empleo que correr, buena semana en la Bolsa en México para las empresas mineras y energéticas y: la Pelea del Siglo… bueno, bueno, no tanto: el debate entre el fiscal Alejandro Gertz Manero y el académico Edgardo Buscaglia, el cual disfrutamos a más no poder por su alto nivel gracias a Carmen Aristegui. Buscaglia se puso el chaleco de necio con la etiqueta cliché de: “no entiende que no entiende”, y Gertz le explicó con manzanas, con palitos la necesidad de que para que la Fiscalía entre a atender algunos casos, debe ser con pruebas otorgadas por Hacienda o la Unidad de Inteligencia Financiera. A mi parecer, quizás por ego, el doctor Buscaglia no daba su brazo a torcer y sacó su bolsa con sinnúmero de artículos, leyes, el caso de Lydia Cacho; para ser aplastadas por otras más reales, salidas del conocimiento del magistral doctor Gertz Manero. No termina en un resumen de “para cabrón, cabrón y medio”; por fortuna el final es de cuento de hadas, con la aceptación de Gertz Manero de integrar el ofrecimiento de asesoría del investigador experto doctor Edgardo Buscaglia. Lo cual sería la muy deseada reparación del puente roto entre Santiago Nieto con el Fiscal de la Nación.
15 mil millones de pesos, casi no lo ganaba ni Luis Videgaray en una semana. Es mucho dinero para liberar cuentas bancarias a presuntos delincuentes por no sustentar bien las carpetas de investigación o por no seguir los procedimientos adecuados. Ya lo dijo López Obrador, Santiago Nieto no hace nada sin consultarlo con él; o sea: no se manda solo, tiene dos jefes arriba. Emilio Lozoya se fugó por congelarle las cuentas antes de tiempo, pero de cualquier forma el resultado es su regreso a México, quitarle los grilletes familiares parte de la negociación. Ya en suelo mexicano, el ex director de Pemex, corrupto entre los corruptos, según notas extrajeras -si conocieran a lo demás- , no podrá poner condiciones: o habla o habla. Seguramente se recuperarán las cuentas bancarias y muchas de las propiedades de la familia Lozoya adquiridas con ilícito dinero. Ensartará a varios corruptos también. La lista inmediata la encabeza el exageradamente caro sibarita a costillas ajenas: Tomás Zerón. Si esta es una estrategia para aplicarla con los otros delincuentes, parece ser muy buena siempre con resultados iguales al caso Lozoya, pero… avísenle al doctor Gertz Manero, nuestro abogado de la Nación.
Nota: no sean gachitos.