Si nos atenemos al discurso de los intelectuales y los pseudo pensadores de los think tanks mexicanos –Cide, Colmex, etc.–, la democracia tiene en nuestro país algo así como 13 años: desde que, dicen, el PAN sacó al PRI de Los Pinos… a los que el tricolor ha regresado apenas.
Quieren decirnos, entonces, que nuestra muy peculiar democracia es apenas una niña, ¿no cree usted?
Y puede que tengan razón, pues como nena es que las más de las veces se comportan quienes dicen hacer la democracia:
Declaraciones de políticos, empresarios, líderes sociales que en la mayor parte de los casos mueven a la compasión –por la ignorancia con las que son proferidas– cuando no a la risa franca.
Debates banales.
Inmadurez de los llamados “actores”.
Pérdidas lamentables de tiempos políticos.
Impulsividad como tónica.
Temperamento sobre sensatez.
La racionalidad, ausente.
Las pataletas dominan los espacios legislativos.
El bullying es el modus operandi de los partidos políticos.
Impera el juego de lanzar la piedra y esconder la mano, en los terrenos de la anhelada justicia.
La diatriba y el engaño son las golosinas de nuestra muchas veces chillona clase política.
La ingenuidad infantil de quienes creen en las promesas y los compromisos choca con la perversidad, también pueril, de quienes de antemano saben no van a cumplirlas.
A final de cuentas, en esta democracia niña, nuestros políticos –sin distingo de partido ni de posición en el organigrama– son personas infantiloides con una perpetua necesidad de reconocimiento social.
Y aún con el riesgo de caer en estereotipos, podría afirmarse que los políticos suelen tener problemas con sus “egos”. Suelen ser jactanciosos, egoístas, vanidosos, entre otros atributos. La excepción, empero, se suele dar cuando están en plena campaña política y disfrazan esas características con actitudes que los igualan a los demás. Una conducta quizás generada por su “olfato” político o por estricta recomendación de sus “asesores de imagen”, que de eso ahora hay para dar y regalar.
DIÁLOGO Y MADUREZ
Niña y todo, la democracia no debe agotarse en el mero acto de votar y ser votado como señala la Constitución misma. La democracia debe ser un estilo de vida en el que cada cual, individuo o grupo social, reciba lo que de verdad merece y aporte lo que se requiera.
Estamos hoy ante situaciones que reclaman diálogo. Igual en Chilpancingo que en la Torre del Pedregal de San Ángel donde se asienta una rectoría. Lo mismo con los empresarios, enojados por las reformas a la Ley del IMSS, que con los deudores de bancos y grupos financieros amenazados con la expropiación y el arraigo.
Se habla en los discursos de madurez política. Pero si realmente existe esa madurez para el diálogo y los acuerdos necesarios, es el momento de demostrarlo.
No de esos acuerdos y alianzas partidistas para conservar el poder, ni de arrebatar o robar votos ciudadanos ni de manipular situaciones, sino de tener el valor, la inteligencia y la valentía necesaria para sentarse a dialogar con quien haga falta.
De tener que ceder de forma justa e inteligente, de tener que comprometerse por el bien de todas las partes de un todo, siendo ese todo la sociedad mexicana a la que, en actos solemnes, se comprometieron a servir.
Un dialogo maduro y justo en el que pudieran estar los intereses de todas las partes, en el que se pudiera hablar, ceder, acordar y comprometerse para conseguir esa paz que todos demandamos desde hace mucho y de la que todos sin excepción somos merecedores.
Y con todas estas declaraciones, yo que presumo de no saber nada de política y con los pocos recursos intelectuales –no estudié ni en el Cide ni en el Colmex– y políticos que puedo llegar a tener, me pregunto: ¿hacia dónde nos quieren llevar los infantiloides políticos?
¿Qué tipo de apoyo o de votos ciudadanos desean? ¿Cómo nos van a convencer de que les interesamos? ¿Qué tanto podemos confiar en quienes dicen representarnos? ¿Cómo fiarnos de que cada uno de sus actos políticos está encaminado al bien de la ciudadanía? ¿Cómo recuperar la confianza perdida? ¿Cómo pueden demostrarnos que quienes están en el poder son personas inteligentes, responsables y justas, que saben defender a la perfección el derecho que todos tenemos de vivir en paz? ¿Qué garantías tenemos y se les da a nuestros hijos de que vivirán libres de conflictos políticos mal encaminados y encausados? Y ¿cómo nos van a demostrar que por fin todos los políticos han sabido sentarse a dialogar y han podido llegar a acuerdos y compromisos que todos estamos esperando?
En fin, espero no tardar muchos años para tener contestación a todas estas preguntas. ¿O usted no?
Índice Flamígero: La priísta Confederación Nacional Campesina (CNC) denunció que alrededor del 60% de los niños de México, principalmente en el sector rural, viven en la pobreza, que más de tres millones son explotados como jornaleros en el campo y que la mayoría de los infantes delpaís son víctimas del abandono, la falta de educación y la violencia.