La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Rebrote: dícese de la reacción a una acción de los rebrutos
A casi dos meses de que terminó el periodo de mitigación, conocido como sana distancia, y entramos a la nueva normalidad, la curva de la pandemia de COVID19 no llega al anhelado pico. Hagamos una revisión del tema, los porcentajes que los calcule quien guste.
El 30 de mayo pasado, el gobierno federal indicada que había un total de 87 mil 512 contagios y nueve mil 779 muertes. Para el 31, el registro era de 90 mil 664 casos positivos y nueve mil 930 defunciones, o sea, un aumento de tres mil 152 y 151 respectivamente.
Para el pasado 22 de julio, las cifras marcaban 362 mil 274 casos positivos y 41 mil 190 decesos. Al día siguiente se nos informó, que los contagios sumaban 370 mil 712 y el acumulado de difuntitos fue de 41 mil 908, los que da un incremento de ocho mil 438 y 718 en el orden señalado, además, el 23 de julio marca un récord en el número de contagios.
En teoría, la etapa de confinamiento tuvo como objetivo atajar la dispersión del virus, para que, cuando se reabrieran las actividades, el fenómeno estuviera bajo control.
Sin embargo, los datos aludidos indican que la estrategia no funcionó, el mentado pico de la pandemia no llegó entre el 8 y el 10 de mayo, como se pronosticó, por lo que la reapertura, el 1 de junio, se dio en circunstancias no contempladas, fue al puro modito del ‘borras’.
A pesar de todo…el domador insiste en que todo marcha bien.