Historias para armar la Historia
Ramsés Ancira
El 30 de abril de 2020, hace menos de cuatro meses, ya la pandemia del coronavirus se extendía por el mundo, pero todavía no era el tema central de las noticias en México. Ese día 142 analistas políticos, historiadores, distinguidos activistas por los derechos humanos, varios periodistas y académicos del más exigente centro intelectual del país, El Colegio de México, dirigieron una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador con una sola preocupación, estar atento del sospechoso comportamiento del siempre malintencionado comunicador y calumniador profesional Alfredo Jalife Rahme Barrios.
Aunque Jalife se hace llamar doctor, y en verdad ostenta una cédula profesional de la Universidad Nacional Autónoma de México como licenciado médico cirujano, con el número 521 mil 223, a petición de varias de las personas a las que ha insultado en sus redes sociales con calificativos como “prostituta de burdel de 5ta” “narco lavador” o presuntos miembros de cárteles, la UNAM no ha podido encontrar documentos que comprueben su carrera académica y se desconoce la tesis con la que obtuvo ese grado.
Por el contrario, la licenciada, maestra y doctora en ciencia política, Olivia Gall, integrante de la Red de Investigaciones Interdisciplinarias sobre Identidades, Racismo y Xenofobia en América Latina y del Sistema Nacional de Investigadores, coloca a Jalife en el centro de su investigación académica “Discursos de odio antisemita en la historia contemporánea y el presente de México” publicada por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. Este trabajo académico se puede consultar en este enlace http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_serial&pid=1607-050X&lng=es&nrm=iso.
El resultado de la carta al presidente de la república, más que desafortunado, resultó inútil, un grupo de “You Tubers” que pretende sustituir al periodismo profesional; y buena parte de cuyo éxito consiste en exagerar las cualidades o exaltar los defectos del antiguo o nuevo régimen se enlazó en internet para darle a Jalife más de una hora de soliloquio en el que pudo despotricar a su gusto menoscabando las biografías de defensoras de derechos humanos como Mari Claire Acosta y Javier Sicilia, reconocidos historiadores como Jean Meyer, escritores premiados nacional e internacionalmente como Juan Villoro y periodistas investigadores como Héctor de Mauleon o Carlos Loret de Mola.
No pasó desapercibido el hecho para la escritora Sabina Berman quien destacó que la carta, en lugar de reparar un poco las ofensas antisemitas, sexistas, homosexuales y raciales que distinguen a Alfredo Jalife le dieron más fama.
La respuesta de la secta de Jalife, que bien puede ser comparada a cualquiera de supremacistas blancos o ideologías del estilo Ku Kuk Klan, no pudo ser menos irracional, acusando a rajatabla, a todos los críticos de su mesías, de “chayoteros”, sionistas, jasaros y discípulos de George Soros.
Expulsado por la directiva internacional de Twitter, tras varios años de usar esa red para publicar insultos y calumnias, su cofradía siguió respaldándolo en esta red social con varias cuentas espejo.
Pero, Rahme Barrios, quien prefiere ocultar el apellido materno, continuó insultando en su cuenta de Facebook. Entre sus víctimas frecuentes figuran los periodistas que no lo invitan a inaugurar sus programas. Personalmente fui víctima de su encono por negarme a entrevistarlo para la televisora iraní Hispan TV con el antecedente de sus virulentos, machistas e irracionales ataques a la ya desaparecida escritora Ikram Antaki, motivados supuestamente por negarse a sus propuestas sexuales. Su última víctima ha sido el muy apreciado periodista Rubén González Luengas, padre de dos hijos, a quien acusó de ocultarse en el “closet”, días después de haber estrenado un programa en el canal de televisión La Octava. Poco después González Luengas padeció un grave infarto del que apenas ha empezado a sobreponerse.
Lo grave sin embargo es que, tras la denuncia de algunos de los más destacados intelectuales mexicanos, López Obrador desaprovechó una oportunidad privilegiada para entablar diálogo con quienes pudieron convertirse en extraordinarios aliados para su proyecto de la cuarta transformación.
El jefe del Ejecutivo que se refirió a Jalife (quien aparece desde el primero de enero de 2014 en la lista del SAT, en la lista de contribuyentes no localizados con el número 29 mil 126) como “una buena persona” desató así el surgimiento de “Latin Us”, un medio informativo creado y patrocinado por varias de las personas que se sintieron lastimadas por el desprecio del presidente y que se concentra en señalar las fallas e incongruencias en la política de la 4ta transformación.
De regresar el tiempo y haber manifestado una mayor empatía con quienes buscaron su apoyo, López Obrador tendría hoy menos enemigos, y posiblemente aliados de alto nivel.
La Secretaría de Gobernación también ha sido omisa a las denuncias que desde 2012 se han acumulado contra Jalife en distintas comisiones de prevención contra la discriminación, contraviniendo su deber número 1, que es el de hacer cumplir el Artículo 1 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y el respeto irrestricto a los derechos humanos, sin menoscabo de la religión, origen socioeconómico, creencias religiosas y orientación sexual de las personas.
Con pretextos baladíes la Universidad Nacional Autónoma de México se ha negado a cumplir con la orden del Juzgado Noveno en Materia Administrativa de aplicarle sanciones por violencia de género, sustentadas en el expediente 909/2017-IX. Jalife, quien también tiene un expediente en el Archivo General de la Nación trabajó para la embajada de Israel en México. Su misión era hablar mal de Israel, para atraer a identificar a posibles fanáticos que pudieran ocasionar actos terroristas.
De la misma manera tiene un expediente en el Archivo General de la Nación, el 12C.6/010619 que no ha podido ser entregado durante la pandemia, en el que presuntamente se muestra la unidad de acción de Jalife con el sacerdote Marcial Maciel, para denunciar en la década de los setenta a sacerdotes que estuvieran relacionados con la Teología de la Liberación y en consecuencia ser relacionados con comunistas. En este sentido no se descarta su participación como Halcón el 10 de junio de 1971, cuando Jalife presuntamente estudiaba en la UNAM. En esa fecha varios estudiantes fueron acribillados en el quirófano cuando les brindaban las primeras atenciones por balazos y puñaladas.
Jalife, dicho por él mismo en el programa Astillero de Julio Hernández, tiene fondos en Líbano cercanos a los 10 millones de dólares y demandas a las que no se le han dado seguimiento en la Unidad de Inteligencia Financiera. Además, pesa sobre él otra sentencia que no ha cumplido, por reparación de daños contra el director del portal SdeP, Federico Arreola, otro de los impulsores de López Obrador, que no ha recibido lo que ganó en el Poder Judicial.
Benito Juárez decía que con los amigos Justicia y Gracia y con los enemigos justicia a secas. En el caso del gobierno de López Obrador, hay más de uno, pero entre los que se encuentra destacadamente Alfredo Jalife-Rahme Barrios, en el que la consigna es, ya sea por evasión fiscal o por acoso, impunidad a secas.