MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
¿En serio van a llevar a picota a esa interesante cuanto influyente pléyade acusada de encabezar el periodo corrupto de principios de siglo? ¿Veremos tras la rejilla de práctica a Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray y et al, del gabinetazo y los amigos incómodos y pillastres de quienes detentaron el poder en México a partir del año 2000?
¿Se atreverá el licenciado Andrés Manuel López Obrador a cumplir su soñada aspiración atávica y rencorosa de meter a prisión, incluso, a Carlos Salinas de Gortari, y de pasadita chance y hasta a Ernesto Zedillo Ponce de León?
¿De qué tamaño es la decisión del señorpresidente para encarcelar a políticos y empresarios corruptos que amasaron fortunas en asociaciones lavadoras de famas y dineros, estos machuchones a los que ha estigmatizado y zarandea un día sí y otro también?
¡Exacto! A ninguno.
El licenciado presidente blofea.
Hay que reconocerle esa habilidad propagandística para llamar la atención hacia los recovecos que interesan a su ambición transexenal, a la práctica de mecanismos distractores para apisonar su camino rumbo a la reelección que habrá de derivarse de la consulta pública para la revocación de mandato en el año 2022, una vez que erró en la aspiración de que éste mecanismo se aplicara en los comicios intermedios del año próximo.
Y mire usted, lamentablemente el fiscal Alejandro Gertz Manero, que no es una prístina paloma justiciera, ha cumplido el papel de vocero de Emilio Lozoya Austin y apareció en la lectura de una hojas de apuntes, no fojas de expediente o por lo menos unas cuartillas redactadas formalmente, para ofrecer un capítulo de mala telenovela para decir que el ex director de Pemex citó nombres y acusó expresamente al ex presidente Enrique Peña Nieto y el ex secretario de Hacienda, Luis Videgaray, de haberle ordenado repartir millonarios sobornos a legisladores con la encomienda de apoyar las reformas estructurales.
Y, ¡caray!, da nombres y pistas de legisladores y un importante miembro de un partido político del que sólo faltó citara por sus siglas: PRI, a quienes Lozoya aportó importantes cantidades para impulsar votos favorables a reformas como la energética.
Pésimo actor el fiscal General de la República, tanto que repitió el mismo libreto en su participación en un acto público.
También el fiscal blofea, participa en un capítulo hecho para el libro vaquero con la pretensión de que las riadas de seguidores, simpatizantes y apoyadores de la 4T llamen a colmar el Zócalo y, antorcha en ristre, demandar que Calderón Hinojosa y Peña Nieto, junto con sus amigotes corruptos, pillastres que sin duda son, enriquecidos en el tráfico de influencias, sean llevados a la hoguera.
¿Por qué hasta estos días de emergencia sanitaria, cuando es evidente la inexperiencia criminal en el manejo de la pandemia se pudo detener a Lozoya Austin y a “El Marro”? ¿Por qué engañar a la ciudadanía con esa falsa expectativa de llevar a prisión a ex presidentes y altos funcionarios del sexenio pasado y otros de aquellos días de gloria de Genaro García Luna?
La burda maniobra frente a la caída de popularidad del licenciado López Obrador, desplome brutal que lo obliga a trasladarse en camionetas blindadas y abandonar recintos militares por la puerta trasera y descender del avión, el pasado fin de semana a su retorno de Los Cabos, Baja California Sur, por la escalinata de servicio, para no enfrentar reclamos, demandas, quejas e incluso injurias de quienes votaron por él y hoy se arrepienten, por el fracaso de este gobierno que ofreció el maná del cielo y aporta confeti de fiesta de barriada.
Blofea el licenciado López Obrador.
Y su escenario es de mala telenovela que, en la mañanera de este miércoles 12 de agosto, una vez que le tiraron la pelota para que la bateara como le viniera en gana, atendió con esa contradictoria postura que lo exhibe como pésimo emepé que enchiquera borrachitos de fin de semana y extorsiona a parejas pilladas en oscuros jardines con pruebas artificiales, inventadas.
“Entonces, ¿qué sigue?—se preguntó el señorpresidente Andrés Manuel–. Que sean citados a declarar y que el señor Lozoya presente las pruebas, porque presentó una denuncia y está obligado a probar. Si fue sólo un dicho sin pruebas, no tiene ningún valor legal y yo diría social, moral. Tiene que haber un sustento, tienen que haber las pruebas, tiene que haber testigos.
“Se habla de un video, yo quisiera verlo, como todos los mexicanos; ojalá y se pueda que se dé a conocer el video, toda la información. Sí hay que cuidar el debido proceso, pero también hay que transparentar lo más que se pueda, yo diría todo, hacer la vida pública cada vez más pública.
“Entonces, van a ser citados probablemente todos los señalados y tendrán que declarar. Eso no significa que ya sean culpables, pero cuando hay una denuncia con esas características, pues tienen que declarar los acusados. Entonces, vamos a esperar el resultado y que la fiscalía vaya informando”.
Y es que, Dalila Escobar, quien se asumió representante de “ATiempo.TV”, recordó al licenciado López Obrador:
“Por fin ya el fiscal Alejandro Gertz Manero informó que Emilio Lozoya presentó una denuncia en la que señala a Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray directamente, de que fueron quienes le ordenaron recibir sobornos, nada más en el caso de Odebrecht, por 100 millones de pesos para la campaña, precisamente, de Enrique Peña Nieto en 2012, en la que, por cierto, usted también contendió.
Y bueno, justo preguntarle… Bueno, otros 120 millones de pesos para comprar algunas de las reformas estructurales.
¿Cómo recibió usted esta noticia ante un caso en el que, aunque no haya audiencias públicas, no sabemos todo lo que se dice ahí? Si podría tener México la oportunidad de ver a un expresidente citado para declarar por estar presuntamente implicando en actos de corrupción.
–Bueno, pues yo respeto la decisión de la fiscalía –respondió el señorpresidente.
Ya ustedes conocen mi postura acerca de juicios a expresidentes –prosiguió–. Lo he externado, lo dije desde la campaña y en el discurso de toma de posesión hablé también sobre el tema. He dicho que, en el caso de los expresidentes que sean juzgados, debe de consultarse a los ciudadanos y que se tienen que tomar en cuenta cuando menos los del periodo neoliberal, esto es Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto y que la gente decida, porque no fue un sexenio nada más, es un periodo de saqueo, de destrucción del país.
Entonces –reiteró el inexistente procedimiento legal–, tendría que recurrirse a una consulta y yo sostengo que había que pensar hacia adelante lo que estamos haciendo, que ya no haya corrupción, porque es el principal problema de México.
¿Meter a prisión a los ex presidentes porque el pueblo, en consulta, así lo decida? Blofea el licenciado López Obrador, ese es un engaño, es ilegal. ¿Y la ley? ¿Y el debido proceso? Total, de lo que se trata es de desviar la atención de temas sustanciales para el país. ¿Y las obras prometidas? ¿Primero los pobres?
Andrés Manuel, en ese afán de sabelotodo, muestra el insolente desconocimiento de aquel que contesta el examen para ingresar a la secundaria con el de-tin-marín-de-do-pingüé… ¿Usted le cree al licenciado presidente su papel de llanero justiciero? ¡Yo tampoco! Digo.
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