MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
¿Cuántos amigos, amigas, cuates, cuatas, compadres y comadres del licenciado López Obrador trabajan en el gobierno de la 4T?
La pregunta obedece a una especie de mal fario que ha perseguido a los presidentes de México en turno, prácticamente desde Guadalupe Victoria, que en realidad se llamaba José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix pero fue ungido primer Presidente de México con dos nombres por esos atavismos decimonónicos que persiguieron a los héroes que nos dieron patria.
Y es que, mire usted, los amigotes han sido la perdición de todos los presidentes. La factura política sexenal ha sido pagada en prisión o el linchamiento social por los amigos que han dejado mal parado a su compadre, amigo, cuate merced a sus pillerías.
Los delincuentes de cuello blanco, exhibidos profusamente en los medios de comunicación por lo menos a partir de la década de los setenta del siglo pasado, han pasado a la historia como pelafustanes que amasaron riquezas, integrantes de las comaladas sexenales de nuevos ricos de México cuyas fortunas se exhiben sin recato alguno dentro y fuera del país.
Huelga, a estas alturas con el Niño Cantor de Pemex disfrutando de una sui generis prisión domiciliaria, citar nombres de prohombres que crecieron en esta familia revolucionaria que con líneas de sangre ha dado brillo a la 4T con el Movimiento Regeneración Nacional y que se asumen salvadores de la patria, cuando apenas antier cobraban en la nómina tricolor, amarilla o albiazul y se peleaban el sitio de privilegio para sacarse la foto con el señorpresidente o el señorgobernador o, ya de perdido, con el señorsenador cuyo futuro estaba apisonado rumbo a una gubernatura.
No, no, estos prohombres no han sido citados por el licenciado Emilio Lozoya Austin, a cuya madre mantienen en chirona para que cante como él solo sabe cantar con dichos, asegunes, cuentos urdidos en las cañerías en las que su plumaje no mancha al detritus que corre sin final como la historia de la corrupción, sí, ésta a la que el licenciado López Obrador pretende meter en aprietos con pueriles filtraciones de videos que ofenden al sentido común porque él, sí, él, el presidente que se presume eligió un grueso de 30 millones de ciudadanos, es quien dio la orden para abrir la compuerta de un proceso electoral salpicado de pestilencias y encaminado a mantener el poder a como dé lugar.
Sí, el poder por el poder mismo y no importan los medios, importa un pito que los pobres sigan pobres o más jodidos.
¿Y la emergencia energética? ¿Y los 57 mil 774 muertos por el Covid-19? ¿Y los niños con cáncer? ¿Y los desempleados a consecuencia de la pandemia? ¿Y qué de todos aquellos funcionarios que tendrán que aportar una parte de su salario porque lo pide-exige-demanda el señorpresidente?
Nada, no pasa nada porque ya tocamos fondo, porque hay crisis económica pero no se cayó en la práctica neoliberal de ayudar a los empresarios, los pequeños y medianos que generan empleos, no a los machuchones, no a los neoliberales que lucen sus carrotes y tienen casa en la playa y visten trajes de diseñador.
¿Y los amigos del licenciado López Obrador? Callados, de bajo perfil, inmunes a la denuncia pública, valemadristas que se asumen voceros defensores del señorpresidente y utilizan a los medios públicos, sin rubor alguno, para hacer propaganda y asumirse adalides de la democracia, en el parto de los montes de lo que, dizque, vino a acabar con la corrupción.
Y ahí tiene usted a los amigos del presidente en uso de la televisión pública denostando al que piensa diferente. ¿Vio y escuchó usted el martes pasado a Gerardo Fernández Noroña despacharse una hora en Canal Once con preguntas a modo de un personaje que juega al periodismo y cree dicta cátedra de sabelotodo?
Sí, sí, Fernández Noroña que dice estar en el corazón de Andrés Manuel López Obrador y, con esa cobardía que cree dogma liberal, insulta a la presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Laura Rojas, para luego –elogio en voz propia suena a vituperio, reza la conseja popular—definirse como el más preparado no sólo para ocupar la presidencia cameral, no, no, la mismísima Presidencia de la República.
¡Ah!, los amigos del Presidente, de este presidente que fanfarronea con sus clases de historia aprendida en las biografías de escolapio básico, y que asegura que el presidente Adolfo Ruiz Cortines fue honestísimo; tal vez, pero dejó una pléyade de nuevos ricos, incluso aquel que llegó a pedirle que no le diera un gran nombramiento, simplemente lo pusiera donde hubiera (forma de hacer negocios desde el gobierno) o que lo saludara cada vez que lo viera. Sí, ser amigo del Presidente reditúa.
¿Recuerda usted cuando en los días del naciente sexenio de Enrique Peña Nieto lo entrevistaron para el diario español el País y dijo que el Presidente no tiene amigos? Fue la trampa que se tendió el propio Peña Nieto.
Porque un personaje, Emilio Lozoya Austin, que se asumió su amigo personal y presumió de ese lazo para hacer negocios y comprarse casotas y carrotes y más de un par de zapatos nunca imaginó que llegaría a la Presidencia quien ordenaría detenerlo en España y traerlo en calidad de dizque testigo colaborador, en realidad delator, para acusarlo, exhibirlo corrupto y de haberle ordenado corromper.
Sí, éste amigo de Peña Nieto lo zarandea como un presidente corrupto; si lo es, asunto suyo y de la justicia, pero…
¿Y quién defiende a Peña Nieto? ¿Dónde están sus amigos? ¿Dónde estás Luis? ¿Dónde están Alfredo, Miguel Ángel, Emilio y etcétera y etcétera? Están sacudiéndose el pus que saltó de ese estigma de corrupción que apretó el licenciado López Obrador cuando sintió que su barcaza de la 4T hacía agua, justo en el momento en que sus muchachos y muchachas pelean por el control del Corporativo Morena, S.A.
¿Maniobra electorera la filtración de videos y documentos? ¡Para que sientan lo que sentí!, se entendió la expresión de Andrés Manuel cuando recordó a su bienquerido René Bejarano pillado embolsándose la lana con la que lo corrompió Carlos Ahumada.
¿Sabe usted porque el marido de la vicepresidenta de la Cámara de Diputados, María de los Dolores Padierna Luna, fue exonerado de toda culpa y salió de prisión? ¡Por supuesto!, porque la filtración del video le restó peso como prueba para procesar al profesor Bejarano.
¿Entonces qué pasará con el caso Lozoya Austin? Dice el licenciado López Obrador y algunos dizque expertos y conocedores que no afecta al debido proceso. Bueno, allá ellos; incluido el fiscal General de la República que niega haber filtrado elementos de prueba bajo su resguardo.
¿Quiénes son los amigos de Andrés Manuel? O, ¿no tiene amigos? ¡Ah! La defensa de los aludidos ha sido puntual. Tome asiento y disfrute del show; es la misma escenificación pero más populachera y carente de vergüenza. Conste.
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