MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
Tiempos de la 4T. Lo que ocurre y se aplica a pie juntillas en el país, es consecuencia elemental del dictado del Evangelio según San Andrés Manuel, cuyas epístolas registran puntualmente en las mañanas los enviados de la prensa conservadora y la oficiosa, la primera que aguanta a pie firme la retahíla de descalificaciones e injurias y la segunda que aplaude y sonríe cómplice con la sinrazón voluntarista del prócer investido mesías por cuenta propia.
Pero cada epístola se significa como la orden simplista del ¡regístrese y aplíquese!, y nadie se atreve a replicar, so riesgo de caer en desgracia y llevar el estigma rumbo a la Santa Inquisición de la UIF, ergo persecución del apóstol de la justicia vía congelamiento de cuentas bancarias y lo que se acumule.
Y mire usted, no es criticable que se aplique la justicia sin medianías ni recovecos que implican injusticia cuando son causal de impunidad. La ley se aplica y punto; aunque en México, con todo y la nueva pléyade que, con el licenciado López Obrador en calidad de impoluto y honesto, el gatopardismo ronronea en los brazos de dictados y promesas.
Licitaciones amañadas, asignaciones directas en un altísimo porcentaje amparadas en la emergencia que abulta cuentas no fiscalizadas por Santiago Nieto y defendidas en la tribuna legislativa por personajes de la talla del impresentable Gerardo Fernández Noroña que hoy se atreve a rebelarse contra dictados del “ciudadano presidente”, porque fracasó en el intento del asalto a la presidencia de la Cámara de Diputados.
¿Y qué ocurre con temas que no tienen que ver con el juicio a Genaro García Luna ni los chivatazos del licenciado Emilio Lozoya Austin –reservado en cuanto Pío López Obrador saltó al estrellato de la recaudación de billete fresco para su hermano en campaña–, o la ausencia de apoyo a niños con cáncer o la agresión de la prensa oficialista contra mujeres que tomaron instalaciones de la CNDH?
La agenda nacional se escribe todos los días en ese sui generis Evangelio según San Andrés y los amanuenses oficialistas no ven más allá de esas epístolas, decía, que el señorpresidente les dicta todos los días, con esa su singular forma de asumirse experto en periodismo.
En este escenario a los productores agrícolas, desde ejidatarios, comuneros y grandes productores de manzana y nuez, los ha calificado conservadores, enemigos de México, manipulados por ex gobernadores, políticos y legisladores que, olvida, simplemente hacen su trabajo y, por cierto, también son parte de estos agricultores.
¿Es delito ser agricultor y pelear por el suministro de agua? ¿Desde cuándo un ex gobernador o ex alcalde es un delincuente porque se suma a una lucha que le es inherente?
Al licenciado López Obrador le fallaron sus asesores. La directora de la Comisión Nacional del Agua, Blanca Jiménez Cisneros, y el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía Berdeja, han dicho verdades a medias y mentiras completas; no supieron manejar este tema que no había implicado problema alguno hasta que estos funcionarios metieron la mano e incurrieron en un detalle pueril: no convocaron a los productores agrícolas para informarles de lo que pretendía hacer el gobierno para cumplir con el Tratado de Aguas signado con Estados Unidos en 1944 ni los escucharon para lograr un acuerdo.
Y, con ese proceder de un elefante sobre un hormiguero, provocaron a chihuahuenses que saben defenderse. Hoy, el licenciadopresidente los criminaliza, pero es evidente que desconoce las causas por las que los agricultores defienden las reservas del agua y no se niegan al pago, porque para ello hay una explicación en el Tratado.
Lo cierto es que, sabelotodo, se abrió un flanco por su necedad en demostrar que tiene razón. Es como Gabino Barrera, “no entiende razones andando en la borrachera (de poder)”. Y ahí viene otro tema.
CIELO ROJO. Se trata de uno toral para la salud y vida de los habitantes del Valle de México, soslayado criminalmente, quizá porque la senadora panista Xóchitl Gálvez lo asumió como cruzada personal o porque el licenciado López Obrador decidió privilegiar la quema de combustóleo y de carbón, de gasolinas y diésel porque, aduce, los rehiletes como llama a las turbinas eólicas, afean el ambiente y también desprecia a la energía solar. Lo suyo, lo suyo es la petrolización de la economía y salvar a Pemex con oxigenación de Boca a Boca mediante millonario presupuesto destinado al caño.
Pero, ¿recuerda usted ese despertar de habitantes de San Francisco, Estados Unidos, el miércoles de la semana pasada con el cielo rojo, muy parecido a un escenario post apocalíptico?
Impactaron las gráficas de cielos que parecen símiles de marte pero que, consecuencia de un fenómeno atmosférico, en sí mismos no son el problema, sino las partículas PM 2.5 que se pegan en los pulmones, y causan enfermedades cardiovasculares y muerte prematura.
En California el origen de los altos niveles de contaminación del aire son los incendios. Y en el Valle de México, es la contaminación que viene del estado de Hidalgo, causada por la Termoeléctrica Francisco Pérez Ríos, sita en el municipio de Tula, que quema todos los días combustóleo con alto contenido de azufre (3.9% o más), en sistemática violación de normas nacionales e internacionales.
Esta termoeléctrica emite 75% de los óxidos de azufre, precursores de la lluvia ácida, y 43% de los óxidos de nitrógeno, precursores del ozono en esta región del centro del país, de acuerdo con estudios científicos que ha mostrado Xóchitl Gálvez.
Sin duda, vivimos una de las peores crisis ambientales y de salud de los últimos años. Y es imperativa la intervención del gobierno federal y de los estatales, por la salud de hidalguenses, mexiquenses y chilangos que vivimos en el Valle de México y la zona de la llamada Megalópolis.
¿Le dará prioridad el inquilino de Palacio a este problema generado por esa termoeléctrica?
Recientemente, el PAN planteó en el Senado y en el Congreso de la Ciudad de México mejorar las condiciones del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM). Propusieron reconvertir a gas natural la Termoeléctrica de Tula.
Y es que, mire usted, pese a la reducción del tránsito vehicular por la contingencia sanitaria del Covid-19, hay altos índices de contaminación. Y una fuente sustancial es dicha Central Termoeléctrica bautizada “Francisco Pérez Ríos”.
¿Volteará el licenciado López Obrador para atender este que es un problema de salud pública? ¿Evitará meter en aprietos a su amigo Manuel Bartlett Díaz, director de la Comisión Federal de Electricidad, bajo cuya férula está la termoeléctrica de la muerte?
Por cierto, una mentira más: el prócer dijo que no apoyaría llevar a juicio a los ex presidentes, si éste era el resultado de la consulta popular. Pero, como hasta principio de esta semana no se lograba el 1.5 millones de firmas, entonces pediría al Senado proceder a plantear su petición a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Le adelanto que no procederá; es tema electorero, de politiquería como califica el prócer. Conste.
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