La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
¿Será que para que la cuña apriete tiene que ser a palos?
La disputa por elegir al nuevo dirigente del CEN de MORENA, ya alcanzó situaciones insospechadas, el hecho de que Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo, hayan pasado del intercambio de ideas a los insultos mutuos, nos habla del grado de descomposición.
En términos reales, el morenismo debió renovar sus liderazgos desde finales del 2018, pero los desacuerdos han impedido que, durante dos años, se pueda cumplir con el estatuto.
Pero ¿qué es lo que obstaculiza de tal forma la construcción de consensos?
La respuesta es sencilla: la definición de quien será el o la candidata presidencial de la 4T.
La circunstancia más inverosímil de todo el sainete es que, siendo Andrés Manuel López Obrador, el presidente con más poder acumulado en las últimas décadas, además de tener un ‘modito’ muy autoritario de ejercerlo, no pueda poner en orden a sus muchachos.
El tema es complejo, porque el tabasqueño tiene que optar entre el sector priista y los llamados ‘puros’, que se han formado, básicamente, en la izquierda universitaria.
La tercera encuesta del INE, muy probablemente designe a un ganador, pero el pleito entre los morenos, seguirá su curso hasta que haya un triunfador definitivo: la o el que elija ‘el dedito’ de YSQ, que tendrá que fajarse con todo, para aplacar la rebelión en su granja.