Por Arturo Sandoval
“Las gaviotas, como es bien sabido, nunca se detienen. Detenerse en medio del vuelo es para ellas una vergüenza, y es deshonor”. Del libro Juan Salvador Gaviota de Richard Bach.
Todas las aves enseñan a sus crías a volar; no las avientan de un risco prematuramente para no morir estrelladas mil metros abajo. Al dar sus primeros vuelos, las pequeñas aves se esfuerzan por volar más alto y más rápido según lo permitan las características de su especie. Morena es una de esas crías a la que se le avienta a volar antes de aprender. Su padre los dejó solos y no le enseñó. AMLO piensa que aprenderán solos y se ve que están a la orilla de ese enorme risco a punto de un suicidio asistido.
Morena lleva dos años en el poder, tiempo suficiente para haber formado sus cuadros y aplicar el rigor para filtrar a la gente auténtica para darle una cara, un cuerpo, unas alas fuertes y sanas para pasar de gaviota a halcón.
Un inconcluso segmento, muy importante para hacer lo necesariamente fuerte el movimiento Morena, fue la negación de los recursos al Instituto de Formación Política por parte de la ex presidenta Yeidckol Polevnsky, quién no ha rendido cuentas de 400 millones de pesos propiedad de Morena, claro, y del pueblo.
El Instituto Nacional de Formación Política (INFP) de Morena, creado en agosto de 2018 y dirigido por Rafael Barajas “El Fisgón” reclamó infinidad de veces para rescatar los recursos ya asignados y nadie lo oyó.
Si algunos cuadros se hubieran formado, seguramente los candidatos hoy a presidir Morena serían otros. Repetir conductas bélicas, hasta ahora sólo verbalmente entre Mario Delgado y Muñoz Ledo, como espejo de las del PRD y el PRI, incluso a partir de Calderón en el PAN lleva al hartazgo de los seguidores de Morena y en general del pueblo quien dio su voto a ellos.
No son pocos los que desean y piden el manotazo en la mesa de López Obrador; él se niega por ser condenado a hacer más de lo mismo, como cuando un presidente de la República era presidente de su partido. Aunque no oficialmente, sí en la práctica. Pero hoy más que nunca es necesaria su intervención fugaz: sólo de entrada y salida de 10 segundos. Suficientes para decir: “el presidente o presidenta del partido es… y punto, los veo hasta el 2025”. Mover tan sólo un poco de forma correcta una pluma de un ala, le permitió a Juan Salvador Gaviota, volar más alto y más veloz.
La primer encuesta maraca en 2 x 1 la ventaja de ser más conocido a Porfirio, lo cual no necesariamente es bueno. Luis Miguel o el Chapo Guzmán son más conocidos que Muñoz Ledo o Mario Delgado. En la segunda empatan técnicamente y se desata la refriega. Muñoz Ledo quiere imponer el asalto a las oficinas auto nombrándose presidente. Se lo impiden feministas acusándolo de acosador sexual. Y llega la turba en tres camiones para amedrentar a las feministas y abrir paso a Porfirio. Sin duda regreso al pasado con grupos de choque.
Las denuncias de estas mujeres en contra de Porfirio deberían de tomarse en serio y Muñoz Ledo pedir licencia de toda actividad política para responder a esas muy graves acusaciones.
Mario Delgado acusa a Porfirio de querer quitar el poder a López Obrador y otras desgastantes imputaciones. Delgado hace gastos de campaña verdaderamente ostentosos ¿Lucha de titanes?, no, de gandallas. Mientras, Morena, da un paso al vacío aún sin aprender a volar.
NOTA: Bertha Luján o Citlalli Hernández ¿necesario e importante dedazo?