HÉCTOR MOCTEZUMA DE LEÓN
Andrés Manuel López Obrador insiste en que basta con ser honrado para enfrentar con éxito los desafíos que se presentan en los cargos públicos. Con todo respeto presidente, la honradez no mata delincuencia. Para enfrentar el problema de la violencia en México se requiere algo más que eso, lo que de ninguna manera significa que necesariamente se tenga que ser corrupto para sacar al buey de la barranca..
No dudo de la honradez de Rosa Isela Rodríguez, una funcionaria pública -hace tiempo dejó el periodismo en donde no tenía nada que hacer-, tampoco de su capacidad para salir adelante en los cargos por los que transitó en el Gobierno de la Ciudad de México y en la coordinación de Puertos no tuvo oportunidad de demostrar sus habilidades, pero de eso a encabezar una Secretaría de Seguridad Pública a nivel federal, hay una gran distancia.
El problema de la seguridad pública en México se volvió complejo desde que algunos candidatos, a los tres niveles de gobierno, decidieron que para ganar las elecciones que en las últimas tres décadas se volvieron muy competidas, -antes el priismo barría y ya- decidieron aceptar dinero, viniera de donde viniera, lo mismo del ambulantaje, del giro negro, que del narco, de empresarios que eran compensados con contrados y más. A eso habría que agregarle que los policías dijeron, si los de arriba agarran, por qué nosotros no. Lógico.
El problema de la seguridad en México es de tal tamaño que para afrontarlo se requiere algo más que de personas honradas, (blandos) o torturadores, (duros) que saben muy bien cómo actúa la delincuencia, pero actúan selectivamente. Ya se demostró con Macedo de la Concha, con Genaro García Luna o Alfonso Durazo para poner ejemplos de los dos tipos. Aquellas épocas de Arturo Durazo, de Francisco Sahagún Vaca, de Javier Coello Trejo, de Jesús Miyazawa Álvarez y Raúl Mendiolea Cerecedo, los gruesos de la dirección Federal de Seguridad, de los generales como jefes policiacos, son cosa del pasado, ahora se requiere de otro perfil, que, con todo respeto, no es el de Rosa Isela.
Sí la lógica del presidente para designar a Rosa Isela en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, que además será la jefa del Gabinete del ramo, fue que cualquiera lo hace mejor que Durazo, entonces tiene razón, con que baje un 5 por ciento de la violencia vamos de gane. Pero si por el contrario es tenerla en ese lugar como tiene a Olga Sánchez Cordero en Gobernación, o como tuvo a quien en la SSPC sólo trabajó para ser próximo gobernador de Sonora, que Dios nos agarre confesados.
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Agentes de la Policía de Investigación de la Fiscalía de la Ciudad de México, catearon ayer la casa de Raymundo Collis, el ex -Secretario de Seguridad Ciudadana con Miguel Ángel Mancera, gobierno en el que también fue Secretario de Vivienda y subsecretario de la policía capitalina con Marcelo Ebrard, de quien presume protección; en Tequesquitengo, Morelos y vea usted lo que encontraron: ¡41 autos antiguos de colección! que son verdaderas joyas para los aficionados a ese hobbie. Lote que seguramente se lo pelearán los coleccionistas cuando el Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado los ponga en subasta en Los Pinos. Ni Obama, ni Duarte los tienen…En mi columna del pasado 22 de octubre -ya se sabía de la renuncia de Alfonso Durazo- publiqué lo siguiente: “Mire usted sí el presidente decide nombrarlo esta misma semana será un civil, pero sí espera que se “aplane la curva” del caso Cienfuegos, será un militar” ¿Por qué? Porque Andrés Manuel esperó para saber cómo estaba de complicado el caso del ex -Secretario de la Defensa para saber si se la jugaba con militares o continuaba un civil en esa área de su Gabinete. López Obrador recibió esta semana información directa de la embajadora en Washington, Martha Barcena, quien le explicó que el caso del ex -general secretario viene grueso y que Cienfuegos se quedará a vivir por un largo tiempo en una cárcel de los Estados Unidos…Calavera de Alfonso Durazo: Renunció Alfonso Durazo/ Se fue como llegó/ Ni olío ni hedió/ La parca se lo llevó/ Sus restos reposan en una montaña de dólares que Ovidio le regaló.
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HctorMoctezuma1
