¿“Sabes por qué los viejos políticos son como los dinosaurios”?, me preguntó hace ya algunas décadas quien, por entonces, era un inmejorable prospecto para ir a gobernar su entidad natal. Respondí que no sabía y de inmediato me ilustró: “Son animales vetustos que han desarrollado una cola larga que temen les pisen y, también, un cuello muy largo por las caravanas con las que se doblan ante el poder presidencial”.
Humberto Benítez Treviño, recién defenestrado de la titularidad de la Procuraduría Federal del Consumidor es, en tal sentido, medio dinosaurio. Nada más de la barriga para atrás.
Tiene una larga cola, sí, pero el cuello no se ha desarrollado a grado tal que, en contra de lo que muchos le aconsejaron desde los primeros días de este mayo, no renunció por sí mismo al cargo del gabinete ampliado que le encomendó su jefe Enrique Peña Nieto, tras de que sus colaboradores –muy señaladamente Roberto Figueroa, su subprocurador– mandaran a “verificar” un negocio, y muy probablemente a extorsionar a sus propietarios, tras de que “la hijita de papi” se sintiera mal tratada, episodio tragicómico que seguro usted bien conoce.
No y no y no dijo Benítez Treviño a quienes le aconsejaban dimitir, en la medida en la que escándalo escalaba en los medios y, sobre todo, en las redes sociales, afectando la imagen y credibilidad de una Administración federal que, apenas, iba por su medio año de vida. Llegó al cinismo, incluso, de apuntar en una conferencia de prensa que, por su cabeza, nunca había pasado siquiera la idea de renunciar.
Y entonces lo renunciaron.
Sobre todo cuando a Los Pinos y a Bucareli empezaron a llegar noticias del comportamiento de Benítez Treviño al interior de la Profeco.
Entre muchos episodios, el que más llamó la atención fue aquel en el que el protagonista secundario fue el enlace administrativo de la oficina del entonces recién llegado procurador, quien al decirle que era del todo imposible pagarle una factura por casi un millón de pesos –por el monto,la adquisición se debería haber licitado, etc.–, simplemente lo echó a la calle y ordenó buscar un nuevo colaborador que sí se plegara a su arbitrio.
Cola larga, pues. Pero el cuello corto fue el que lo acabó.
EDUCAR EN LA IMPUNIDAD
Del campus norte de la Universidad Anáhuac, llegan noticias del comportamiento de Andrea Benítez, la hija del ahora ex procurador Benítez Treviño, quien educada en el nocivo influyentismo desbordado merced a la impunidad, fue la causante de la desgracia política de su progenitor.
El comportamiento de la joven deja mucho qué desear, aunque no sea ella la responsable de su propia actuación sino, como siempre sucede, de lo que ha aprendido en su hogar.
Me comenta una de sus compañeras de estudios:
“Sus escoltas, a los que maltrata, la acompañan hasta la puerta de los salones de clase. Y apenas había dicho que ya estaba pensando en hacerlos pasar al aula, porque dada su importancia y la de su papá, siempre estaba en riesgo”.
Y la Universidad de los Legionarios de Cristo, ¿por qué permite que haya escoltas de juniors al interior de las instalaciones académicas?
¿Y la ética para educar? ¿O es que ahora se educa para la corrupción y para la impunidad?
Decía Fernando Savater, no ha mucho, a propósito de su nueva obra “Ética de Urgencia”, prolongación de su clásica “Ética para Amador” que “la vida de un ciudadano en una democracia no puede carecer de dimensión política. El mundo no se divide entre los ciudadanos y los políticos, ni los políticos son una secta que ha llegado en un platillo volante para fastidiarnos la vida a los demás…
“-Situaciones a las que asistimos ahora, como la imputación de un miembro de la Familia Real, ¿serían pensables en otro tiempo?
“-Creo que nos hemos dado cuenta de que pasar por altos ciertas cosas o quitarle importancia a ciertos comportamientos es un error. La corrupción, en los más altos estratos y en los más bajos, es inevitable allí donde hay libertad, porque siempre hay alguien que la utiliza mal. Pero lo grave no es la corrupción misma sino la impunidad, que se tolere o se mire para otro lado. Que se aplique la justicia y se aplique en todos los casos y sin excepciones es tranquilizador.”
Igual decía don Alfonso Reyes, uno de los más grandes pensadores mexicanos del siglo XX, quien redactó en los años 40 una “Cartilla Moral” en la que, entre otras muchas cosas, apuntaba lo siguiente: “La igualdad ante el Derecho es una de las más nobles conquistas del hombre. El que comete una falta o un delito debe sufrir igual pena, sea débil o poderoso, pobre o rico. Pero, a mayor altura de la persona, toca mayor responsabilidad, por concepto de agravante…”
Y tal vale para los dinosuarios. Y más para quienes son medio dinosaurios. De la barriga para atrás.
Índice Flamígero: Heredero de un imperio económico erigido con trabajo diario, de sol a sol; constructor además, por sí mismo, de una carrera política que lo ha llevado a ser legislador, gobernador de su estado, embajador, secretario del despacho presidencial –en Turismo y ahora en Energía–, además de que ha sido presidente nacional de su partido, Pedro Joaquín Coldwell fue al cine este sábado de la mano de su señora esposa. Sólo ellos dos. Sin escoltas. Sin ayudantes. Y al reconocerle, muchos se acercaban a saludarlos. Buen contraste, ¿no?
Benite llevo en el pecado la penitencia. Si fuera un revolucionario jamas hubiera pagado las colegiaturas de su hija en una escuela de los legionarios. Pero el desplante de su hija fue lo menos importante, lo que realmente le costo el puesto es cuestionar el plan Televisa de cobrar mas a los fut aficionados que no le van al America