* Es posible que el presidente de la República se haya colocado, él solito, en una situación de perder-perder; todo porque a fuerza quiere quedarse con la bolsa de las canicas
Gregorio Ortega Molina
Andrés Manuel López Obrador pondrá todos los recursos de los que dispone para conservar -al menos- el mismo número de diputados, y vencer en la mayoría de los Estados donde se disputa la gubernatura. Está en juego su idea de purificar a México.
Poco importa ya cual fue la solución para resolver el problema de la dirigencia del Movimiento de Regeneración Nacional, los resentidos y derrotados pudieran padecer el síndrome de Manuel Bartlett: indiferencia ante la posibilidad de perder las elecciones, debido a que Miguel de la Madrid se negó a convertirlo en presidente de la República. Ese sentimiento de fracaso y frustración todavía le dura.
Conocedor de su fanaticada, AMLO sabe a la perfección que es posible que MORENA le resulte incontrolable para los resultados electorales que desea, por lo que se operó para practicarle la eugenesia a México Libre y dar vida artificial a Elba Esther Gordillo y a los evangélicos, con la idea de que si se apegan al libreto, no nada más los cubrirá de oro y plata como lo hace doña Blanca, sino que contribuirán a modificar el rostro social, cultural, religioso y político de México, con el propósito de rendir buenos resultados a los gerifaltes de Black Rock y a esos pastores que pusieron en sus manos el Detente, y en su cabeza las ideas que aspiran al reforzado sincretismo de política y religión, para guiar al México bueno y sabio con el mensaje del Cristo tal como lo interpretan y lo viven los evangélicos.
Supongo que en este contexto las otras denominaciones cristianas, pero fundamentalmente los católicos, primero expresarán verbalmente su punto de vista y lego pasarán a la acción; así como la tribuna política del salón de la Tesorería se convirtió en púlpito, los de las capillas, iglesias y catedrales pudieran convertirse en micrófonos desde los cuales, a cada homilía, se dirija un mensaje a los feligreses, puesto que lo que es parejo ya no es chipotudo.
Cierto que los prelados pueden arrugarse, sentir ñañaras, pero los frailecitos de a pie, los que no juegan golf ni tienen tentaciones de pederastia, esos pueden asumir su responsabilidad, tal como Samuel Ruiz lo hizo y hoy lo hace el obispo de Saltillo José Raúl Vera López. Ciertamente que pueden decidir aplicarles la ley y taparles la boca, pero entonces los feligreses tendrán mártires que calentarán ese movimiento con intenciones políticas, para poner piso parejo a las libertades religiosas.
Una confrontación de este tipo es más riesgosa y de mayores consecuencias que el enfrentamiento entre barones de la droga y gobierno, porque si bien las armas matan, causan más estragos las guerras religiosas, sólo repasen la historia para constatarlo; recuerden el terrorismo islámico o el desmembramiento de Yugoeslavia.
Es posible que el presidente de la República se haya colocado, él solito, en una situación de perder-perder, y todo porque a fuerza quiere quedarse con la bolsa de las canicas.
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Dicen que las estadísticas no mienten. Hagamos caso al INEGI, que “difunde los resultados de los Índices Globales de Personal y Remuneraciones de los Sectores Económicos: IGPOSE, IGRESE e IGREMSE, correspondientes al mes de agosto de 2020; tienen como objetivo primordial representar una aproximación al personal ocupado y a las remuneraciones que reportan las encuestas económicas para los sectores construcción, industrias manufactureras, comercio y servicios privados no financieros, fortaleciendo la infraestructura estadística sobre la economía en su conjunto, lo que coadyuva en el diseño, instrumentación y evaluación de políticas públicas enfocadas al mercado laboral de México.
“En agosto de 2020, con cifras desestacionalizadas, el IGPOSE registró un nivel de 104.4 puntos con un incremento de 0.5% respecto al mes previo. En su comparativo anual, este índice presentó una variación de (-)5.4 por ciento.
“El IGRESE alcanzó un nivel de 110.1 puntos en agosto de 2020 lo que tuvo una variación de (-)0.1% respecto a julio, con cifras desestacionalizadas. Con relación al mes de agosto de 2019 presentó una disminución de (-)7.1 puntos porcentuales.
“Con cifras desestacionalizadas, en agosto de 2020, el IGREMSE observó un nivel de 105.6 con una variación de (-)0.4% respecto al mes previo. Este índice significó una disminución de (-)1.9% con relación al mes de agosto de 2019.
“El nivel más elevado para el IGPOSE es el registrado en mayo de 2019 con 110.8 puntos, el IGRESE e IGREMSE presentan sus niveles más altos en febrero de 2020 con 120.1 y 108.8 puntos, respectivamente”.
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