La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
El político nunca regresa a la escena del crimen…se queda ahí
Se ha vuelto un lugar común de la 4T, evadir los señalamientos acusatorios, atribuyendo el origen de los mismos, a un complot del conservadurismo. Lo que corresponde, en sentido práctico, a que la corrupción terminó al negar el principio de realidad.
Con los casos Bartlett, Ana Guevara y Pío López, por ejemplo, ocurrió exactamente lo mismo que hizo la Función Pública con el asunto de la ‘casa blanca de Las Lomas’, no se encontró delito que perseguir, aunque las evidencias son del tamaño del estadio Azteca.
Así pues, como en el estado de Veracruz se replica todo lo que se hace en el altiplano, las denuncias, documentadas, de cualquier tipo de ilícito cometido por los funcionarios estatales, pasan de largo porque, asegún, son politiquería de la oposición.
Pero el colmo del despropósito radica, además, en un intento de doble burla a la ciudadanía.
Con motivo del segundo informe de ‘resultados’ de Cuitláhuac García, hay un promocional que sólo puede causar indignación. En el mismo, se dice que el gobierno estatal cumple, en tiempo y forma, con el surtido de medicinas en los hospitales públicos, cuando tal mentira se puede documentar, por desgracia, con niños que han muerto por falta de quimioterapias.
Es claro que existen fenómenos que son estructurales, pero el que haya vacunas o insecticida para combatir el Dengue, es responsabilidad del gobierno en funciones. El continuar culpando a los que se fueron, demuestra que no salen de la curva de aprendizaje.
Envanecidos, no entienden que el malhumor social que los encumbró…los derrocará.