La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Más allá de lo que digan los jueces, a la hora de votar se impone la percepción
Las declaraciones ministeriales de Emilio Lozoya Austin, en las cuales confiesa todas las felonías que cometió como director de PEMEX, confirman que el mentado tecnócrata es un pillo y, además, que actuó en pandilla.
Entre los salpicados por el ex funcionario, se encuentran varios panistas encumbrados, mismos que habrían recibido sobornos para aprobar la reforma energética del peñato, no obstante, los señalados acusan una envestida mediática de la 4T.
En términos legales, es muy probable que no haya sustancia para vincular a proceso a los personajes involucrados, pero que haya sido Rafael Caraveo, ex secretario Técnico de la Comisión de Administración del Senado, presidida por el blanquiazul Jorge Luis Lavalle, quien aparece en un video recibiendo fajos de billetes, genera hartas sospechas.
Otro protagonista del mencionado video, es Guillermo Gutiérrez Badillo, hombre de todas las confianzas del gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez. No sobra decir que cuando don Pancho vio la evidencia, cesó al presunto correo para la entrega de los ‘moches’, que al momento era su secretario particular.
Insistimos, los mencionados alegan inocencia y, al menos que Caraveo y Gutiérrez lo confiesen, será difícil imputarlos por alguna conducta ilícita cuando fueron legisladores.
Sin embargo, el tema está puesto sobre la mesa y más allá de lo que determine la FGR, la ciudadanía formará su propio juicio y lo más seguro, es que no saldrán bien librados.