La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Para cubrir la dosis requerida de proteína, idearon retacarlos de ‘galletas de animalitos’
Afirma el secretario de Desarrollo Social de Veracruz, Guillermo Fernández Sánchez, que tienen documentado que, con mil pesos, una familia vulnerable puede surtir la despensa para ‘entre 10 y 15 días’ (sic). Agregó, que este año se realizaron 50 mil acciones emergentes para combatir la pobreza, para lo cual, se invirtieron 58 millones de pesos.
Desde luego, la entrega de los mil pesos, son parte de las acciones cacareadas por el funcionario, en el contexto del segundo informe de Cuitláhuac García Jiménez.
Es cierto, que cuando no se tiene un centavo en los bolsillos lo que venga es bueno, pero esto no implica que el receptor del apoyo, vaya a salir de la estrechez.
Esa cantidad de dinero, en sentido estricto, sólo sirve para no morir de inanición, lo cual, insistimos, es básico para impedir una oleada de hambruna, sin embargo, tal situación no puede ser considerada como un acto para abatir la pobreza, porque para abandonar esta situación, es indispensable algo más que malcomer una vez al día.
El fenómeno es ancestral, por lo tanto, es inadecuado reprochar a la 4T que no lo haya disminuido, lo que se critica, es que se presuma que dar mil pesos a los más pobres, sea un medio para modificar, de fondo, las condiciones de indigencia de millones de personas.
No se trata de repartir mini-becas por doquier, lo que se requiere es promover el acceso (real) a la vivienda, la alimentación, la salud y la educación, por lo menos, para que los ciudadanos se encarguen del resto.