* ¿Puede convertirse a toda una nación? Para eso habría que formarla. De ahí la prédica matutina. Pero ojo, hay diferencias. No es lo mismo convertido que converso. Santiago Nieto es lo segundo
Gregorio Ortega Molina
Santiago Nieto recién perfiló su auténtica personalidad. Es Cerbero, ese can que con una de sus cabezas cuida de la observancia de la ley, pero con la otra preserva de todo daño a la familia de quien, durante este sexenio, encarna esa ley.
Su comportamiento resultó idéntico al de Virgilio Andrade. Va en contra de los dichos del mismísimo presidente de la República, quien, junto con alguno de sus familiares, aclaró que no era corrupción, simplemente cooperación para el movimiento. El propio Pío -que no resultó tanto- mostró cierto cinismo al solicitar cárcel para Carlos Loret de Mola, por haberlo exhibido en esos momentos en que se hace la recaudación, tal como los miembros de las mafias delincuenciales proceden para cobrar derecho de piso o protección. En bolsas de papel, en sobres… sobre el esfuerzo del trabajo y la sangre de las víctimas.
Pero no hemos de rasgarnos las vestiduras. Las debilidades humanas dan para eso y mucho más. Cuando conocí al fiscalizador Nieto -en el Consejo de la Judicatura Federal- era un muchacho esmirriado e incluso se conducía con timidez. Hoy tiene esa mirada altiva que se adquiere cuando el poder se siente y gracias a que ya come con manteca. Seguro disfruta con la intimidación que su nombre produce entre quienes tienen algo que ocultar, o por algún pecadillo pecuniario cometido en el pasado neoliberal, enfangado con la presencia de la mafia del poder. Hoy tiene el poder de intervenir cuentas bancarias.
Ese pasado durante el cual él se formó, del cual abrevó ideología y manera de ser; ese proyecto al que sirvió desde dos atalayas fundamentales para el orden de la sociedad: la procuración de justicia y la formación de especímenes para servirla, desde la escuela judicial o de jueces.
Sugiero al procurador del buen comportamiento fiscal y financiero que lea El Reino, ensayo donde Emmanuel Carrére asume su desafío:
“En verdad, en verdad te digo:
cuando eras joven tú mismo te ceñías la cintura
e ibas a donde querías;
pero cuando seas viejo, extenderás las manos
y otro te la ceñirá y te llevará a donde tú no quieras”.
“Pienso que detrás de cada conversión de Cristo hay una frase y que cada cual tiene la suya, hecha para él y que le espera. La mía fue ésta. Al principio dice: abandónate, ya no eres tú el que guías, y lo que cabe considerar una abdicación puede considerarse también, una vez dado el paso, un inmenso alivio. Esto se llama abandono y yo no aspiraba a otra cosa. Pero añade: eso a lo que te abandonas, aquel al que te abandonas te llevará a donde no querías ir. Esta parte de la frase era la que se me dirigía más personalmente. No la entendí bien, ¿quién podría entenderla?, pero tuve una certeza oscura de que iba destinada a mí. Era lo que yo más quería en el mundo: que me condujeran a donde no quería ir”.
Desde la perspectiva política y de poder, ¿puede hacerse con toda una nación? Para eso habría que formarla y convertirla. De ahí la prédica matutina. Pero ojo, hay diferencias. No es lo mismo convertido que converso. Santiago Nieto es lo segundo.
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@OrtegaGregorio