Joel Hernández Santiago
En unos cuantos meses, casi un año, los seres humanos pasamos de la ignorancia a la incredulidad y luego al temor, al miedo, al pánico, a la tristeza, el dolor, el pesar, la angustia y para muchos, también, la indiferencia.
2020 ha sido un año excepcionalmente trágico y tristemente célebre, diría el lugar común, que no por ser común deja de ser cierto: La pandemia llegó cuando todos estábamos en los dimes y diretes de toda la vida, del si Songo le dio a Borondongo o si Borondongo le dio a Bernabé…: todo, como siempre, como si nada, aunque pasara todo en nuestro entorno político y social…
De pronto nos dimos cuenta de que somos humanos, frágiles y mortales. Capaces de resguardo por miedo o por sobrevivencia; como también –otros- de manipulaciones, mentiras, contradicciones y engaños, en nombre del “todo está bien, aquí no pasa nada”…
Y se atizó la falsa sensación de invulnerabilidad y de que primero está mover a la economía para evitar una crisis aún mayor que la vida humana. Así de contradictorios los seres gobierno.
Día a día vimos cómo se agravaba la situación. Cómo en muchas partes del mundo gobiernos intentaban evitar el mayor número de contagios para impedir muertes de su gente. De pronto las cosas parecían fuera de control y se pasó a un estado de Seguridad Nacional para muchos.
Los servicios médicos estaban dispuestos, pero en algunos casos éstos han sido insuficientes y la consecuencia fue la falta de atención oportuna y con poca posibilidad de evitar quebrantos.
Muchos doctores-doctoras-personal médico-apoyo a la salud, han fallecido en la lucha por evitar dolores humanos y salvar vidas. Jornadas exhaustivas. Interminables. Dolorosas. Para estar ahí, junto, y serla mano buena que ata a la vida…
Muchos hay que no merecen el título: también es cierto. Para los honorables, para los del “todo estará bien” y la sonrisa cargada de esperanza, los que lucharon y luchan: Honor eterno para ellos.
Un gran número de científicos en todo el mundo comenzó a buscar la solución; la medicina que enfrentara la pandemia; el antídoto; el producto maravilloso que parara los contagios y los decesos. Trabajaron al extremo y con la expectativa de hallar la luz al final del túnel.
Centros de investigación científica y laboratorios en el mundo se lanzaron a la gran gesta histórica: el encuentro de la inoculación salvadora. Fueron muchos los anuncios de que por aquí o por allá estaban conociendo fórmulas y viendo posibilidades; al paso de las semanas algunos aventuraron a decir que ya tenían la solución, aunque no lo era tanto…
Comenzó una carrera entre distintos países por conseguir la medicina indispensable. Muchos laboratorios comenzaron también su propia competencia, porque saben que quien la obtenga primero será el beneficiario de la compra por millones del antídoto.
Rusia anunció su vacuna Sputnik que adelantaba a otras; AstraZeneca en el Reino Unido adelantaba también; Moderna en Estados Unidos avisó que estaba a un paso… Y se hacían pruebas, una, dos y nivel tres, que era el nivel superior para garantizar que no habría consecuencias fatales por la inyección…
El gobierno de México en principio apostó por AstraZeneca, aunque a mediados de noviembre ésta informó que algunas de las pruebas que hizo fueron fallidas. Al tiempo, Pfizer anunció que la suya estaba lista. Que había 95 por ciento de efectividad en sus resultados y que, aunque requiere alto grado de enfriamiento y la aplicación de dos dosis para hacerla efectiva, que ya estaba lista…
Y está lista la de Pfizer. Hace apenas unos días en el Reino Unido comenzó a aplicarse y los gobiernos de Canadá, Arabia Saudita, Bahréin, México y por último EUA ya la han aprobado. Anuncian algunas restricciones como el ser alérgicos a los componentes de la vacuna o ciertas reacciones propias de su aplicación en algunas personas…
Pero lo cierto es que ya está ahí. Aunque no está aquí. Todavía falta tiempo para que llegue a México, que está en la lista de los compradores, pero no en la primera línea de ésta. Se sabe que hubo un retraso en la toma de la decisión para adquirirla.
Una vez aprobada llegará la primera dotación –dice el gobierno mexicano- en diciembre; que de inmediato se aplicará al servicio médico que está en el frente de batalla contra la enfermedad y luego, en enero cuando comience a llegar poco a poco el resto, se vacunará a quienes falten del servicio médico y enseguida –febrero- a mayores de sesenta años…
Y así en adelante. Ahí está la esperanza. Ahí está lo que puede ser la solución. Ahí está lo que el hombre puede conseguir cuando se lo propone, que es ayudar y salvar vidas; ahí está la ciencia a disposición del ser humano, siempre tan necesaria-indispensable…
Mientras tanto el bicho está ahí, aun; al momento ya ha costado más de 114 mil vidas en México. Mientras tanto una multitud de necios, indolentes, irresponsables salen como Pedro por su casa, pensando que son invulnerables y los servicios médicos están saturados…
¿A quién culpar por esto? ¿A quien dijo que no pasa nada? En fin. La luz al final del túnel es cada día más nítida. Ojalá. Ojalá que sea para el bien de todos: de la humanidad. Luego vendrán los días de recapitulación, de cargos y abonos; de deberes y no deberes; de errores y mentiras… Eso luego… Más tarde…