Café turco. Baño turco. Y el Protocolo de Estambul. Sólo los dos primeros debieron atrapar la atención de Felipe Calderón quien solo –descontando a los ocho escoltas que le acompañaban– hizo turismo en la capital de Turquía durante este fin de semana.
Sin su esposa Margarita Zavala. Sin sus hijos que aún deben estar en clases pues aún no concluye el ciclo escolar, el ex ocupante de Los Pinos disfrutó de algunos días de descanso, entre nubes de húmedo vapor –inmejorable receta para atenuar los efectos de lo que en Estados Unidos llaman hangover y aquí decimos cruda– y sorbos de café, mientras en México sus cada vez menos fieles –Cordero, Lozano, Gil, la hermana, la sobrina– se mostraban incapaces de defender lo que queda de la plaza calderonista.
Santa Sofía, la Mezquita Azul, el Palacio de Topkapi, el Gran Bazar y la Mezquita de Süleymaníye muy seguramente atrajeron la atención del viajero, al tiempo que en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión se aprobaba –22 votos a favor, 8 en contra– la solicitud de permiso para recibir y usar la condecoración de la Orden del Mérito Civil, en grado de Collar, que le confirió el reino de España. ¿Mérito Civil? Discutible, pero…
Calderón en la capital de Turquía. Si, justo ahí donde, en el 2000, bajo el auspicio de Naciones Unidas, viera la luz el Manual de Investigación y Documentación Efectiva sobre Tortura, Castigos y Tratamientos Crueles, Inhumanos o Degradantes. El Protocolo de Estambul, como se le conoce.
El Protocolo que debería aplicarse a Calderón, ya que es el que obliga a los gobiernos a investigar y documentar los incidentes de tortura y otras formas de maltrato, y castigar a los responsables de manera comprensiva, efectiva, tácita e imparcial. Y con Calderón ocupando Los Pinos sí que se ejerció la tortura en los centros de detención. Sí que hubo maltratos. Independientemente de la tortura que para la mayoría fue tolerar su ocupación militar de la residencia presidencial, a la que no llegó por la mayoría del voto ciudadano, sino por un fallo fallido de un Tribunal Electoral.
26 MIL DESAPARECIDOS
Casi permanentemente, Amnistía Internacional (AI) ha dado cuenta de que durante la fallida Administración de Felipe Calderón cerca de 70 mil personas fueron asesinadas en hechos presuntamente relacionados con el crimen organizado y otras 26 mil están desaparecidas, amén de incontables violaciones a los derechos humanos que van desde ataques y amenazas contra periodistas y defensores de derechos humanos, hasta secuestros y extorsiones a migrantes, tortura, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y uso excesivo de la fuerza.
Y aun cuando AI acepta que la actual administración ha reconocido el problema, la situación no ha cambiado, puesto que no se ha establecido el paradero de los desaparecidos y tampoco se han tomado acciones concretas con respecto a la prevención y sanción de la tortura, tema del que se habló en campaña y hasta ahora no ha sido retomado.
Además, otro de los puntos pendientes son las acciones en torno a los recurrentes ataques contra los derechos humanos de los migrantes, así como de sus defensores, quienes se enfrentan a violencia y extorsiones en su paso por México hacia los Estados Unidos.
En muy buena medida, el turista Calderón es responsable de tan desastrosa situación. Es la herencia maldita que ha dejado a quienes ahora gobiernan y, peor, a una sociedad agraviada por el despilfarro de recursos públicos en un jueguito bélico que no resolvió, pero eso sí, agravó el problema del narcotráfico y el de la violencia que le es inherente.
En días recientes, Daniel Zapico, representante de AI en nuestro país, presentó el informe anual de actividades de esta organización y ahí parodió palabras atribuidas a Einstein: Si la estrategia para combatir al crimen organizado es la misma que la aplicada durante el sexenio de Calderón, dijo, es muy difícil que el resultado sea diferente.
Y eso lo dijo por el operativo recién implementado en Michocán. Calca fiel de los ordenados en el sexenio pasado.
México, ahora mismo, en problemas.
Mientras Calderón se da baños turcos, bebe orta –café turco, pues–, y se acuerda lo menos posible de los contenidos del Protocolo de Estambul.
Índice Flamígero: Y mientras, en San Pedro Garza García, el viernes, la señora Margarita Zavala impartía una charla a adolescentes en la que, entre otras cosas, decía que su esposo, Felipe Calderón, había sacado a México de la crisis. Pero también advertía, que “… cuando no nos hacemos responsables de lo que pasa en el salón, en la familia, en la escuela, en la comunidad, en nuestro país, tampoco vamos a promover mucho el perdón, cuando hablamos de responsabilidad hablamos de responsabilidad personal y social”.
–y tambien le habra entrado al “arak” don Paco ??? todo con el poder de nuestra firma. Viva Mexico…Ca..ramba.