La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Parajoda salomónica: que demanden a Pfizer por actos anticipados de campaña
Está comprobado, ni en las circunstancias más complejas hay generosidad política entre los gobernantes mexicanos, la premisa prevaleciente es la de aniquilarse mutuamente.
Es lo que ocurre con la vacuna contra el COVID19, que aún sin haber llegado la primera dosis, ya existe una disputa entre la federación y los gobernadores de la alianza federalista.
El punto central, aunque quieran ocultarlo, es competir por ver quienes ‘se cuelgan la medalla’ por llevar a cabo la inoculación masiva, a lo largo y ancho del país.
La 4T, anuncia que el proceso será por etapas (elemental mi querido Watson) y los gobernadores aliancistas, señalan que hay riesgo de que se privilegie a las entidades amigas de YSQ en la distribución del remedio, es decir, suponen que los dejarán a lo último.
En este sentido, mandan una misiva, solicitando les autoricen la compra del medicamento.
La respuesta, en voz del propio presidente López Obrador, consiste en asegurar que lucrar con la aplicación de la vacuna sería algo mezquino, pero cuando habla de permitir que gobiernos estatales adquieran sus respectivos lotes, los acusa de politiqueros y de buscar hacer negocio con las trasnacionales.
En medio de la confrontación, se encuentra la sociedad en su conjunto, misma que por la verticalidad en la toma de decisiones, es ignorada por completo.
Lo correcto, es que los dos bandos sumaran recursos para ganar tiempo, pero no, hacerlo, implica reconocer la importancia del otro y eso, en temporada electoral, es mucho pedir.