Javier Peñalosa Castro
De nueva cuenta, Enrique Peña Nieto y el grupo de inútiles en que se apoya tratan de mantener a flote lio que queda de la nave que entre Fox, Calderón y ellos mismos se han empeñado en exhar a pique. Esa embarcación que fue construyéndose a lo largo de casi dos siglos de vida independiente, y que tuvo un elevadísimo costo de vidas, en episodios como la Guerra de Independencia, la Revolución Mexicana y algunos otros enfrentamientos y escaramuzas, como la Guerra Cristera y la llamada Guerra Contra el Narcotráfico, declarada inútilmente por el megalómano Felipe Calderón, y cuyo saldo ha sido de más de 150 mil muertos de 2007 hasta nuestros días.
Palos de ciego a los avisperos
Apenas la semana pasada, Peña Nieto y sus cercanos dieron la orden de trastocar la iniciativa “tres de tres” para quitar eficiencia a la eventual fiscalización de los bienes de los servidores públicos e incluir a los empresarios y a otros particulares. El numerito causó tal revuelo —particularmente entre los empresarios, tradicionales socios y aliados de los políticos mexicanos— que dicha modificación no se publicará como fue aprobada.
Por lo pronto, se había dicho que habría algún anuncio de Peña sobre este asunto, pero finalmente éste estuvo a cargo de un segundón: el Consejero Jurídico Humberto Castillejos, quien anunció que no se promulgaría lo aprobado y se enviarían observaciones al Congreso.
El anuncio de Peña se canceló debido a que acudió a La Habana para atestiguar la firma de los acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de aquel país. Cabe aclarar que, pese a la rica tradición diplomática de México en este campo, y a logros como los del Grupo Contadora para la pacificación de Centroamérica, Peña acudió como mero convidado de piedra, pues entre Fox, Calderón y él, han dado al traste con el enorme activo político que representó para los gobiernos mexicanos la política exterior.
Tras la represión, aparente afán negociador
Otro avispero apaleado por la caterva de subnormales que nos desgobierna fue el de la disidencia magisterial.
Desde que fue entronizado en la SEP, el Niño Nuño se ha revelado como ignorante de la educación pública y ha tratado de imponer por la fuerza una reforma administrativa a la que trata de hacer pasar por una reforma educativa (como si los maestros o la ciudadanía nos chupáramos el dedo).
A ello se suman la arrogancia, la suficiencia y la falta de sensibilidad de este improvisado que cree que por el solo hecho de ser uno de los consentidos de Peña puede hacer y deshacer a voluntad sin tener en cuenta la más elemental definición de la política, que entiende a esta actividad como “el arte de negociar”
Tras la represión, llamado a la mesa
Primero fue la aprehensión de dirigentes de la disidencia magisterial. Luego vino el enfrentamiento armado con saldo de nueve muertos, que se dio en Nochixtlán, Oaxaca, en medio de una sarta de mentiras proferidas para tratar de cubrir la represión armada por parte de las fuerzas policiacas. En tanto, el Niño Nuño se mantuvo “montado en su macho” de no negociar con la dirigencia de la CNTE.
Sin embargo, el conflicto se salió de madre y fue a dar a la oficina de Osorio Chong, con lo que, de entrada, se abre una pequeña válvula para restar presión a una caldera que parece a punto de estallar, y si bien el fondo del asunto no ha sido solucionado, al menos es posible abrigar alguna esperanza.
Habrá que ver si Peña tiene la sensibilidad suficiente para retirar a Nuño del encargo que recibió pues, a ojos vista, le queda demasiado grande el saco. Sin embargo, no habrá que abrigar muchas esperanzas, pues parece ser uno de sus preferidos.
Nuevo atentado contra los derechos humanos
En tanto que Peña y sus validos han ofrecido investigar a fondo los hechos de sangre de Nochixtlán, en organizaciones internacionales cobra fuerza el clamor de que se investiguen crímenes impunes como las matanzas de Iguala, Tlatlaya y Tanhuato, y que se exija a quienes están en el poder que la justicia no quede en meras declaraciones y, en el mejor de los casos, buenas intenciones.
Lo peor del caso es que el talante represor de este régimen ni siquiera es consistente, y después de los disparos viene la invitación a negociar.
¿Quién manda aquí?
De la economía, mejor no hablamos. Andan por ahí nuestros funcionarios atribuyendo a un sinnúmero de causas —todas externas, claro— el pésimo desempeño de las finanzas nacionales y la falta de resultados de las llamadas reformas estructurales que, según prometieron, nos llevarían al Primer Mundo en no más de 20 años.
Lo que preocupa más seriamente es la falta de aquello que tanto presumían los viejos políticos: rumbo y mando. Se sienten los rigores de los golpes de timón dados a diestra y siniestra por quien debiera conducir el barco, la falta de claridad en las decisiones que deben tomarse y de la firmeza requerida para lograr que se lleven a cabo.
En suma, es grave ver cómo este puñado de chivos causa graves destrozos en la cristalería del País, pero, peor aún, que no hay quien minimice los daños y los conduzca, con la habilidad de un pastor medianamente eficiente, para que cesen los destrozos.