Desde hace algunos años, México se ha convertido en el centro de operaciones para diversas mafias, que trabajan en total impunidad con organizaciones para poder traficar con drogas, armas, gasolina, tabaco y otros mercancías, y aumentar sus ganancias y poderío con una amplia red de actividades ilícitas que incluyen homicidios, fraudes, extorsiones y secuestros.
La más conocida en México es la mafia de la droga, que a través de grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), la organización criminal más peligrosa y con mayor presencia en la actualidad -27 de las 32 entidades en el país, se consolidó como uno de los principales proveedores de narcóticos en Estados Unidos, Europa y otras regiones del mundo.
El Cártel de Sinaloa (Sinaloa), La Unión Tepito (Ciudad de México), Guerreros Unidos (Guerrero) y La Nueva Familia Michoacana (Michoacán) son otras células que, además del narcotráfico, azotan al país por la violencia que ejercen para cometer otros delitos como el robo o el tráfico de armas y personas.
Incluso, existe un fuerte y conocido vínculo entre la mafia calabresa (La ‘Ndrangheta), la mayor organización criminal a nivel internacional, y los cárteles mexicanos -quienes también adoptaron el modelo italiano del “tráfico de empresas” con la creación de compañías fantasma para lavar dinero- para consolidar el contrabando de cocaína, desde América Latina hasta Europa.
En el caso de las armas, oficinas públicas del gobierno estadounidense han reconocido que gran parte de las armas del narco llegan ilegalmente del lado norteamericano (200 mil anualmente, estima la Secretaría de Relaciones Exteriores), aunque también hay un flujo importante de armamento de variado calibre que proviene de Centroamérica y Asia.
Otra de las mafias más populares y con mayor crecimiento en la última década (868%) es la del huachicol, dedicada al robo de hidrocarburos. Desde el año 2000, a través de sobornos o amenazas a los empleados de Petróleos Mexicanos (Pemex), el huachicoleo ha causado pérdidas millonarias al erario público en la última década (hasta 60 mil millones de pesos anuales, estima el presidente Andrés Manuel López Obrador).
Para poder operar y proliferar su “negocio”, los miembros de esta amplia red delictiva buscaron la participación activa de José Antonio Yépez Ortiz “El Marro” y su Cartel de Santa Rosa de Lima, generadores de violencia en Guanajuato, entidad que llegó a aportar hasta el 30% de homicidios diarios a nivel nacional. Hoy, Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho” (cabeza del CJNG), Roberto de los Santos de Jesús “El Bukanas”, Antonio Valente Martínez Fuentes “El Toñín” y Óscar García Téllez “El Loco Téllez” son los huachicoleros más buscados.
De unos años a la fecha, el mercado ilegal del tabaco también se ha convertido en uno de los negocios más redituables para el crimen organizado en el mundo, incluido México, país con alta demanda a nivel mundial por los cigarros de contrabando, señala la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).
Por ahora se tiene detectado a un grupo, presuntamente encabezado por Carlos Alberto Cedano Filippini y su familia, que pretende acaparar y controlar la venta de cigarrillos; hoy el Cártel de Tabaco, arropado por el CJNG, opera con total libertad y violencia en varios estados de la República Mexicana.
Mafias extranjeras también predominan
La Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol, por sus siglas en inglés) ha reportado que las mafias china y japonesa comandan el Cártel de la Totoaba, el cual ha traficado por años con el pez endémico del alto Golfo de California, que se está en peligro de extinción, pero es muy valorado en el mercado asiático por su vejiga natatoria (“buche”), a la que se le atribuyen propiedades curativas.
Por otra parte, además de la mafia ucraniana que se encarga del tráfico ilegal de personas a Estados Unidos, en el norte del país operan los Yakuza con “La Mafia Fukinesee-Snakeheads”, un grupo nipón encargado del tráfico de la población china a Estados Unidos, a través del territorio mexicano.
En 2019, también fue descubierta una célula rumana en Cancún, Quintana Roo, dedicada al fraude cibernético, robo de información y clonación de tarjetas bancarias. En ese mismo año, tras el asesinato de dos personas en la Plaza Artz, autoridades de la Ciudad de México detectaron a un grupo de Israel que se dedicaba al narcotráfico y el secuestro, además de la operación de casinos en la capital.