C O N T R A P O D E R
JUAN ANTONIO TORRES
La otrora maquinaria electoral, el Partido Revolucionario Institucional, en los comicios electorales del próximo 6 de junio se juega, aunque suene exagerado, su registro, no solo en el contexto nacional, sino en el espectro de la vasta entidad norteña.
Son podría decirse las vueltas que da la vida.
En el 2016, era el partido en el poder.
Se le acababa el poder al parralense, César Horacio Duarte Jaques, quien había aprovechado al máximo las excelentes filias y la turbia protección que le dispensaban, no solo el inquilino de
Los Pinos, el mexiquense, Enrique Peña Nieto, sino la mayoría de los secretarios de Estado, entre los cuales destacaba, el operador financiero de esa nomenclatura, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, por citar algunos del primer círculo.
La corrupción, el tráfico de influencias, el nepotismo, la protección descarada a los carteles de la droga, los cochupos a los medios de comunicación impresos, digitales, televisivos, radiofónicos, eran del dominio público, todo ello, con el propósito malsano y perverso de acuerpar al delfín duartista, el ex edil de Ciudad Juárez, Enrique Serrano Escobar, para blindarse en su salida, dejando un candidato a modo.
Duarte, además repartió dinero a manos llenas a las agencias de consultoría como Mitovsky, Roy Campos; El Gabinete de Comunicación Estratégica, del neocasagrandino, Liébano Sáenz Ortiz, al periódico, Reforma, así como a El Universal de México, y desde luego a agencias de consultoría locales, que brotaron como hongos, a las que “se aleccionó”, sin olvidarnos de los rotativos locales, como, El Pueblo, propiedad de Ildefonso Chávez; El Heraldo de Chihuahua, y la cadena de los Diarios, los portales digitales, Tiempo, del putrefacto, “doctor” Felipe Fierro; Omnia, propiedad del tenebroso, Antonio Payán Gómez; Entre Líneas, de Edgar Prado y el chilaquil, César Cruz; La Opción de Osbaldo Salvador Ang, para que todos alineados, generaran una inercia del inevitable triunfo del abanderado del tricolor, Enrique Serrano.
Otras agencias y medios de exigua credibilidad, cayeron presas de los cánticos de sirena, que luego se volverían cánticos de culebra en su contra. Cuando, el candidato que todos daban por perdido, o sea, el panista, Javier Corral Jurado, de entre las cenizas, como el Ave Fénix, les daría la sorpresa de su vida, llevándose un inesperado triunfo, que resonaría a lo largo y ancho no solo de Chihuahua, que ya es mucho decir, sino de todo el territorio mexicano.
Solo una agencia, no se manchó ni las manos, ni su credibilidad, mucho menos, su respetabilidad:
IPC Estadística, propiedad de Imagen y Publicidad Consorcio, S.A. de C.V.
O sea, nuestra agencia, propiedad de quien esto escribe.
Nos quiso avasallar con su inocultable poder el putrefacto ex gobernador y sus compinches, y nos terminaron pelando los dientes…
El PRI, se desmoronó, sufrió la mayor derrota de su vida. Entregó además, los bártulos del poder en la mayoría de las alcaldías importantes como Juárez, Chihuahua, Cuauhtémoc, Delicias, Hidalgo del Parral, solo tuvo la suerte de ganar, en alcaldías de la alta serranía, como Guadalupe y Calvo y Guachochi. La mayoría en el Congreso del Estado, se las arrebató el blanquiazul.
Fue una madriza que no se esperaba el hampón que despachaba en el palacio de gobierno, con cachucha de “servidor público” cuando en los hechos era un asaltante acompañado de una gavilla de bandoleros que cobraban, ¡pero bien!
Sin olvidar o soslayar a sus corifeos, o acólitos, atrincherados en los medios de comunicación, a los que en menos de seis meses, se les vendría la noche, al ser exhibidos por lo que les pagaban en la administración duartista, por no publicar ni la más mínima nota, sobre la hedionda podredumbre que destilaba todo el aparato burocrático.
Hoy, casi 5 años después, gracias a los asaltantes con nombre y apellido, Enrique Peña Nieto, César Duarte Jaques, y a sus múltiples trastupijes y latrocinios, cometidos en el sexenio pasado, el PRI, se juega literalmente, su registro como tal.
Ya no solo enfrentará a las huestes del PAN, sino a las hordas del partido del Mesías Tropical, que despacha en el palacio nacional, que para su desgracia, ha sido una terrible decepción, pero que tiene a su favor, el aparato de la 4T, que ahora se le conoce como la Cuarta Decepción.
Ubicado en el tercer lugar de las preferencias electorales, la otrora aplanadora, tiene a su favor, que cuenta con una fuerte estructura territorial, con la que no cuenta Morena, ni el mismo PAN.
El PRI, no tiene a su favor ni la administración estatal, ni la federal, como lo tuvo antaño. Pero lo peor, es que el ciudadano de a pie, ya no les cree ni el bendito.
La virtual candidata a gobernadora, la ex secretaria general de gobierno en los malsanos tiempos del duartismo, y ex senadora por la via plurinominal, Graciela Ortiz González, le cayó la nominación por una cuestión de equidad de género, y no porqué haya sido la mejor precandidata al gobierno de Chihuahua.
No ha ganado ni una sola vez un puesto de elección popular. Está invicta, en sentido inverso; las 3 veces que ha sido candidata a diputada local -2- y una federal, las ha perdido todas.
En ese contexto, el nuevo líder estatal de ese instituto político, Alejandro Domínguez, perdió de manera contundente las elecciones en el 2018, para presidente municipal de la ciudad de Chihuahua, frente a la hoy cuestionada alcaldesa, la panista, María Eugenia Campos Galván, La Maru Chan..
O sea que los perfiles de ambos personajes no generan las mejores inercias, dados sus antecedentes, pero además el sello duartista, que los perseguirá por el resto de sus vidas, y que para su desgracia se les notará más, cuando el parralense, sea extraditado a México, lo más probable, antes que termine el mandato del inefable inquilino de palacio de gobierno, El Talegas, a quien repudian la mayoría de los chihuahuenses bien nacidos.
¿Estará en esa misma tesitura, la Primera Dama? Cinthya Chavira de Corral.
¿Será cierto, que ya viven en casas separadas?
Es lo que se rumora no solo en los corrillos del palacio de gobierno, sino por doquier.
Se repetirá la historia de lo que vimos entre Enrique Peña Nieto, y su ex esposa, Angélica Rivera, La Gaviota…
Ya lo veremos…..