La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Todos son cochinos, la competencia es por ver quién es el más trompudo
Al margen de cuales sean los resultados del proceso para la selección de candidatos a alcaldes, el PAN veracruzano saldrá fracturado por una razón: ninguno de los grupos cede.
Además, tal mezquindad colectiva no se debe a que defiendan el bien común (que tanto pregonan), sino que, se remite a proteger los intereses fácticos de los clanes en disputa.
Hay tres tribus principales en el albiazul estatal: los Yunes del estero, los Rementería y ‘el chapito’ Guzmán y las mismas, se han convertido en una oficina familiar de colocaciones.
Ajenos a los principios de Gómez Morin, estos personajes sólo buscan repartirse las candidaturas en forma patrimonialista, al más puro estilo dinástico de las monarquías y aunque pueden argumentar que la ley no lo prohíbe, es un asunto de ética política.
Así pues, Migue Ángel Yunes Linares quiere que su hijo Miguel Ángel sustituya a su hermano, Fernando Yunes Márquez, en la alcaldía de Veracruz y de ahí ir por el 2024.
Por su parte, el senador Julen Rementería, pretende a su hijo Bingen en la señalada municipalidad, para después él buscar la gubernatura y tener el bastión controlado.
Por lo que toca al líder estatal, Joaquín Guzmán Avilés, ha sido alcalde de Tantoyuca, igual que sus hermanos (las diputaciones locales y federales también son trofeo de caza del cacique huasteco) y su meta es llegar al Senado en el 2024 haciendo equipo con Julen.
Insistimos, no están impedidos, no obstante, el principio que mantiene estables los equilibrios internos de un partido es aquel que dice: el que ya bailó que se siente. Allá ellos.